Un caballero en Moscú

Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, Qué gran novela. Cómo me ha gustado. Me ha mantenido absolutamente expectante y sin poderla ni quererla dejar.

Creo que a estas alturas, una novela tan interesante y genial, como esta, ya la habrán leído casi todos los lectores, aunque siempre es un buen momento para leerla.
Yo la tenía preparada, desde hace un tiempo, pero ahora es cuando me he permitido el lujo, y nunca mejor dicho, porque es un verdadero lujo, de leerla, disfrutarla, abrazarla, saborearla y hasta comérmela.

No quería salir de ella, yo, siempre junto al protagonista, a su lado, sin perderme absolutamente nada de sus entrañables peripecias, de su deambular constante, de sus lecturas y conversaciones, de sus encuentros, de sus amigos, de su fantástica forma de llevar su vida en el espacio que se le asignará, de su trabajo y de su amor incondicional. Lo he seguido y lo he llevado conmigo.

Es una extraordinaria novela, seductora, interesante, fascinante, poética, ingeniosa, atractiva, apasionante, envolvente, inteligente… podría acabar con toda la adjetivación positiva porque es absolutamente arrolladora.
Y es que la historia lo merece.

El caballero en Moscu es el conde Aleksandr Ilich Rostov, que permanece confinado y sin poder salir del hotel Metropol de Moscú. Es el sorprendente castigo impuesto por los revolucionarios bolcheviques que le conmutan la pena de muerte a la que estaba destinado, por el arresto en el hotel donde deberá pasar el resto de su vida. Estamos en el año 1922. Inaudito y genial este giro y ello debido a un poema subversivo que le encuentran.

El caballero y aristócrata siempre ha sido un cliente asiduo de este lujoso hotel con todas las comodidades a la que el conde, nuestro protagonista, siempre estaba dispuesto a disfrutar, pues su dedicación era saborear todos los placeres de la vida, amaba la lectura, el buen comer, los viajes ....

El Metropol esta situado a poca distancia del Kremlim y también del teatro Bolshói y es desde donde iremos conociendo al conde, según avanzamos en la lectura y cada paso que damos, nos vamos enamorando más de este extraordinario personaje.

Sí, es un gran vividor, pero muy culto que llega a convertirse en un personaje de las más queridos. También se presta atención y se destaca el gran mundo de las relaciones humanas y los afectos. Los personajes secundarios que pueblan la novela son inolvidables y absolutamente maravillosos y entrañables. Casi treinta años en el hotel, sin salir dan para mucho.

Y todo lo que vemos en la novela me ha parecido afortunado, las historias, los diálogos, las descripciones, el ambiente, los personajes, lo interno y además lo externo, porque mientras acompañamos al conde siempre dentro del hotel, fuera se desencadenarán los conflictos que sumieron al país en su decadencia.
Asistimos , por tanto a la decadencia no solo del hotel sino de la sociedad y del régimen que lo condenó.

Una obra maestra que transpira humor e ironía pero también intriga denuncia y crítica.
Y sin lugar a dudas, una de las mejores novelas que he leído en lo que llevamos de año. Jamás decae, al contrario, se eleva más y más.

Sólo añadiré que tiene un desenlace inesperado e impactante. lo percibes muy al final.

Pero no quiero decir mucho más, hay que leerla. Una novela grandiosa.

Esta novela rompió el maleficio de Los miserables.
Tras la lectura de la obra del dios Hugo, nada me satisfacía.
Nada me llenaba.
No se trataba de una crisis del lector sino la extraña sensación de haber tocado techo.
De que por mucho que lo intentara nunca lograría de nuevo la completa saciedad.

Pero la esperanza es lo último que se pierde, en especial cuando no se tiene y mi cura ha tenido que ser con alta literatura, narrativa gran gourmet.
Una verdadera exquisitez.

Un caballero en Moscú es el maridaje perfecto entre lectura y sentidos, la consecuencia es el placer.

Alexander Rostov, personaje central, sibarita, elegante, refinado, gran conversador y pese a burgués, condenadamente humano se convierte en el descubrimiento del año.

Salva su vida por un poema pero se ve confinado en un hotel con la llegada de la revolución donde perderá ciertos privilegios y ganará en existencia.

En su arresto, Rostov interactuará con grandes personajes, especialmente en las cocinas del hotel donde formará un peculiar triunvirato.

Aunque pueda parecer una novela asfixiante, el autor maneja bien todas las posibilidades que le da tan reducido entorno, y entre manjares, charlas y acontecimientos repasará cuarenta años de una Rusia vista como nunca, de puertas para adentro.

El relato histórico está tejido con finas capas de algodón, mucha sutileza y mayor agudeza.
Humor inteligente.
Delicioso en su relación con dos niñas, cada cual en su momento y bajo distintas circunstancias que le dan al libro y al conde Rostov el ingrediente especial de la ternura.

Novela histórica original, escrita con muy buen gusto y repleta de referencias literarias, gastronómicas y cinematográficas.

Mucho cuidado si estas a dieta...el libro engorda, es casi imposible no salivar, y comerás entre página y página.

No seré yo quien hable de buena o mala literatura, pero lo que es indudable es que Amor Towles tiene en sus dedos escritura de altos vuelos. Literatura de calidad.
Y la gran capacidad de arriesgarse con una obra donde todo ocurre en un hotel, sin repetirse, y sacando espacios de donde no los hay.

Una verdadera obra maestra.

Un conde con una educación exquisita en los tiempos bolcheviques es obligado a pasar el resto de su vida en una habitación del hotel Metropol de Moscú,y todo por escribir un poema.

Con un argumento tan simple es impresionante lo que ha conseguido el autor.Sin duda este personaje formará parte de mi vida cómo lector,es de lo mejor que he leído en mucho tiempo.Cuando acabe el libro me quedé un poco desorientado,yo era uno más de los personajes del hotel,formaban parte de ellos,con sus comidas, cócteles y reuniones,acompañado de una buena copa de vino.El aristócrata tiene un humor inteligente y una ética y moral muy alta.

Solo puedo decir que lo leáis y disfrutéis tanto como yo.Fue un gustazo leer esta joya literaria.

La literatura puede salvarte de numerosas y variadas maneras, pero nunca hubiera sospechado el conde Rostov, que un poema escrito diez años antes, iba a salvar su vida al ser juzgado por un tribunal revolucionario de los bolcheviques. al encontrar en ese texto indicios de apoyo a sus ideas, los miembros del tribunal le conmutan la pena capital por una orden de prisión domiciliaria en su lugar actual de residencia.

Como quiera que en ese momento se hallaba alojado en el céntrico y lujoso hotel Metrópol(en Moscú), ese fue su peculiar centro de reclusión, con la condición de realizar una mudanza de sus lujosas habitaciones a un pequeño cuarto en una zona no destinada al uso de clientes. Corría el año 1922 y se iniciaba una etapa de grandes cambios, en la vida del conde y en todo el país (conocido a partir de ese momento como URSS o Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

Salvando las imprescindibles pertenencias familiares, el conde Rostov(condecorado con la orden de San Andrés, miembro del Jockey Club, Jefe de Cacería) asumiría su nuevo rol de ciudadano con movilidad restringida, con elegante pragmatismo, demostrando una templanza y fuerza de carácter dignas de elogio, convirtiéndose en privilegiado espectador de los hechos producidos en un hotel que estaba destinado a ser lugar de encuentro de distinguidos y relevantes miembros del partido y lugar de paso de los ciudadanos más afortunados. Asimismo dado su carácter franco y sociable, conseguirá fraguar amistad con varios trabajadores del hotel y alguna que otra visita, entre ellas una peculiar niña(Nina), una rutilante estrella de cine (Anna Urbanova) o un diplomático norteamericano (Richard Vanderwhile).

Toda la trama está muy bien hilada y mantiene en todo momento el ritmo narrativo, con sorprendentes giros en el guión y la introducción de nuevos personajes que enriquecen la historia. Forma en conjunto un relato de las particulares vivencias del aristócrata venido a menos en el lujoso hotel, pero también una descripción de los cambios acaecidos en la URSS después de la revolución bolchevique y la apuesta por la unión de varias repúblicas y la fuerte industrialización de toda la zona, convirtiéndose en una referencia económica a nivel mundial. Además de la brillante e ingeniosa narración de los episodios de la trama, hay varias referencias literarias, musicales y cinematográficas que han sido sabiamente integradas en el texto.

Pese a haber llegado a este libro, después de ser conocedor de las numerosas críticas favorables y el boom de ventas, sólo puedo decir que he disfrutado de las andanzas de Aleksandr Ilich Rostov sin sentir el peso prejuicioso de tanta alabanza y considero esta lectura como digna de ser leída sin prisas y con la calma y tranquilidad que merecen las grandes obras.

El conde Rostov es un aristocrático bon vivant que gracias a la autoría de un poema evita ser fusilado por la revolución bolchevique pero es condenado a pasar su vida dentro del exclusivo hotel moscovita “Metropol”. Allí se relatan 4 décadas de historia rusa, gastronomía, política, literatura, cine y otras amenidades.
Hasta allí, el relato es delicioso, pero adquiere singularidad por las historias de amor amical (con un trío que se las trae), paternal y de pareja, que muta en forma fascinante durante 40 años. Debo agregar aquí también su amor por Rusia independientemente de las circunstancias.
Sin dudas lo mejor del libro es la riqueza de recursos de este personaje (no me refiero a lo económico) que tras la imagen de un ser snob y superficial es alguien que encierra una sabiduría extraordinaria, que por sobre todas la cosas nos enseña cómo el hombre puede y debe gobernar sus circunstancias y no al revés.
Amor Towles se luce y se gana el respeto del lector.
Podría filosofar sobre lo antinatural de los regímenes totalitarios y como son de atractivos para las mentalidades eternamente adolescentes.... pero mejor lean el libro sobre este hombre que supo reponerse a sus circunstancias... con clase, mucha clase!