Demasiadas veces las que el protagonista se califica así mismo como genio, y ninguna en la que yo haya sentido que es así.
Una historia que empieza fuerte pero se va debilitando a lo largo de unas novecientas páginas, en una exhalación lenta y pesada, sobretodo en la última parte, en que la presunta relación sentimental se queda en eso, en presunta, y que no llega, al menos hasta donde leí, a punto culminante alguno en todo el relato. Solo algún amago esporádico consistente en un roce ligero de
manos, una mirada ambigua...
Mojigatería y presuntuosidad en cada capítulo.
La estrella es por el estilo de la escritura. Sin embargo, no pude terminarlo.