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Un lugar a donde ir de María Oruña
No sé a dónde voy, aunque creo que ya no me importa: el juego, definitivamente, está perdido para mí.
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Calificación promedio: 5 (sobre 167 calificaciones)
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Un lugar a donde ir de María Oruña
No sé a dónde voy, aunque creo que ya no me importa: el juego, definitivamente, está perdido para mí.
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Puerto escondido de María Oruña
Le resultó casi placentero hacerlo sola, sin su asistenta, como una niña traviesa, y pensó que su primera infancia, en la que todavía estaban su madre y su hermano pequeño, había sido la única patria que jamás le había traicionado, a la que siempre había podido regresar sin velos de tristeza. Aquel era su propio refugio, su puerto escondido.
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Donde fuimos invencibles de María Oruña
- No tengas miedo. El miedo se hace más grande cuanto más lo temes
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Donde fuimos invencibles de María Oruña
Nos sentíamos invencibles porque amábamos la vida. Sin pensarla como los ancianos, sin ignorarla como los niños. La juventud estaba en nosotros. ¿Qué más podíamos pedir?
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Donde fuimos invencibles de María Oruña
Sin embargo, había aprendido a tener miedo de las personas, de su capacidad para lo mejor y para lo peor.
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Donde fuimos invencibles de María Oruña
Había aprendido a hacer que su patria fuera el lugar donde pudiese ser feliz, donde se atisbase esa posibilidad. Eran tantas las adversidades que le habían sucedido en los últimos años, que se había vuelto más tenaz para lograr que sucediesen cosas buenas: necesitaba sentirse vivo.
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Donde fuimos invencibles de María Oruña
Fueron veladas inolvidables, de risas, de complicidad. De sentirnos jóvenes e invencibles. El verano era poderoso y su energía vital nos arrastraba, nos llevaba a vivir
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Donde fuimos invencibles de María Oruña
La teniente Redondo era la mujer más metódica, disciplinada e implacable que había conocido nunca. Había algo enfermizo en su obsesión por entender y controlar todo lo que estaba a su alcance, pero Clara sabía que aquello formaba parte de su forma de ser y de afrontar la vida.Pero no era su fortaleza, sino su determinación, la que hacía que Valentina fuese realmente valiosa en su trabajo
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Un lugar a donde ir de María Oruña
Experimentaba con todo aquello que le ofrecía la vida, para sentir que no se había dejado por el camino ningún aire por respirar: amaba a hombres y a mujeres, buceaba en la investigación del medievo —que era su pasión—, pero también en otras disciplinas y materias que pudiesen darle sentido al mundo. Lo hacía de forma tranquila, pero con determinación, buscándole respuestas a todo.
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Un lugar a donde ir de María Oruña
A la niebla y el mar, como a los amantes infieles, les cuesta separarse. Deben hacerlo, es su propia naturaleza la que les marca caminos divergentes, pero a veces se entretejen de forma difusa y, en lugar de que todo sea opaco y triste, su encuentro se convierte en algo que sabemos que va a morir, que va a deshacerse en el aire pero que destila belleza
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Empezamos con una fácil: Sherlock Holmes