Scu. La Gaviota - El Jardin De Los Cerezos : 28 de Anton Chéjov
He comprado la finca donde mi padre y mi abuelo fueron siervos.
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Scu. La Gaviota - El Jardin De Los Cerezos : 28 de Anton Chéjov
He comprado la finca donde mi padre y mi abuelo fueron siervos.
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Scu. La Gaviota - El Jardin De Los Cerezos : 28 de Anton Chéjov
yo floto en un caos de fantasmas y sueños sin saber para quién ni para qué sirvo. No creo en nada ni sé cuál es mi vocación.
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Tío Vania / Tres Hermanas de Anton Chéjov
se casó con él cuando ya era viejo, entregándole su juventud, su belleza, su libertad y su esplendor...
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Relato de un desconocido de Anton Chéjov
Ella lanzó un grito y, haciendo frufrú con el vestido, corrió tras él
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El reino de las mujeres de Anton Chéjov
Le parecía que daría media vida y toda su hacienda solo por saber que en la planta de arriba había un hombre, la persona más cercana a ella en el mundo, que la amaba profundamente y la añoraba, y la idea de semejante cercanía, extática e inexpresable con palabras, turbaba su espíritu.
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KASHTANKA de Anton Chéjov
Una perra joven de color cobrizo, cruce de chucho con perro salchicha, que en el morro se parecía mucho a un zorro, corría para allá y para acá por la acera y miraba a su alrededor con desasosiego. […]. Recordaba perfectamente cómo había pasado el día y cómo había acabado en aquella acera desconocida. El día empezó así: su dueño, el ebanista Luká Alexándrych, se puso la gorra, se metió bajo el brazo un objeto de madera envuelto en un pañuelo rojo y gritó: - ¡Vamos, Kashtanka! |
Una Extraña Confesión de Anton Chéjov
Se diría que el lago dormitaba tranquilo, tal era la tersura de sus aguas. El ruido de los cascos de mi caballo no se sentía, parecía caminar sobre una alfombra.
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La dama del perrito de Anton Chéjov
Gúrov reflexionaba que en realidad, si se para uno a pensarlo, todo es bello en este mundo, salvo lo que nosotros mismos discurrimos y hacemos cuando olvidamos los fines supremos de la existencia y nuestra dignidad humana.
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Cuentos de Anton Chéjov
En Oreanda se sentaron en un banco, cerca de la iglesia, y estuvieron mirando el mar, allá abajo, en silencio... Sentado junto a una joven mujer, que a la luz del alba parecía tan bella, calmado y hechizado por aquel fabuloso decorado —el mar, las montañas, las nubes, el cielo abierto—, Gúrov pensó que, en esencia, si bien se piensa, todo es bello en este mundo, todo, salvo aquello que pensamos y hacemos cuando nos olvidamos del supremo sentido de la existencia, de nuestra humana dignidad.
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Cuentos de Anton Chéjov
Ayer me dieron una paliza. El amo me cogió de los pelos, me arrastró hasta el patio y me zurró con la correa porque meciendo la cuna de su bebé me quedé dormido en un descuido. La semana pasada la dueña me ordenó limpiar un arenque, yo empecé por la cola y ella lo cogió y se puso a darme en el morro con la cabeza del arenque. Los oficiales se ríen de mí, me mandan a la taberna a por vodka y me obligan a robar pepinos a los amos. El amo me pega con lo primero que encuentra. Y de comida no hay nada. Por la mañana me dan pan, al almuerzo, gachas, y para la cena, también pan.
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El reino de las mujeres de Anton Chéjov
En los presidios, en los albergues nocturnos y en las tabernas sólo hay pobres, mientras que las personas decentes siempre son ricas.
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El reino de las mujeres de Anton Chéjov
Miraba , escuchaba , no comprendía, sonreía con aire benévolo y se avergonzaba.¡ Qué extraño era alimentarse y recibir cientos de miles de rublos por un negocio que no entendía y era incapaz de amar!
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El reino de las mujeres de Anton Chéjov
Los comerciantes y especialmente sus mujeres, aman más a los pobres que a sus propios trabajadores .
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El reino de las mujeres de Anton Chéjov
Su mirada se posó sobre el paquete de billetes . "Estaría bien repartir mañana este dinero innecesario y repugnante entre los trabajadores, pero no conviene darles nada gratis, porque volverían a pedir
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El Jardin De Los Cerezos de Anton Chéjov
«Dios mío, tú nos has deparado los grandes bosques, los inmensos campos, los horizontes profundos; y, en nuestra calidad de habitantes de esta tierra enorme y prodigiosa, nosotros debiéramos ser gigantes…»
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El reino de las mujeres de Anton Chéjov
—Creo que una mujer joven y rica tiene que ser independiente, inteligente, elegante, valiente y un poco libertina. Usted, querida, no debe dejar pasar ni una ocasión, ni vivir como todo el mundo, sino saborear la vida, y un leve libertinaje es la salsa de la vida.
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Cuentos de Antón Chéjov de Anton Chéjov
Se os priva de todo, se os roba, y no solo no protestáis, sino que lo permitís y saludáis humildemente a los ladrones, con tal que vayan bien vestidos y parezcan señores...
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Cuentos de Antón Chéjov de Anton Chéjov
Estoy sirviendo a una causa injusta y vivo de lo que me pagan por engañar; no soy, pues, un hombre honrado. Pero yo, personalmente, no soy nada, no soy más que una partícula ínfima del indispensable mal social.
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Cuentos de Antón Chéjov de Anton Chéjov
Por miedo a la muerte muchos buscan un sustitutivo de la inmortalidad y se consuelan pensando que su cuerpo se perpetuará en una planta, en una roca, y hasta en una rana: ¡triste consuelo, que equivale a decirle a la caja de un violon roto que le espera un porvenir envidiable!
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LA DAMA DEL PERRITO Y OTROS CUENTOS de Anton Chéjov
Yo balbuceo algo incomprensible, porque, en verdad, no sé qué contestarle
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¿En qué año se publicó?