La autopista Lincoln

Después de limitar su anterior y muy aplaudida novela a un espacio limitado como era el hotel Metropol en Moscú, Amor Towles decide para su siguiente obra ampliar horizontes y elegir la autopista Lincoln como marco para su siguiente trabajo.

Tres jóvenes de dieciocho años que han compartido un periodo de reclusión en un reformatorio y un chaval de diez años (hermano de uno de ellos) afrontan lo que esperan que sea una nueva etapa que cambie su suerte y confirme los sueños y ambiciones que alimentan su espíritu.

Los tres tienen en común un pasado con un denominador común : un poco de mala suerte y la negativa o desafortunada influencia de sus progenitores y familiares en sus primeros años.

Deseosos de olvidar el pasado y con unos objetivos ambiciosos y precisos para el futuro cercano, se embarcarán en un viaje donde surgirán nuevos retos y desafíos con continuos giros inesperados que mantendrán a el lector a la expectativa y que nos llevará hasta un final sorprendente e inesperado que no dejará a todo el mundo satisfecho y que puede dar lugar a una nueva novela que se alimente de las cuestiones pendientes y con proyección para gestar el embrión de una nueva obra que de respuesta a los interrogantes abiertos.

La autopista Lincoln fue una de las primeras carreteras en cruzar Estados Unidos de Este a Oeste, desde Times Square en Nueva York hasta Lincoln Park en San Francisco. A lo largo de la novela nos iremos desplazando desde Morgen (Nebraska) hasta los diferentes puntos del trazado que los protagonistas irán escogiendo en función de sus cálculos o de sus ambiciosos planes.

Surgirán nuevos y sorprendentes personajes en un trayecto donde podremos ir conociendo a cada uno de los personajes desde diferentes perspectivas y donde las valoraciones superficiales están sujetas a un nuevo estudio valorando sus circunstancias y antecedentes.

Tremendo y difícil reto para Towles crear una obra que estuviera a la altura de Un caballero en Moscú. Personalmente me quedo con la anterior, aunque valoro la presente por la variedad y riqueza de personajes y de situaciones que añaden contenido y sorpresa al guión premarcado. En muchas ocasiones he tenido la sensación de estar leyendo un guión de cine, visualizando las escenas y con unos diálogos sencillos y concisos que facilitan una precisa puesta en escena.

Independientemente de la valoración final, creo que no defraudará a quien haya leído alguna de sus dos obras anteriores y para quien decida comenzar por ésta, también es recomendable por ser una novela amena, que siempre mantiene el interés y con la propuesta de un viaje físico y personal que dejará huella en los acompañantes lectores que decidan sumarse al viaje. El final da pie a diversas interpretaciones y valoraciones y te deja expectante ante nuevas e insospechadas situaciones que aclaren los interrogantes por resolver.

“Empezar de cero no consiste simplemente en tener una nueva dirección en una nueva ciudad. No consiste en tener un nuevo empleo, ni un nuevo número de teléfono, ni siquiera un nuevo nombre. Para empezar de cero es necesario hacer borrón y cuenta nueva. Y eso significa pagar todo lo que debes y cobrar lo que te deben”. ~ La autopista Lincoln de Amor Towles.

¡Qué maravilla! Leer a Amor Towles está siendo una apuesta segura. Creo que me voy a leer todo lo que este autor publique por los restos. de momento llevo tres de tres y los he disfrutado uno a uno.

En este último libro, nos cuenta la historia de cuatro chicos. Por poner un protagonista principal diría que este es Emmet, un joven que finaliza su castigo en una especie de correccional pero que al volver a casa se encuentra con que su padre ha fallecido y ha de hacerse cargo de su hermano de ocho años, Billy –quizá el protagonista que me ha resultado menos creíble–.

Los dos hermanos descubren que su madre, desaparecida hace más de siete años, puede estar viva y deciden viajar a San Francisco para encontrarla. Todo parece ir bien hasta que se presentan, Willy y Duchess, dos amigos de Emmet del correccional, y el carácter poco previsible de Duchess –el personaje que no he entendido– condiciona el viaje de los dos hermanos.

Hay más personajes porque a lo largo del viaje van aflorando y os puedo asegurar que hay alguno muy odioso y alguno achuchable.

Cada capítulo está dedicado a un personaje y de la mano de cada uno de ellos vamos configurando la historia hasta el final. En el trasfondo, la importancia de la lectura en nuestras vidas para abrirnos caminos pero también para entender nuestra propia existencia. Y lo vano que es juzgar a los demás sobre todo cuando no sabemos las razones que los llevan a actuar de determinada manera porque en este libro ningún personaje viaja ligero de equipaje. “Si menospreciabas a alguien, afirmaba su padre, estabas dando por hecho que sabías tanto sobre su suerte, sus intenciones y su comportamiento público y privado que podías comparar su carácter con el tuyo sin temor a errar tu juicio”.

Os recomiendo subiros a ese Studebacker que aparece en la imagen de portada de este libro porque la forma en la que está narrada esta historia es fantástica.

Una de las lecturas del año, de esas historias que después de leer la primera linea ya sabes que no la dejaras ni un momento, quieres saber lo que les pasará a los personajes, por donde discurrirá la historia y todas las sorpresas que te irás llevando.

Pero hacer una reseña no resulta fácil, enseguida puedes estar contando cualquier detalle que deshaga la magia, el misterio y las sorpresas de este viaje por la America de los años 50.

Un viaje donde 4 jovenes iniciaran un viaje que cada uno les llevará a diferentes vivencias que les conducirá a un final inesperado pero donde todos habrán sacado sus valiosas experiencias.

Los personajes y su tratamiento son magistrales, su narrativa unos en tercera persona, otros en primera para darles una fuerza especial, todos diferentes, incluso puede parecer que algunos a las antípodas de otros, pero que con sus historias irán creando una historia fuerte y consistente. Tenemos el apaciguamento de quien ha pagado por sus actos, el inconformista que siempre quiere algo más, la inocencia y vitalidad de un niño y aquel que por sus problemas se va conformando con lo que hacen los demás. Y sin olvidar los pocos personajes secundarios que van salpicando el viaje, una pequeña representación de la America de los 50, tanto la rural como la que habitan una gran ciudad como Nueva York y el libro que durante todo el viaje va leyendo el más pequeño que es el secundario más importante.

Todos los personajes se hacen querer a su manera, y quieres saber sus acciones, perdonando los malos actos y celebrando los buenos.

Ha sido una de mis lecturas del año, y una sólida recomendación fuera del gusto particular por géneros concretos. Más que una novela de viajes, es una novela de aventuras y de iniciación donde los personajes intentan siempre actuar con bondad aunque no siempre lo consigan.

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La autopista Lincon es la última novela de Amor Towles. La he leído en primer lugar debido a las reseñas que indican que su anterior novela es difícil de superar. Así pues me inicio con la pluma de este autor en una novela que tiene por objeto comenzar de nuevo.

Emmet un chico que ha pasado unos meses en un correccional, tras perder a su padre, regresa a casa para, junto a su hermano pequeño, emprender una nueva vida, dejando todo atrás.

Las circunstancias hacen que su viaje sufra diferentes variaciones a causa de unas amistades, haciendo que nuestros protagonistas vayan de Herodes a Pilatos, de aventura en aventura, en las que conocen a diferentes personajes. Todos ellos con una historia que contar; excombatientes que incomodan a la sociedad, racismo, drogodependendientes, vividores, mujeres enclaustradas en el papel de amas de casa, la huida del campo a las grandes ciudades…

Parece como si Towles quiere mostrarnos que actuamos en arreglo a la educación recibida y que no podemos salirnos de ese camino, o que es muy difícil hacerlo. Y al mismo tiempo nos muestra que no debe juzgarse a nadie sin conocer su historia ni las circunstancias que le han hecho ser como son.

La novela está narrada en primera persona por cada uno de los personajes principales y en tercera persona por los secundarios y, bajo el punto de vista de cada uno, nos relata el magnífico viaje que supone atravesar Estados Unidos en los años cincuenta, y las peripecias vividas cuando te encuentras sin dinero o medio de transporte. Además, Amor Towles nos hace estar en tensión en cada capítulo por la suerte que corren algunos personajes, haciendo que el lector se pregunte una y otra vez cómo acabará la historia.

Y desde luego el final es sorprendente y Towles se toma la justicia por su mano.

A mí personalmente me ha gustado mucho porque principalmente es una novela de personajes y si ya sentía curiosidad antes de conocer su pluma, ahora todavía más por leer su afamada novela Un caballero en Moscú

Que placer leer un libro tan original y adictivo como La autopista Lincoln! Esta es mi primera lectura de Amor Towles, que ha logrado seducirme con una prosa ágil y firme y una historia ambientada en EE. UU en los años cincuenta. Aventuras, viajes, apuntes de mitología y guiños “shakespearianos” forman un cocktail narrativo luminoso en que la comedia y el drama se mezclan, tal como sucede en la vida.

Su amplia galería de personajes nos obsequia con decenas de anécdotas, interesantes reflexiones y micro historias que dan sentido a la trama principal:

Emmett y su plan, la importancia de las promesas, la serenidad y el estoicismo con que hace frente a su vida. Su hermano Billy de tan solo ocho años y su pasión por la lectura del Compendio de héroes, aventureros y otros viajeros intrépidos que alimenta su imaginación y estimula su inteligencia sin restarle ni un ápice de inocencia a su clarividente mirada. Woolly que no deja de ser un personaje lleno de incógnitas al que las expectativas de los demás amenazan con desbordar. Duchess, caleidoscópico, magnético, buscavidas, héroe o villano según se presente el momento. Sally que lucha por un futuro que decida ella misma. Ulysses en busca de su Ítaca o el profesor Abernathy dispuesto a vivir una aventura tardía.

Nada desde el principio es como el lector imagina y lo que parece que será un "road trip" en toda regla, se convierte en algo más complejo. Un paréntesis "in media res" en que el pasado de unos chicos procedentes de un correccional en que terminaron por diversos motivos, determine su futuro con un caída de telón capaz de arrancar una cerrada ovación de los espectadores en los teatros.