Una Extraña Confesión de Anton Chéjov
Se diría que el lago dormitaba tranquilo, tal era la tersura de sus aguas. El ruido de los cascos de mi caballo no se sentía, parecía caminar sobre una alfombra.
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Una Extraña Confesión de Anton Chéjov
Se diría que el lago dormitaba tranquilo, tal era la tersura de sus aguas. El ruido de los cascos de mi caballo no se sentía, parecía caminar sobre una alfombra.
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