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Críticas sobre Al faro (20)
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SantiDelRod
 07 July 2023
Adentrarse a la narrativa de Woolf con este libro fue toda una experiencia. A diferencia de lo que estaba acostumbrado a leer, esta obra es toda una exploración psicológica que lleva a un nuevo horizonte la introspección. Convengamos que no es "El Ulises" de Joyce; o "En busca del tiempo perdido" de Proust, pero Woolf no tiene nada que envidiarles a estos dos escritores. al faro es una gran novela que debe ser valorada como una obra gigantísima dentro del mundo literario.

No podría hablar propiamente de "su historia" ya que, como tal, es simple: un drama familiar sobre el viaje a un faro. Empero, la manera en que es narrada, es simplemente asombrosa: la narración fluye, como las olas que rodean al faro, y mezcla los pensamientos de todos los personajes que cohabitan en la diégesis: en un momento está hablando Mrs. Ramsay; al siguiente Mr. Ramsay; de repente, Lily Briscoe introduce su punto de vista; y ahora, sin darte cuenta, está hablando ese narrador omnisciente con quien se inició el capítulo; al final, o regresas con Mrs. Ramsay o cualquiera de sus hijos.

Tengo entendido que "Las Olas" maneja una estructura bastante similar, empero, creo que, tanto por las fechas en que salieron ambas novelas, como por su complejidad, considero que es menester primero leer esta obra para poder adaptarse al estilo narrativo de Woolf, y luego, con mayor experiencia, sumergirse en el mundo de "Las Olas".

Dejando de lado el estilo que maneja la autora, y adentrándonos en materia de lo que toca, diría que esta es una novela muy melancólica. Woolf sabe explorar lo que es el sentimiento de soledad del hombre y la constante presión que ejerce este sentimiento con las mujeres. Mr. Ramsay es un ser desgraciado, no porque sea malo, sino porque su temple es tan triste y se protege tanto con esa máscara de "hombre" que, cuando lo vemos desde la perspectiva de la señora Ramsay, podemos apreciar lo mísero que es; por otra parte, se asoma la crisis (y, por qué no, la crítica) del matrimonio, no como acto de amor, sino como deber social al cual se aferra tanto la señora Ramsay para darle un sentido a su vida, sentido que, por momentos, se desmorona dentro de ella ¡Y a pesar de eso! desea lo mismo a todas las mujeres porque no quiere aceptar que esa no es la felicidad, porque, si no lo es ¿Cuál ha sido el sentido de vida? Me da la impresión de que Ramsay es una de las tantas mujeres rotas de las que hablaría más tarde Beauvoir, y si no está rota, por lo menos lucha para no quebrarse. Y eso es meramente en el aspecto matrimonial.

Aunado a este drama, están las introspecciones de la pintora Lily, la antítesis que complementa la dialéctica sobre la institución matrimonial que plantea Mrs. Ramsay; si una creyó que el matrimonio era el culmen de la felicidad, la otra es la solterona que vive a su manera, gozando de la belleza del arte y demuestra lo equivocada que estaba Ramsay, mas no por eso la odia. Es justo al final cuando la entiende y puede amarla como la mujer que es. Es todo un mensaje tan sororo y tan precioso que realmente llega a conmover a todo lector. Woolf sabía lo que es enfrentarse a los ideales antiguos sin menospreciar a las mujeres que vivieron, instruidas, bajo los preceptos de generaciones pasadas. Simplemente hermoso.

Por último, me sentí honda -y preocupadamente- identificado con James, el favorito de la Sra. Ramsay, pues el agobio de su padre y el sentimiento que muestra hacia él es tan humano que hiere en los huesos. Su padre no es malo, pero cuando impone esa sombra de desolación que desquicia a todos, se puede entender porque James fue el único que nunca abandonó su lucha contra él. Ojala los lectores de la obra puedan entender lo que hablo.

Una obra maravillosa, esperaba mucho de Woolf, pero rompió todas mis expectativas.
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Guille63
 06 March 2023
Al faro” es un cuadro, el intento de aprehender un instante.

Al faro” es un cuadro que la autora va levantando ante nosotros pincelada a pincelada. Es un momento fijado para siempre en el que los colores aparecen mezclados, donde nada es del todo preciso, donde hasta los objetos y los paisajes son mostrados desde la sensibilidad de cada uno de los personajes, a través de sus sentimientos, de sus emociones, de sus ideas, de sus recuerdos, de sus evocaciones. Nada ocurre fuera de la mente de estos seres, no hay acontecimientos, no hay consumación ni superación de deseos, anhelos, esperanzas, miedos, todo queda reflejado y fijado en el cuadro en una escena total no más importante que cada una de sus partes.

Al faro” es un cuadro que cuestiona eso que llamamos realidad, su comprensión, su representación, la posibilidad de expresarla.

“Veía ella todo con tanta claridad, con tanta seguridad, cuando dirigía la mirada a la escena; pero todo cambiaba cuando cogía el pincel. Era en ese momento fugaz que se interponía entre la visión y el lienzo cuando la asaltaban los demonios, que, a menudo, la dejaban a punto de echarse a llorar, y convertían ese trayecto entre concepción y trabajo en algo tan horrible como un pasillo oscuro para un niño. le sucedía con frecuencia: luchaba en inferioridad de condiciones para mantener el valor; tenía que decirse: «Lo veo así, lo veo así», para atesorar algún resto de la visión en el corazón, una visión que un millar de fuerzas se esforzaba en arrancarle.”

Al faro” es un cuadro catártico para la autora, como seguramente lo fueron todas sus novelas, un intento de reconciliarse con sus padres, encarnados aquí por el Sr. y la Sra. Ramsay. Esa implicación personal en su obra, más allá de la búsqueda del valor literario, como para Lily Briscoe, el tercer personaje principal de la obra, significaba la pintura, seguramente contribuye a esa fuerza especial que caracteriza su prosa.

“Acabarían colgándolo en la buhardilla o deshaciéndose de él, pensó. Pero ¿qué más daba?, se preguntó volviendo a coger el pincel.”

Pero, sobre todo, “Al faro” es un bello cuadro, casi tan magnífico como “La señora Dalloway” con la que comparte algunos temas y, sobre todo, una lírica y un estilo. Por encima de cualquier otra consideración, es la forma impresionista, a medio camino entre la narrativa y la poesía, lo más sobresaliente del relato como lo fue en aquella. Nuevamente se repite aquí la combinación de la primera y tercera persona con la que la autora concatena los distintos diálogos interiores y los consiguientes puntos de vista que conforman la narración; se conserva también el gusto por el detalle cotidiano, así como el poder evocador de la recreación de ambientes y la descripción sentimental de escenarios y objetos.

Algunos de los fantasmas que Woolf pretendía exorcizar con su señora Dalloway permanecen aquí: el paso del tiempo, la frustración, la incomunicación, el papel de la mujer en la familia y en la sociedad, la homosexualidad, la duda existencial, la soledad, “aquella soledad que constituía (…) la auténtica esencia de las cosas”.

A estos hay que añadir ahora el afán de inmortalidad, de permanencia en la de memoria de los otros que se observa en dos de los personajes principales: el Sr. Ramsey a través de sus libros y la Sra. Ramsey por su necesidad de influencia en el transcurso de otras vidas. Y, por supuesto, las relaciones paternofiliales.

Aunque ello no ha sido impedimento para disfrutarla de principio a fin, he de reconocer que la obra está algo descompensada. Con una parte inicial soberbia y un interludio sorprendente, la parte final, quizás solo por comparación, me ha parecido floja. En cualquier caso, sigo manteniendo que Virginia Woolf es un portento y que posee la magia que caracteriza a los grandes.
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Ros
 14 February 2023
Hoy , una escritora muy especial para mí. Me gusta mucho como escribe, es extraordinaria y esta es una obra que sé que, como otros escritos de Virginia Woolf, no llega a todo lector, y es que escribir como lo hace esta gran autora, se puede considerar que es arte.

Además, cada lectura que hacemos es única y así la recibimos.

He leído las críticas que aparecen aquí sobre el libro y todas son excelentes, me han gustado mucho y ahora propongo la mía.

Para mí es una obra inteligente de la gran escritora Virginia Woolf, cuya originalidad y sensibilidad desbordante, nos sumerge en una exploración intimista y una maravillosa experiencia de lectura.

Y donde los pensamientos, las miradas, el tiempo y la inacción nos atrapan como la brisa del mar .

La novela se centra en la familia Ramsay, una familia inglesa de clase media, formada por los esposos, Mr. Ramsay, profesor universitario, Mrs. Ramsay, su esposa y sus ocho hijos, además de los personajes que los visitan en la casa de verano, junto al mar, en las Hébridas.

Toda la novela transcurre en solo dos días, y además separados por diez años de diferencia. Cuántos sucesos habrán pasado en ese período, y, claro, ,entre otras cosas, también la guerra, pues se trata de un día de 1910 y otro de 1920.

En la casa veraniega reciben a una serie de amigos, entre ellos, Lily Briscoe, una joven pintora que al final y después de los diez años, regresa y decide terminar la pintura que dejó sin acabar, recurriendo a los recuerdos de la señora Ramsay.

Sin embargo, sin apenas diálogo, ni acción, la novela es totalmente un juego de perspectivas y sensaciones donde las imágenes y el lenguaje están al servicio de las emociones y la exploración psicológica.

Escasez de acción, abundancia de descripciones, indagación en el mundo interior de los personajes, prosa poética.

Una novela donde los temas son muchos, aunque sin que sean demasiado evidentes, la muerte, el paso del tiempo, la incomprensión de la vida misma, la elusión del momento…

Pues la sutileza de su exposición es absolutamente impecable y abrumadora.

Estructurada en tres partes, una primera, llamada “En la ventana”, es la parte más extensa, nos sitúa en la isla de Skye y empezamos a conocer, aunque de manera incompleta, a los personajes, siempre de forma indirecta, a través de la mirada de los demás.

También nos encontramos con la preparación de una gran cena de verano por la señora Ramsay.

La segunda parte, es bastante breve. “Pasa el tiempo”, y como indica su título, el protagonista será el tiempo y además hay un cambio de narrador, cuya función es la de ser el nexo de unión entre la primera y la última parte.

Y, finalmente, en la tercera, titulada “El faro”, asistimos al regreso de los Ramsay que quedan, después de los diez años transcurridos y de la guerra, en la que el señor Ramsay planea hacer el viaje con dos de sus hijos hacia el faro, después del intento de visitarlo, en el principio de la novela y que no se pudo realizar.

También aquí Lily Briscoe da por terminada su pintura.

Es muy original, y evidentemente curioso, como conocemos a los personajes , pues siempre va a ser desde la perspectiva de otro personaje, desde la mirada de otro, de forma indirecta, y esto es también una excelente manera de indicarnos que, nosotros, los lectores, debemos también participar completando los vacíos.
Otra genialidad de la escritora.

Escribir como Virginia Woolf es arte, estética y pura literatura así como un homenaje a la belleza y a la contemplación del paso del tiempo.

Narrativa impecable y brillante. Poco diálogo y poca acción porque lo que importan son los pensamientos y la observación.

Me quedo con una importante reflexión: ¿Se necesita la acción y la trama cuando su forma está compuesta de belleza? Ahí lo dejo.

Para mí, aparte de que es una obra cargada de simbolismos, también la puedo concebir como un paseo por la costa frente a un mar cargado de tormentas.

Así es Virginia Woolf., absolutamente original. Y así es como yo la recibo.

Los lectores somos los que damos el sentido a la obra. Y este es el mío.
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xenreira
 28 August 2022
"Perecimos completamente solos."

"Al faro" no nos cuenta una historia, nos habla de sentimientos, pensamientos y emociones. Son los recuerdos de la infancia de Woolf.
Es un libro difícil por esto mismo, porque no cuenta una historia. Divaga, siente y emociona. El paso del tiempo, la vida y la muerte.
Me gusta leer novelas diferentes, que me saquen de mi zona de confort y me hagan tener que esforzarme.
Éste es el caso.
Adoro a Woolf, todo lo que escribe merece ser leído y releído.
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Blog_La_Copela
 28 March 2022
Al faro es más que una novela. El lector asiste a un pedazo de vida a través de un retrato costumbrista convertido en narración. La perspectiva múltiple nos permite asomarnos y mirar a todos los personajes desde los ojos de los demás. Dividida en tres partes, al faro surge de una escena de verano. Un matrimonio de vacaciones en las Islas Hébridas y la idea expresada en voz alta de ir de excursión al faro. Y así dará comienzo un relato en el que la acción pasa a un segundo plano y cobran importancia los pequeños detalles, el análisis casi psicológico de cada uno de los personajes, el paso del tiempo y sus efectos sobre las personas, la naturaleza y los espacios que compartieron.

Un matrimonio con ocho hijos y un puñado de allegados parecen un reparto muy extenso, pero finalmente el matrimonio, uno de sus hijos y una artista llamada Lily son los encargados de dar rotundidad a la obra.

"No lo había dicho, pero él lo había oído. Y ella seguía mirando sonriente.
Porque había vuelto a triunfar otra vez".

A lo largo de la primera parte, nos paseamos entre los personajes mientras nos deleitamos con los pensamientos de otros sobre ellos. Un juego de espejos en el que todos los personajes ven y son vistos y en el que el lector se queda con las impresiones de todos ellos. La acción de esta primera parte transcurre en un único día y termina tras la cena, pero es la más extensa. La disección es minuciosa. Volvemos una y otra vez a James, el hijo de los Ramsay que permanece optimista ante esa excursión al faro a pesar de que su padre parece esforzarse por empañar la perspectiva repitiendo una y otra vez que no podrá llevarse a cabo por el mal tiempo.

El señor Ramsay; filósofo, rudo y poco dado a los sentimentalismos. Ocupado siempre en sus propias ideas, teorías y tratados. Es este personaje un reflejo del propio padre de la autora. Nada que ver con la señora Ramsay, inteligente, perspicaz y culta, pero también sensible, cariñosa con sus hijos, con una inteligencia emocional elegante y delicada. Se percibe este detalle en su constante intento por sembrar algo de esperanza en el hijo, mientras que su marido y el señor Tansley no hacen más que lanzar comentarios agoreros respecto a lo imposible que iba a ser, a causa del clima, esa excursión tan ansiada por el niño. El matrimonio puede parecer formado por personajes contrapuestos pero las relaciones son una miríada de matices y la de ellos estremece en momentos como el final de la primera parte.

La segunda parte es un puente entre la primera y la tercera. Es la representación del paso del tiempo y sus efectos sobre la propiedad de veraneo y las vidas de las personas que hemos conocido en la primera parte. En este interludio cabe la Primera Guerra Mundial al completo. Pero no será la única que cause la muerte entre el reparto inicial.

"La casa estaba hecha una ruina y un dolor".

No solo las personas acusan el paso del tiempo. La casa se percibe abandonada, como un eco de lo que fue y que probablemente nunca volverá a ser. El polvo se acumula, los objetos de uso cotidiano permanecen olvidados y los comentarios de la señora McNab, encargada del mantenimiento de la casa, dan buena cuenta de la decadencia reinante. Una carta anunciaría entonces, tras una década, que algunos de los miembros de la familia así como algunos de los personajes que conoceríamos al principio y otros nuevos regresarán a la vivienda. Así es como el personal se ve apremiado a poner a punto la vivienda.

"Pues lo iban a encontrar aquello muy cambiado".

Y así es como la tercera parte comienza con la voz de la artista, Lily. Sabemos que el señor Ramsay está allí con dos de sus hijos y que de nuevo hay previsión de visitar el faro. Como un eco de aquella excursión del inicio que no vimos suceder, esta también viene acompañada de más de una complicación. Las reflexiones de Lily marcan esta última parte en la que hay espacio para todo; plantearse si debería haber sido invitada, si debería haber rechazado la invitación, si no estará desaprovechando el tiempo... Destaca el recuerdo que dedica a la señora Ramsay, cómo ensalza su labor para con su familia y la casa y cómo desaprueba el trato que ha recibido por parte de su marido. al reflexionar sobre lo poco que queda o para lo poco que ha servido su labor en vida, podemos entrever una alusión más profunda a la muerte, la trascendencia y el propio sentido de la vida. Las reflexiones sobre su obvia ausencia y la superación de algunas ideas que manifestaba y que ahora parecen anacrónicas, pueden dar a entender que ha quedado atrás, pero no hacemos más que encontrar a la señora Ramsay presente en casi cada pasaje.

Los recuerdos de la infancia, como los que invaden a James, las desavenencias profundas y antiguas con su padre, el amor incondicional hacia su madre y las diferencias y similitudes entre el niño que fue y el joven que es ahora acaparan el final, aunque será Lily quien dé la pincelada final a este cuadro.
Enlace: https://lacopela.blogspot.co..
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laberintosdetinta
 27 March 2022
Aunque ya había tenido el placer de leer a Virginia en sus ensayos y en alguna novela, nunca me había embarcado en la lectura de este clásico como es al faro. Además, en el caso de esta edición de Alma, la experiencia de lectura se enriquece gracias a las ilustraciones que salpican el libro. Estas encajan como un guante con la narración poética de Virginia Woolf. Me han encantado esas imágenes que acompañan al fluir del pensamiento de los personajes de esta novela, que son el gran evento de la misma.

La autora, mediante una premisa que no puede ser más simple: una madre de familia, la señora Ramsay, quiere llevar a sus hijos al faro del pueblo costero donde residen en vacaciones, pero, como su marido, el señor Ramsay, dice, seguramente no hará buen tiempo.

A partir de ahí se desplegará un cuadro de personalidades de las que descubriremos hasta el más intimo pensamiento; su psicología se expone ante los lectores de una forma tan detallada como en una clase de anatomía, pero de la psique.

De la mano del estilo barroco de Woolf se nos describe cada objeto, cada emoción, cada ademán, con una sensibilidad embaucadora.

Aparte de otros temas que trata en la obra, mis favoritos han sido la falta de comunicación y el papel de la mujer en la familia, en particular, y en la sociedad, en general, mediante las dos protagonistas femeninas de la novela: la señora Ramsay, en la que algunos críticos ven a la madre de la autora, y a Lily Briscoe, una especie de alter ego de Virginia Woolf.

En general me ha encantado, sobre todo las dos primeras partes, y recomendaría encarecidamente su lectura, en especial a los lectores que disfruten de una buena descripción psicológica de los personajes, que sea la que mande y guíe la narración casi por encima de la trama superficial.
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Eleuka27
 14 March 2022
Hace tiempo que tenía muy pendiente leer a Virginia Woolf y la verdad que después de esta primera toma de contacto, tengo claro que leeré más de ella, de hecho, ya me hice con Una habitación propia que es otra de las novedades ilustradas de Alma y lo espero leer prontito también.

Una historia que en principio parece simple, la señora Ramsay quiere llevar a sus hijos a ver el faro pero algo que parece sencillo, se vuelve una trama muy interesante en el que lo importante son sus personajes y como vamos conociéndolos y adentrándonos profundamente en ellos y conociendo sus sentimientos, sus pensamientos, sus miedos...

Ha sido una lectura que he disfrutado de principio a fin, aunque he de reconocer que al comienzo estaba un poco descolocada pues iba a ciegas con el libro y con la autora y no sabía que esperar pero ha sido una maravilla y sin duda una autora que merece la pena leer.

Además, las ediciones de Alma siempre son una belleza y las ilustraciones que contienen un plus para la historia, muy recomendado.
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Arcoirisdelibros
 14 February 2022
Narra la historia de la familia Ramsay durante el tiempo que pasan en su casa de veraneo en la isla de Skye. En concreto se narran dos días separados en el tiempo por diez años, donde los distintos personajes que aparecen en la novela nos muestran sus pensamientos sobre los acontecimientos de los que se hablan. La trama en esta ocasión no es lo importante, sino el análisis que hace de cada uno sus protagonistas.
Es una novela sin diálogos, todo son reflexiones muy introspectivas, narradas eso sí de manera brillante pero que exige mucha atención y nada de distracciones para enterarte de lo que estás leyendo.
Y ese es uno de los motivos principales por lo que me cuesta ponerme con esta autora a pesar de que me encanta como expresa y transmite los sentimientos. Es una lectura muy compleja, que requiere mucho tiempo y dedicación. Y aunque me gusta su estilo, no me deja con esas ganas de seguir leyendo sus novelas como me pasa con otros autores, su calidad es indiscutible pero creo que no es del todo para mí.
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michislibris
 09 February 2022
Hace ya unos días que lo terminé y todavía estoy asentando el poso que ha dejado en mí ‘Al faro' de Virginia Woolf. Es una novela, la primera que leo de ella, que empecé, abandoné, volví a empezar y me atrapó. No sabría explicar por qué, supongo que cada libro tiene su momento, especialmente aquellos con un ritmo más lento y con muchas descripciones. En ‘Al faro' no pasa nada aparentemente relevante, según tengo entendido al igual que en otras de las novelas de Woolf. Nos encontramos ante la señora Ramsay, con su marido y sus hijos en su casa de la costa, junto a los múltiples invitados que han ido a pasar unos días con ellos.

Y, a pesar, o tal vez gracias a que no pasa “nada”, la escritura de Virginia Woolf tiene algo magnético que, en cuanto te atrapa, ya no te suelta. No necesita acción, sino que se introduce en la mente de los personajes y la disecciona hasta escribir varios capítulos con cosas tan cotidianas como que el hijo de señora Ramsay quiere ir al faro. Y su madre quiere complacerle. Y su padre dice que no. Y la señora Ramsay dice que no aunque quiere decir que sí, porque el señor Ramsay dice que no. Y qué forma tan brillante tiene Virginia Woolf de criticar, nada mas y nada menos que en 1927, que las mujeres servimos para algo más que apoyar y consolar a los hombres.

Creo que recomendaría a todo el mundo leer a Virginia Woolf, pero también les diría que se tomen su tiempo. Esta no es una obra para leer en el transporte público. Se necesita tranquilidad, volver hacia atrás y, a ser posible, una habitación propia. Pero si cuentas con todos esos ingredientes la experiencia es una maravilla.
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marlluch
 23 November 2021
Como si fuera James Ramsay, hoy puedo afirmar desde la última página de la novela -roca desde la que se ilumina toda la obra con un rayo esclarecedor- ¡misión cumplida!; ¡he leído con gran placer al faro! Hace unos años, esta frase hubiera suscitado en mí cierta incredulidad pues esta novela de Virginia Woolf me parecía una prosa bastante inaccesible.

Tratando de hacer una pequeña aproximación a lo que considero una auténtica obra de arte de la literatura del siglo XX, me gustaría trazar una serie de pinceladas que faciliten el acceso a esta novela. En primer lugar, cabe señalar que es una obra que debe leerse en el momento interior y exterior apropiado. Para un lector que busque una narración desenfrenada, llena de aventura, será un suplicio enfrentarse a este relato, en el que el relato se aparte de los hechos para centrarse en la pintura de caracteres.
Al faro fue dividida por la propia escritora en tres secciones con título propio. La primera, titulada "La ventana", nos presenta a los personajes de la obra. Será una decepción infantil, de esas que marcan profundamente el alma y condicional el carácter personal, la que sirve de desencadenante de ese retrato.
James, el hijo pequeño de los Ramsay, se siente profundamente emocionado cuando su madre asegura que al día siguiente irán de excursión al faro. Sin embargo, su padre, el realista señor Ramsay, no deja que el niño sueñe mucho rato, apresurándose a desmentir la promesa hecha por su mujer con la afirmación de que el periplo será imposible debido al tiempo. La ira se desata en James, que observa con rencor a su padre, mientras que en su alma se avivan las brasas de amor hacia su madre. Resulta impresionante cómo la escritora consigue retratar el modo en que el estado anímico. influye en la percepción de la realidad:

"-Si el tiempo es bueno, por supuesto que iremos -dijo la señora Ramsay-. Pero tendréis que levantaros con la aurora -añadió.
Fue muy grande la alegría que aquellas palabras causaron en su hijo menor, como si ya hubiera quedado decidido que la expedición era cosa segura y que la maravilla que anhelaba desde hacía tanto tiempo -años y años, se diría- se hallaba, después del breve paréntesis de la oscuridad de una noche y de una jornada de navegación, al alcance de la mano. Dado que a los seis años pertenecía ya a la gran familia de quienes son incapaces de separar un sentimiento de otro, y están obligados a permitir que las esperanzas futuras, con sus alegrías y sus penas, oscurezcan la realidad presente, y dado que para tales personas, incluso cuando no son más que niños, cualquier giro de la rueda de las sensaciones tiene poder para cristalizar y fijar el momento sobre el que descansa su sombra y su luz, James Ramsay, sentado en el suelo mientras recortaba las ilustraciones del catálogo de los Almacenes del Ejército y de la Marina, dotó, mientras su madre hablaba, de una felicidad supraterrena a la imagen de un refrigerador. Era un aparato aureolado de alegría. La carretilla, la segadora de césped, el ruido de los álamos, la palidez de las hojas antes de la lluvia, los graznidos de los grajos, el raspar de las escobas, el frufrú de los vestidos: cada una de aquellas sensaciones tenía en su mente un colorido tan nítido que constituían ya un código privado, un lenguaje secreto, aunque él, con su frente alta y sus despiadados ojos azules, impecablemente cándidos y puros, fruncido el ceño ante el espectáculo de la fragilidad humana, pareciera la imagen de la severidad más inflexible y absoluta, por lo que su madre, al verlo guiar sin vacilación las tijeras en torno al refrigerador, se lo imaginó, todo de rojo y armiño, administrando justicia o dirigiendo una importante y delicada operación financiera durante alguna crisis de los asuntos públicos.
-Pero no va a hacer buen tiempo -dijo su padre, deteniéndose delante de la ventana de la sala de estar.
Si hubiera tenido a mano un hacha, un atizador para el fuego o cualquier otra arma capaz de agujerear el pecho de su padre y de matarlo, allí mismo y en aquel instante, James la hubiera empuñado con gusto. Tales eran los abismos de emoción que el señor Ramsay provocaba en el pecho de sus hijos con su simple presencia."

La madre de James es una mujer de belleza excepcional, que con su intuitiva percepción de los sentimientos de los que le rodean, logra superar y triunfar en las situaciones más complejas de la vida cotidiana, algo fundamental en el seno de una familia con ocho hijos a la que se han unido una serie de amigos algo peculiares para pasar las vacaciones de verano: entre ellos destaca Lily Briscoe, una joven e insegura pintora, Minta, el filósofo descreído Tansley y un poeta en ciernes llamado Carmichael.
A lo largo de esta parte todos los personajes, a través de monólogos interiores, van trazando su peculiar visión del señor y la señora Ramsay. A través de esos retratos y de las pinceladas cruzadas que los personajes van trazando sobre su forma de ser, el lector acaba de forjarse, a través de diversas perspectivas hábilmente entretejidas, su idea sobre cada uno de ellos.

La segunda parte de la obra, "El tiempo pasa", refleja en su título el tema que ocupa esta sección de la novela. En ella se describe cómo afecta el transcurso del tiempo a los objetos inanimados, la naturaleza y a la familia Ramsay y sus amigos.
Implacable, apenas visible, el tiempo va moldeando la realidad sin que nadie ni nada pueda detenerlo. Los personajes desaparecen casi por completo en este apartado de la narración, en el que la autora otorga el papel principal de protagonista a esa realidad impersonal y que tan hondamente afecta a los seres humanos, y reflexiona sobre él.

La narración concluye con El faro: en esta sección se vuelven a reunir los miembros de la familia vivos y varios amigos en la casita de la costa, para recordar a los difuntos con una excursión al faro. En esta parte el punto de vista se va turnando entre cuatro personajes: el señor Ramsay, más autocompasivo y exigente que nunca, Lily Briscoe, quien ha logrado cierto equilibrio y convicciones interiores y los hijos de los Ramsay Cam y James. Esta pintora reflexiona sobre el matrimonio Ramsay y las cuestiones que debido a su relación con ellos se ha planteado: ¿Cuál es el sentido de la vida?; ¿qué es la belleza?; ¿qué es la verdad?; ¿qué relaciones existen entre ellas?; ¿es posible encontrar un puesto en la vida fuera de los socialmente establecidos?
En resumen podemos decir que nos encontramos ante una novela que invita a la reflexión sobre grandes temas existenciales y sobre los más delicados destalles del día a día, con una prosa llena de poesía, pausada y a la que no sobra ni falta nada. Imprescincible
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