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En este libro, Alberto Villareal nos regala cuatro relatos cortos y todos están muy enfocados a la amistad y el valor que tiene esta. Por lo que sí, todas las historias nos dejan unos mensajes muy hermosos. El primer relato es el que le da el nombre al libro «Anoche en las trincheras» y trata de dos grandes pequeños amigos muy traviesos -como todo niño, uno siempre más travieso que el otro- que disfrutan de estar juntos y compartir interminables juegos y aventuras. Ellos sueñan. Son unos niños tan especiales que tienen sueños que quieren cumplir juntos; sin embargo, por cosas de la vida se separan. Aunque ha pasado algún tiempo, han tratado de nunca perder la comunicación entre ellos, pero cuando eres mayor en edad tu vida tiene responsabilidades que te obligan a envolverte tanto en tu entorno que es muy difícil seguir haciendo ciertas cosas y creas hábitos nuevos que te llevan a tomar caminos muy diferentes a las personas que estuvieron contigo desde un principio. El segundo relato titulado «Esperanza», nos regala una historia un poco más madura y espontánea. Me hizo recordar la lectura del libro «El amante japonés» de Isabel Allende, pero con un toque más juvenil, movido, sensual y fluido para leer. El tercer relato denominado «Bifurcación», es mi favorito. Tenemos la historia de dos mejores amigos que deben seguir construyendo su éxito en el mundo profesional, y uno de ellos debe salir del país para poder conseguirlo. El cuarto y último relato es «De qué se escribe cuando no se escribe de amor», también es mucho más maduro e interesante de leer, ya que nos presenta a un escritor que solo sabe escribir cuando se encuentra en una etapa de sufrimiento por el desamor, y siempre está en busca de estar en ese estado de ánimo para poder ofrecerle a sus lectores el mejor producto. El libro es una belleza físicamente, los colores, el tamaño, el tipo de papel, los diseños interiores, el diseño de la portada. Si eres de espíritu bookstagrammer, estoy segura que a este libro le sacarás muy buenas fotos. Como dije al principio, todas las historias nos dejan un mensaje muy hermoso. Pero es que una cosa es el bello mensaje que te deja, y otra muy diferente la calidad de la narración o en mi caso -lo que me falló demasiado- la calidad de la trama. Los personajes están muy bien construidos, los lugares también están bien descritos, pero los giros que toman las historias las sentí muy vacías, me parecieron demasiado irreales. Fue como subirse a una montaña rusa lo bastante plana para no emocionarme lo suficiente. Ahora, no todo estuvo taaan malo porque como les dije anteriormente, el tercer relato es mi favorito. ¿Pero por qué tener un relato favorito si no te gustó mucho la lectura? Bueno, les digo que este relato en comparación con los otros tres lo sentí como el más coherente -hablando de ideas-. Es una historia que nos demuestra que la amistad, más allá de los momentos de «festejo y desorden», es sinónimo de comprensión, unión y apoyo mutuo, pues como dice nuestro narrador, «sentirse perdido es parte de la vida, demuestra que maduramos como personas». Quizá mis expectativas cuando compré el libro fueron muy altas y por eso terminé con un trago muy amargo, pero no te quedes con eso. Vive las historias y hazlas tuya, que como está escrito en el tercer relato: «no hay camino destinado para nadie, y aunque eso puede dar un poco de miedo también nos da un mundo de posibilidades», y pueda que este sea un libro que a ti te ayude. + Leer más |
Después de Todo lo que fuimos, en este segundo poemario Alberto Villarreal nos conduce por las diversas formas del amor y el enamoramiento; de sus escenarios imposibles, sus momentos memorables y algunas veces fugaces. Un viaje tan divertido como doloroso, pero en el que siempre valdrá la pena aventurarse.
Escribir siempre me lleva a pensar en ti.
Eres tú quien llena los espacios en blanco.
La idea de ti y tú.
Lo que fuimos
y seguiremos siendo.
Esta historia no tiene fin.
—Alberto Villarreal.
