Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig
Pero incluso con sus favoritos, el destino no siempre se muestra magnánimo. Rara vez conceden los dioses a los mortales más de una hazaña única e imperecedera.
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Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig
Pero incluso con sus favoritos, el destino no siempre se muestra magnánimo. Rara vez conceden los dioses a los mortales más de una hazaña única e imperecedera.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Leía con un ensimismamiento tan impresionante que desde entonces cualquier otra persona a la que yo haya visto leyendo me ha parecido siempre un profano.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
«Pero poco a poco este mundo, desengañado por su propia demencia, sabe que de todas las atrocidades y abusos criminales de esta guerra ninguno ha sido más absurdo, más infundado y, por lo tanto, menos disculpable desde el punto de vista moral que la detención y confinamiento tras alambradas de espino de civiles desprevenidos»
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Veinticuatro horas en la vida de una mujer de Stefan Zweig
no existía, pues, ningún otro testigo contra mí que mi propio recuerdo.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.
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Américo Vespucio: Relato de un error histórico: 94 de Stefan Zweig
Año 1000. El mundo occidental está sumido en un sueño profundo y pesado. Los ojos están demasiado cansados para permanecer abiertos y vigilantes; los sentidos, demasiado exhaustos para actuar llevados por la curiosidad. (cap. 2 "El contexto histórico")
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
si me llamaras cuando ya estuviera reposando en mi lecho de muerte, tendría la fuerza suf i ciente como para levantarme e ir hacia ti.
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
Entonces su mirada se posó en el jarrón azul que tenía ante él, encima del escritorio. Estaba vacío, por primera vez desde hacía años estaba vacío en el día de su cumpleaños, y se asustó: fue como si, de repente, se hubiese abierto una puerta invisible y un golpe de aire frío hubiera penetrado desde el más allá en su tranquila habitación. Sintió a la muerte y sintió un amor inmortal: algo le atravesó el alma y pensó en aquella mujer invisible, etérea y apasionada como el recuerdo de una lejana melodía.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
En cualquier oficina pública cuando se presentan semejantes apuros, ante los que no se sabe que hacer, suele uno decidirse casi siempre por abrir un expediente. Un expediente siempre está bien. Si no sirve para nada, no importa.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los sere humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y El olvido.
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Novela de ajedrez de Stefan Zweig
Pero ¿cómo una fama tan rápida no iba a nublar una cabeza tan vacía?
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Novela de ajedrez de Stefan Zweig
Como todas las naturalezas tenaces, no tenía ningún sentido del ridículo.
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
No me reconociste, ni entonces ni en ningún otro momento, nunca me has reconocido.
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Novela de ajedrez de Stefan Zweig
El reloj para que no pudiese medir el tiempo, el lápiz para que no pudiese escribir. El cuchillo para que no pudiera abrirme las venas.
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
Discúlpame, tenía que dejar gritar a mi alma sólo una vez, en esta hora en la que mi hijo yace aquí, muerto y abandonado. Sólo he necesitado hablarte esta vez; después volveré a mi tenebrosidad, como siempre, muda, tan muda como siempre lo he sido a tu lado
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Miedo de Stefan Zweig
La pasión que le embriagaba mientras lo escuchaba tocar el piano, le resultaba inquietante cuando se entregaban al amor.
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Miedo de Stefan Zweig
Le había hecho levantar los ojos del piano y aquella primera mirada se poso en ella.
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
... pensar en el amor o simplemente un flirteo con otra persona que no fueras tú se me hacía tan incomprensible, tan inimaginable, que sólo la tentación me hubiera parecido un delito.
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?