Medea a la deriva

Este breve cómic habla acerca de una princesa maga de la mitología griega, Medea. Normalmente es conocida como la esposa de Jasón, la cual mató a sus hijos y fue castigada por los dioses en un enorme bloque de hielo en medio del océano. Pero en este caso, no se trata de Jasón, sino de ella.

A través de un monólogo interior, o quizá hablando sola, Medea nos cuenta qué se siente al ser inmortal. Cualquiera podría pensar es un regalo de los dioses, pero nada más lejos de la realidad: Medea sufre cada día el no poder morir en este destierro al que le han confinado.

También la protagonista reflexiona sobre otros temas como el amor, la ambición o la mentira. En muy pocas páginas y también en pocas palabras, Medea analiza estos temas mientras espera su final.

La gama de colores usados en este cómic es muy básica pero expresa el paso del tiempo de una una forma sutil pero eficaz. Durante el día los colores son azules, mientras que por la noche son de varias tonalidades grises. Además, al amanecer y al anochecer aparece algún tono rosado. Aunque Medea ha perdido la noción del tiempo y ya no cuenta los días hacia su final, para el lector es más fácil seguir la historia gracias a estos cambios cromáticos.

Me parece una adaptación sublime de una historia de la mitología griega que merecía ser contada desde el punto de vista de Medea. Quizá este personaje nunca quede del todo bien con la sociedad, pero por lo menos a través de este cómic se le ha dado voz.

Medea a la deriva es una novela gráfica de 140 páginas en la que el único personaje es la propia Medea, el único texto es su propio soliloquio y el único paisaje el mar abierto.

Medea es castigada por sus crímenes a vagar a la deriva sobre un iceberg que cada día se derrite un poco más, ella no sabe hacia dónde va, no sabe cuál es su destino, pero sí sabe que el mayor de sus castigos es la inmortalidad que le han concedido, ya que no puede morir ni siquiera de su propia mano. Tan solo puede esperar a que ese trozo de hielo se derrita y ver qué sucede en ese momento.

A través de la narración encontramos a una mujer hecha a sí misma, que no se compadece ni retracta de sus actos, que lo único que lamenta es haber amado pero que admite que volvería a cometer los mismos actos que la han llevado hasta aquí una y otra vez, todas las veces que fueran necesarias. Ni se arrepiente ni busca redención.
La propia Medea hablando de sus sentimientos y razonando sus actos, hablando con ella misma, con Zeus y con nosotros (espectadores) en una mezcla de confesión-desahogo-reivindicación.

Las ilustraciones, muchas de ellas sin texto, podrían narrar la historia por si mismas, tal es su fuerza y expresividad. Los colores utilizados: blanco, negro, azul y algo de rojo, me han impresionado bastante, ya que a pesar de ser poquísimos, la utilización es perfecta.

He disfrutado mucho con esta novela gráfica y se me ha hecho corta, ojalá otras 140 páginas que llegasen aún más al fondo de este personaje tan asombroso que aquí, al fin, ha tenido voz propia.

Cuenta la historia de Medea una diosa que mato a sus maridos y a sus hijos y a más gente Que intentó suicidarse cortándose las venas, quitándose las entrañas, arrojándose al mar, apuñalando se en el corazón y siempre resucita sana y salva ya que no puede morir por ser una diosa. quería vengarse de su padre Zeus del que la hizo tan desdichada, el cual la hizo lanzarla al mar y viajar encima de un bloque de hielo para redimirse de sus pecados. Pero lo único que consigue es enfadarla más y querer vengarse.
Medea tiene la angustia de ser un ser inmortal que no puede morir.
Esta condenada a vivir hasta el final de los tiempos.

En este cómic de apenas 140 páginas y casi con menos palabras en él, "Fermín Solís" nos muestra a una Medea destrozada por el castigo al que Zeus la ha desterrado.
Ella no se arrepiente de haber matado a sus hijos, ni siquiera de haber amado. de hecho lo volvería a hacer, amar a Jasón, incluso sabiendo lo que pasaría después.
Lo que no puede soportar es el castigo de la inmortalidad vagando en mitad del océano en un iceberg, sin compañía, sin nada que la distraiga, sin poder quitarse la vida.
Medea nos cuenta su historia en un soliloquio consigo misma y con Zeus, al que amenaza y suplica a partes iguales para que ponga fin a este castigo.
En algún momento afirma que son las mujeres las que siempre pagan por las acciones de todos, y eso me recuerda a otras figuras femeninas de la mitología como Circe o Ariadna.
Los colores que predominan en el dibujo son el azul el gris y el rojo que aparece en contadas ocasiones pero es muy significativo.

¿Puede un solo personaje ser el único en aparecer en toda una novela gráfica? Sí, si es un personaje tan potente e intrigante como Medea.

En “Medea a la deriva”, editado por @reservoirbooks_, nos encontramos con el mito clásico que Eurípides escribió alrededor del 431 a.C. Medea -hija del rey Eetes y la ninfa Idía-, que ha sido expulsada de los Campos Elíseos, está atrapada en un iceberg a la deriva en medio del mar. Por su condición de inmortal, es incapaz de sentir hambre o frío, y ocupa sus días caminando a lo largo del iceberg. Mientras es consciente de que su cárcel de hielo disminuye cada día, descongelándose por la luz del sol, Medea recuerda su vida, a Jasón y sus hijos y todas sus malas acciones.

Pero a pesar de este destierro o castigo de los dioses, Medea parece lejos de arrepentirse, y muestra una actitud firme, fría y sólida. Muestra de ella es una de sus declamaciones: “Sobre mis hombros pesan los asesinatos de mi hermano Absirto, de mis dos hijos y de otras personas que se interpusieron en mi camino o en el de mi amado Jasón… Pelías, Glauce, Creonte… Todos ellos pagaron con su vida haberse cruzado en mi camino.”

La Medea de @fermin__solis se nos presenta, así, como una heroína de su propia tragedia: una mujer fuerte y poderosa -por su condición de hechicera de Hécate- que se rebela contra la sociedad patriarcal que las situaba siempre dependientes de un hombre (en su caso, su padre, su hermano y, posteriormente, su marido).

Me ha encantado esta novelita por su corta extensión, su toque teatral a modo de soliloquio, su paleta de colores apagada (grises, pero con algunos toques contrastados en azul o rojo) y la revisión de este mito que siempre nos ha presentado a #Medea como una mujer despiadada que asesinaba a sus propios hijos como venganza por la infidelidad de Jasón y que ahora nos hace reflexionar sobre otras interpretaciones.
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