Este no era el plan
Aura, una joven abogada de Madrid, sabe que su vida no se parece en nada a una comedia romántica, que estaría bien, pero se conforma con un trabajo en el que a veces no se la considera del todo, la soltería con citas por internet y, eso sí, un grupo de amigas fantásticas con las que compartir lo que viene a contarnos hoy aquí. Sus desastres, sus cinco desastres.
Así comienza la narración con nuestra protagonista encerrada en un baño para huir de una cita desastrosa. Su vida amorosa anterior no ha sido en sí un desastre, sino algo desalentadora: dos novios y dos fracasos que se debieron a eso que llamamos «cosas de la vida». Una llamada de teléfono le ayuda a salir de esa situación, pero ante las impertinencias de su cita ella le deja una cosa muy clara. A ella no le van amedrentar con tonterías. Aura es una mujer fuerte. A partir de aquí la historia se lanza con la salida del grupo de amigas (Raquel, Susana, Elisa y Zoe) por los bares de Madrid una noche cualquiera. En ella conocerán a un grupo de chicos (Leo, Juanjo y Bosco), que no las dejará indiferentes.
Cuando comencé la lectura conjunta no sabía qué libros había escrito Marta, supe de este por Eva y la sinopsis no dejó de llamarme la atención. Generalmente soy escéptica con la novela romántica, hay tantas cosas que se pueden contar mal en este género, a las que se les puede sacar punta, que siempre encuentro algún pero. En este caso no.
La historia de Aura y Leo, junto con la del resto de los personajes, me ha supuesto un antes y un después en el género y literariamente hablando, creo que es uno de los mejores libros que he leído desde enero. Puede parecer exagerado, pero os puedo asegurar que la vida de Aura, esa exposición de su fracaso vital, está narrada de una manera tan verosímil que llegó a ocupar una parcelita de mi mente durante la lectura.
Aura es una chica normal, de 37 años, que lo único que quiere es ser feliz. ¿Cómo? No necesita a un hombre, pero ella lo quiere y le gustaría emocionarse por estar enamorada. No le han ido las cosas muy bien en ese aspecto y, bueno, ahora se divierte con esas citas de una noche. Pero el drama de la novela no es este, el drama es todo aquello que ha sucedido y que está por suceder, bien a ella o a sus allegados, que no ha permitido a Aura ser feliz. Casos de maltrato, de bullying, enfermedades, miedos y huídas hacia delante. Todo eso que nos rodea.
De una manera muy original, para poder enfrentarnos a ello, Marta nos narra las historias de Aura que se ha decidido a presentarnos sus desastres. A esta voz testimonial en primera persona se le irán uniendo las diferentes voces de otros personajes, no creando una novela coral, ya que la protagonista es sin duda Aura, quizá hasta cierto punto Leo, pero sí multiperspectivista. Esto nos permite que los acontecimientos que se nos narran podamos conocerlos en su totalidad, confiriéndole una verosimilitud sin fisuras, porque querides estas cosas pasan de verdad. De una u otra manera lo que les sucede a los personajes, nos ha podido suceder a nosotros, por muy extraño o descabellado que parezca. Y como la vida no es solo drama, también encontraremos esas situaciones cómicas que jamás confesaremos que nos han pasado, pero nos han pasado.
La manera de escribir de Marta es cercana, sencilla y cargada de emoción. Consigue a través de sus palabras que el lector ría y llore a la vez, porque los personajes están ahí, están vivos y no queremos que sufran, queremos que todo les salga bien. No es una novela de vaivenes amorosos, es una novela que refleja el deseo que tenemos todos de que el plan nos salga bien. Pero como decimos, a veces, la vida cuesta.
Razón, pero sobre todo corazón
Otra de las cosas que más me ha gustado de la novela, ha sido el gran trabajo que ha hecho la autora en creación de personajes. A parte de que sus chicos físicamente alegran el día a una, debo reconocerle una cosa: no ha tenido miedo a ofrecernos a un tipo de hombre más realista en cuanto a la sentimentalidad. Sus protagonistas, femeninos y masculinos, lloran, sufren, tienen traumas y actúan en consecuencia a ellos. Creo que es vital para todos que se normalicen los sentimientos tanto en hombres como en mujeres. Nos ayuda a nosotras a eliminar un ideal erróneo y les ayuda a ellos para no tener que llegar a un estándar. Por otro lado, nuestra autora tampoco ha mostrado a mujeres perfectas, ni frágiles, ni desvalidas. La presentación de sentimientos en ellas es natural y consecuencia de sus vivencias. Pero tampoco peca en exceso, no serán mujeres que rechacen o desprecien al género masculino (bueno una un poco, pero ya veréis por qué), son mujeres independientes y fuertes, sí, pero que reivindican su derecho a tener pareja. Se valen solas, eso lo saben, pero quieren tener un compañero y eso no es nada que criticar.
Todos los personajes son increíbles, es cierto, Zoe, la hermana de Aura, es amor como Juanjo. Raquel es torrente de pasión y fuerza. Pero desde luego destacan sus protagonistas de los cuales me he enamorado por igual.
Aura es mucho más que sus renombrados desastres. La abogada es una firme defensora de los derechos de los más débiles, sean estos quienes sean. Se ha ocupado toda su vida de los demás y eso le provoca que, cuando a alguno de los suyos les pase algo, se culpabilice por no haber estado suficientemente atenta. Esta presión autoimpuesta la ha llevado a dejar de lado algunos aspectos de su vida sentimental, pero a cambio ha encontrado la felicidad plena con su familia, sus sobrinos y sus amigas. A nivel de personaje, Aura es muy especial, ya que Marta ha conseguido incorporar en ella rasgos de lo que adjudicaríamos a la masculinidad, sin que ella pierda un ápice de su feminidad. Ha conseguido que sus personajes no sean solo hombres y mujeres, sino personas antes que nada. Y creo que en ello reside la cercanía y la verosimilitud de la novela.
Leo, por su parte, es un personaje que me ha llegado muy hondo, quizá un poco más que Aura. Él ha cometido fallos en su vida, lo sabe, y sabe que no va a poder paliarlos. Esa es su carga y además es una carga que no puede compartir con nadie más. Esto, con el paso de los años, lo ha convertido en un tipo atento, paciente y cauto. Muy cauto. Esa cautela refleja el miedo a equivocarse, refleja el miedo a no saber identificar qué sucede a su alrededor. Pero cuando sabe lo que tiene que hacer lo da todo, tanto que abruma. Con él Marta ejemplifica, bajo mi punto de vista, el modelo de hombre que mencionaba más arriba. Aquel que se sale del estereotipo, siendo sincero, diciendo qué le duele y teniendo miedo y dejándose llevar de verdad.
Iba paseando por una calle de Madrid
Y me di cuenta de que era uno de los escenarios de la novela. No suelo ser efusiva en exceso cuando recomiendo un libro porque creo que todos los gustos deben ser respetados, pero es verdad que en esta ocasión creo que debo deciros que leáis la novela de Marta. ¿Por qué? Porque es una novela que engancha, que es sencilla y sincera, porque la autora la ha escritor y construido excepcionalmente bien.
Pero sobre todo porque no vais a encontrar una historia fácil, porque las lágrimas se os van a saltar en algunos momentos del libro, pero las carcajadas cómplices harán que los que están a vuestro alrededor levanten la cabeza. También, porque todos hemos tenido una amiga o amigo que, y nos hemos quedado alucinados con sus historias, pero sabemos que al pobre le pasan de verdad por muy escandalosas o escabrosas que sean. O hemos sido ese nosotros. Porque a todos se nos ha jodido el plan alguna vez y se ha convertido en un desastre y no sé vosotros, pero a veces viene bien saber que no hemos sido los únicos a los que las cosas no les ha salido bien. Porque, como dice un amigo mío, de todo se sale, pero mientras tanto vamos a ver la luz un rato y esperemos que Aura y Leo las cosas les salgan bien.
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