Ni en un millón de años se permitiría elegirla a ella como esposa. Era demasiado peligrosa, en exceso, para su paz mental.
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Ni en un millón de años se permitiría elegirla a ella como esposa. Era demasiado peligrosa, en exceso, para su paz mental.
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Había sido algo de verás embriagador. Casi tanto como para que una dama olvidara que el hombre que la estaba besando era un canalla indigno. Casi... pero no del todo.
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El amor no tiene que ver con tener miedo a que te lo arrebaten. El amor tiene que ver con encontrar a la persona que te llene el corazón, que te hace ser una persona mejor de lo que nunca soñaste ser. Tiene que ver con mirar a tu mujer a los ojos y estar convencido hasta lo más hondo de que ella es, sencillamente, la mejor persona que has conocido.
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Cada día parecía revelar una nueva singularidad de su carácter, algún hábito único y enternecedor que les unía cada vez más. Le gustaba conocer esas extrañas cositas de él, como la manera en que doblaba siempre la almohada antes de ponerse a dormir o el hecho de que detestara la mermelada de naranja y adorara la de limón.
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Tenía la impresión de que cuando sus hijas estuvieran en edad de casarse, Anthony se convertiría al catolicismo solo para poder encerrarlas en un convento con paredes de cuatro metros.
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En aquel instante parecía que ella, con su rostro inclinado hacia él y los labios algo separados, le conociera mejor que ninguna otra persona que hubiera caminado alguna vez sobre esta tierra.
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A veces nuestros temores responden a motivos que no sabemos explicar. A veces se trata de algo que sentimos en las entrañas, algo que sabemos que es cierto, pero que a cualquier otra persona le parecería ridículo.
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Edmund Bridgerton ocupaba el mismísimo centro del mundo de Anthony. Era alto, de hombros anchos y cabalgaba a caballo como si hubiera nacido sobre la silla. Siempre sabía las respuestas a las preguntas de aritmética, no ponía pegas a que sus hijos tuvieran una cabaña en los árboles, y tenía esa clase de risa que calienta un cuerpo desde dentro hacia fuera.
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—Significa que el amor no tiene que ver con tener miedo a que te lo arrebaten. El amor tiene que ver con encontrar a la persona que te llene el corazón, que te hace ser una persona mejor de lo que nunca soñaste ser. Tiene que ver con mirar a tu mujer a los ojos y estar convencido hasta lo más hondo de que ella es, sencillamente, la mejor persona que has conocido.
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El momento inesperado era siempre el más dulce.
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¿Cuál es el título nobiliario de Anthony?