En el momento en que Claire Gillespie interpela al joven abogado Arthur Outhwaite cuando este va paseando por las decimonónicas calles de Nueva York en una tarde de otoño, desconoce hasta qué punto su vida va a cambiar en todos los sentidos... Más que una invitación por parte de la nieta de Archibald Gillespie es un requerimiento urgente para atender a su abuelo, quien se encuentra en unas circunstancias que demandan de Arthur Outhwaite una atención inapelable... el señor Gillespie parece estar gravemente enfermo, incapaz de hablar y de comportarse con normalidad. Además parece que desconfía de todos los miembros de la casa, parientes y sirvientes, y esta es la razón por la que envía a una persona inocente, su nieta, a pedir ayuda al exterior. De la mano de Outhwaite nos sumergimos en un misterio con tintes dramáticos, conocemos la vida de nuestros protagonistas y nos paseamos por las diferentes clases sociales en la que estaba estructurada la Nueva York de finales del siglo XIX y principios del XX, no faltándonos motivos para disfrutar de esta obra maestra que es Uno de mis hijos. En Uno de mis hijos, Anna Katharine Green creó una historia que da buena muestra de cómo se hacían las cosas en aquellos tiempos, con minuciosidad y precisión, y cuidando al máximo detalles como la ambientación y la profundidad de los personajes, pues no solo nos presenta un misterio, sino que sus personajes están vivos e investidos de unas características que los singularizan... incluso los que parece que por parentesco o trabajo podrían tener ciertos rasgos comunes, de la mano de nuestra autora muestran con detalle y precisión una personalidad totalmente diferente. La narración se ve enriquecida en cada página gracias a las descripciones y al estilo, siendo todo un lujo para los amantes de la artesanía. Y cuando digo artesanía me refiero a que, para este libro, la autora moldea y crea a los personajes construyéndoles una magnifica tela de araña, enredándolos a ellos y a nosotros los lectores en una trama compleja y rica. Por eso uno de los placeres que ha supuesto leer este libro, único e incomparable, ha sido el de luchar de modo figurativo con la autora, para comprobar dónde quería llevarme y por qué quería llevarme hasta allí. Y aún así, no solo he disfrutado del misterio y de todas las pistas que la autora me ha ido entregando, sino que pasearse por una época como aquella ha sido un placer, y sigo descubriéndola y rememorándola en cada ocasión que se presenta. Pese a ser pionera en este género (el de las novelas de detectives), Anna K. Green supo reconocer la importancia de estos,; por tanto, no solo vamos a tener uno, sino que serán dos los presentes en la investigación: el joven e impetuoso Caleb Sweetwater, y su maestro y mentor, Ebenezer Gryce; este último está curtido de experiencias que le hacen ver más allá de las apariencias y juegos de espejos con los que en cada momento se nos presenta la realidad. En esta obra, el papel que a mi juicio tiene el abogado Arthur Outhwaite es el de ser los ojos del lector. Aquí la autora es honesta, en el sentido de que todas las pistas y datos que ella nos va entregando lo hace a través de este personaje, y él determina las reflexiones y decisiones según lo que la autora le va dejando ver o entrever... hasta llegar al "sorprendente final", culminación y resolución del misterio, así como a las felices o no tan felices consecuencias dependiendo del personaje al que nos refiramos. A mi entender, Uno de mis hijos es una novela de misterio, realista y con unos tintes melodramáticos, que nos hace disfrutar no solo del misterio que nos plantea Anna K. Green, sino de todos los cuadros costumbristas que son un fiel reflejo de la sociedad neoyorquina de la época; y en ellos nos involucra la autora con su preciosísima prosa de tal manera que nos da mucha pena terminarla. Todo este buen hacer, la minuciosidad, el cuidado y el cariño que vemos en la obra de Anna K. Green, se palpa en la edición de este libro. Debería estar en todas las estanterías de aquellos que amamos no solo las buenas novelas, sino también las buenas ediciones. Esta sin duda es de lujo, y además incluye las preciosas ilustraciones originales de Louis Betts, y solo por ellas ya merece la pena tener la novela. Además, debo resaltar la esclarecedora y didáctica introducción de Juan Mari Barasorda (reconozco que la leí después de terminar el libro, por eso de no contaminar las primeras impresiones), y sobre todo la magistral traducción de Rosa Sahuquillo Moreno, que ha sabido captar y trasladar a la obra toda la ambientación, argumentación... además de la esencia de todos los personajes. + Leer más |
Si pensamos en escritoras pioneras de la novela policíaca, la primera que nos viene a la mente es Agatha Christie. Pero una de las fuentes de la que bebió esta escritora fue de la literatura de la casi olvidada Anna K. Green.
Ana Ballabriga nos acerca la historia de esta mujer que creó el arquetipo de la ancianita investigadora (que luego retomaría Agatha Christie para caracterizar a Miss Marple), que sentó las características del detective clásico (que inspiraría a Conan Doyle) y que dio nombre al género detectivesco.