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Mediante esta saga me he estrenado con Julia Quinn y si de algo no me cabe duda es de que la seguiré leyendo. Tiene la habilidad de crear historias que atrapan, que tienen giros, romance y tensión en su justa mediada pero, al mismo tiempo, mantiene sus historias en un plano bastante "normalito", y con esto quiero decir que sus libros no son, en un absoluto, un dramón de telenovela. ¡Y cómo lo agradezco! Colin, junto a Benedict, era el hermano Bridgerton que más me gustaba desde el primer libro. Tiene esa personalidad encantadora y chispeante que le va como anillo al dedo al protagonista de un romance de época. Penelope, a su vez, es un personaje recurrente de los anteriores libros que te conquista poco a poco. Tiene cameos en todos los libros y la conocemos a través de los distintos protagonistas como la amiga feucha a la que ninguno presta demasiada atención pero que los lectores vemos, tiene mucho que aportar. El misterio de la identidad de lady Whistledown, que será revelada durante esta cuarta entrega, diría (o al menos para mí así fue) que en realidad ya fue revelado en el epílogo del anterior libro... Por esto me ha resultado un poco confuso que dicho personaje (el cual no revelaré por sí acaso algún lector aún no lo sabe) se haga el longuis durante la mayor parte del libro, como si la autora quisiera jugar con el lector y las muchas opciones viables (porque lo cierto es que lady Whistledown podría haber sido más de un personaje a la perfección). Lo que más me ha gustado, sin duda, es el romance en sí mismo. Me ha encantado ver a Colin redescubrir a Penelope, a esa chica a la que creía conocer pero a la que de repente ve bajo una nueva luz. Me ha encantado el progreso de su relación, tan típicamente natural en esta autora, sin más complicaciones que las justas. Me ha encantado también el ritmo de los sucesos, pues me ha sorprendido gratamente y me he reído con cosas como la curiosa pedida de mano y me ha conquistado la reacción de Colin cuando cae en la cuenta de los evidentes desaires que Penelope sufre no sólo por parte de la sociedad, sino también de su propia madre. Colin es de esos personajes maravillosos que te hacen enamorarte poco a poco de una idea, de un concepto de romanticismo y caballerosidad muy novelesco que, bien llevado como es el caso, resulta un éxito rotundo. Pero el éxito no sólo le pertenece a él, ni a Penelope, como ya Quinn nos tiene acostumbrados, los personajes secundarios son vitales. Tenemos por un lado al resto de Bridgertons, aunque he de decir que me apena lo poco que salen los ya casados (y por tanto más conocidos por el lector), entiendo que la autora ha de introducir a los próximos protagonistas, como son Eloise o Hyathint. Y además de la prole familiar, tenemos a Lady Danbury como señora algo gruñona, personaje recurrente también, al que la autora confiere un girito maravilloso en este libro. Y no nos olvidemos, por supuesto, de la introducción de la siguiente novela... No lo he comprobado aún, pero es evidente que Eloise será la siguiente protagonista ya que parece tener un interés amoroso con el que se cartea y, aunque no se confirma durante el epílogo, tiene toda la pinta de haberse dado a la fuga durante los acontecimientos finales. ¡Qué emoción! No puedo negar que la perspectiva de conocer a un personaje totalmente desconocido me resulta de lo más emocionante, ¡hay infinidad de posibilidades! En resumidas cuentas, un libro que temía me decepcionara por las expectativas generadas por sus dos protagonistas y que, si bien algunas cosas no me han convencido del todo (básicamente el don de la escritura de Colin me parece un poco cogido con pinzas, pero bué), el romance es total y absolutamente perfecto. Solo queda cruzar los dedos por que la saga siga a este nivel. + Leer más |