El laberinto de los espíritus

En el poder las puñaladas nunca llegan de frente, siempre por la espalda y con un abrazo.

Uno solo es libre hasta donde desconoce la verdad.

A veces, cuando los dioses no miran y el destino se pierde por el camino, incluso la buena gente tiene un poco de suerte en la vida.

Un padre nunca ve envejecer a sus hijos, y a sus ojos siempre se aparecen como aquellos niños que un día le miraban con veneración, convencidos de que tenía las respuestas a todos los enigmas del universo.

Cada cual vive la fe a su manera.

¿La verdad? Tú y yo sabemos que no existe tal cosa. La verdad es un acuerdo que permite que los inocentes no tengan que convivir con la realidad.

Nadie sobrevive a una guerra civil con un ápice de dignidad del que presumir.

No hay listón lo bastante bajo para la mezquindad cuando se le dan riendas.

Nadie que haya vivido una guerra con los ojos abiertos puede volver a creer que las personas somos mejores que cualquier otro animal.

Qué hermosa sería la vida si fuésemos capaces de querer a quien lo merece.