La segunda entrega de esta "magnífica" trilogía de Nueva York se me ha hecho rotunda y absolutamente más insoportable que la primera. En un alarde de imaginación sin parangón el autor nombra a sus personajes por colores consiguiendo que un servidor se cague en el arcoíris. Así nos encontramos al "maravilloso" detective azul, que fue entrenado por castaño, y que reside en un precioso apartamento ubicado en la calle naranja. Azul es contratado por blanco, para que imvestigue a negro mientras un humilde servidor ruega, desesperadamente, a todos los dioses para que alguien le quite el lápiz al "celebrado" escritor. Más aburrido que una foca en un orinal y al borde de competir en sonoridad con el ronquido del oso cavernario insisto en la autoflagelación que me supone seguir adelante con tan "brillante' obra. Resulta que blanco, paga mediante el giro de cheques a azul, por los informes que realiza de negro. Pero acontece que en las paredes del apartamento de la calle naranja, azul, pupilo de castaño, reflexiona sobre como se le escapa el tiempo, investigando la anodina vida de negro. Por absurdo que parezca blue se obsesiona y somete a 24 horas de vigilancia a Black, y lo peor es que, sin un ápice de piedad, nos lo cuenta. Consiguiendo: Que la foca se ponga a cantar la canción de "una sardina se balanceaba sobre el orinal de una moooosca" Que el oso cavernario duerma tres inviernos seguidos. Que castaño abjure de su "aventajado" alumno y tome forma de kiwi maduro. Que el alcalde de Nueva York, cambie los nombres de sus calles de colores a números. Que un servidor esté 26 horas al día bizqueando y sacando la lengua de forma incontrolada. Si la genialidad consiste en convertir el género policíaco en una novela introspectiva prefiero, sinceramente que me encierren en un manicomio, en especial, si Paul Auster es el máximo exponente. Para mi una novela excesiva donde no ocurre absolutamente nada. Eso sí, muy colorida. En parvularia enseñan los colores así. Genio y figura. + Leer más |
¿Quién dijo que un podcast no puede ser muy visual? Les traemos un episodio lleno de claves para cuidar de nuestro corazón y conectar con las personas que resuenen con nosotros mediante el arte. La escritora e ilustradora Amalia Andrade nos platicó sobre su experiencia con la sensibilidad y cómo descubre el dolor y la alegría en sus libros. Bogdan Ortega de editorial GG y Edwin Reyes Maya de revista Lee+ entrevistaron al divertido dúo del Grupo de Autoayuda de Dibujo: Iván Mayorquín y Raúl Pardo. En “Escucha para leer”, dramatizamos el cachito de una novela de Alice Oseman y, por si fuera poco, ¡regresan los anuncios clasificados! Además, honramos la memoria de Paul Auster con un pequeño homenaje.
Ponte cómodo, trae tus colores favoritos y mientras nos escuchas, deja salir al dibujante que vive en ti. ¡Dale play!
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Episode 88
May 16, 2024
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