¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?
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¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?
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Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.
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El atroz cometa de sangre, en su loca carrera, debió de golpear también, retumbando, la apartada y pacífica estrella alciónica de su mundo de los libros.
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Conocía cada planta , cada infusorio, cada estrella del cosmos perpetuamente sacudido y siempre agitado del universo de los libros.
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Allí perduraba, oculto en lo invisible como el clavo en la madera, una parte de mi propio yo hace tiempo soterrada.
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Leía con un ensimismamiento tan impresionante que desde entonces cualquier otra persona a la que yo haya visto leyendo me ha parecido siempre un profano.
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El atroz cometa de sangre, en su loca carrera, debió de golpear también, retumba do, la apartada y pacífica estrella alcionica de su mundo de los libros.
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¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?
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Cómo se sentaba allí, invariable e impertérrito, la mirada tras las gafas fija, hipnóticamente clavada en un libro.
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Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los sere humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y El olvido.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises