Cuentos de Anton Chéjov
Ayer me dieron una paliza. El amo me cogió de los pelos, me arrastró hasta el patio y me zurró con la correa porque meciendo la cuna de su bebé me quedé dormido en un descuido. La semana pasada la dueña me ordenó limpiar un arenque, yo empecé por la cola y ella lo cogió y se puso a darme en el morro con la cabeza del arenque. Los oficiales se ríen de mí, me mandan a la taberna a por vodka y me obligan a robar pepinos a los amos. El amo me pega con lo primero que encuentra. Y de comida no hay nada. Por la mañana me dan pan, al almuerzo, gachas, y para la cena, también pan.
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