El hombre que mató a Antía Morgade

Después de dos años en Ponferrada, la agente Barroso vuelve a su puesto original, siendo ayudante del investigador Santiago Abad.
En este caso la historia comienza con un grupo de antiguos compañeros de un piso tutelado que se reencuentran después de 20 años. En la cena que tiene lugar en la terraza de un restaurante de Santiago la noche de los fuegos del Apóstol, uno de ellos aparece muerto mientras ven los fuegos artificiales.
El enredo radica en que estos personajes vivieron la muerte de Antía Morgade en el piso tutelado y el culpable de ese hecho acaba de salir de prisión.

Con un aire a las novelas de Agatha Christie, Anrantza Portabales nos mueve entre el presente y el pasado de este grupo, de las mentiras, los secretos y las traiciones que los llevaron a donde están ahora.
Al mismo tiempo los investigadores se ven involucrados en sus propios sentimientos al volver a trabajar juntos. Abad y Barroso tienen un pasado juntos que todavía da coletazos y tambalea la férrea voluntad de los protagonistas.

La novela es entretenida y amena, narrada desde muchos puntos de vista nos hace más participes de la trama que enreda a todos los personajes.
La parte de la investigación y la sospecha entre los personajes es adictiva, sin embargo la parte personal sobre los protagonistas, con tantas idas y venidas se hace un poco pesada por momentos. Es como si ambos se moviesen en un circulo continuo. Círculo que parece que no ha terminado de girar y espero si hay próximo libro nos aclare ese final.

Víspera de la festividad de Santiago apostol. Seis amigos quedan para cenar tras veinte años sin verse. Tienen en común que cuando eran muy jovencitos compartieron una casa tutelada. Todos eran huérfanos y, ya próximos a la mayoría de edad, entraron en un programa piloto: compartían piso con monitores y así se preparaban para la vida que les esperaba fuera de la tutela de la Xunta. Pero en esa casa ocurrió algo: una de las chicas, Antía Morgade, se suicidó cortándose las venas. Tiempo después, uno de los educadores Héctor Vilaboy fue acusado por otra chica de abusar de ella. Salió a la luz que también abusaba de más chicas, entre ellas de Antía. Héctor fue condenado a veinte años de prisión y acaba de salir. El hermano de Antía, Carlos Morgade no ha podido superar el suicidio de su hermana: se considera responsable por no haberse dado cuenta de lo que pasaba.

A la cena van Carlos que se gana la vida en el mismo Santiago cantando sus canciones en un pub, Eva casada sin hijos. Mónica presentadora de la televisión gallega, modelo e influencer, Lito ex toxicómano, Iago biólogo influencer que acaba de volver a España y Xavi. En el momento de los fuegos artificiales que dan inicio a las fiestas del patrón de la ciudad, suena un disparo pero nadie puede oírlo. Cuando terminan los fuegos, Xavi está desplomado en la mesa que todos compartían: ha recibido un disparo.

Abad y Barroso serán los encargados de investigar el caso. Un caso en el que Abad está de alguna manera comprometido personalmente pues fue conoce a los protagonistas de la cena, por haber ido a clase con algunos de ellos. Un caso que girará continuamente en torno a Hector Vilaboi: Carlos está convencido de que va a por ellos, que pretende vengarse por esos veinte años pasados en prisión y que los irá eliminando uno a uno. ¿Es eso cierto? ¿Ha vuelto Vilaboi para vengarse o hay alguien más detrás de ellos?

“El hombre que mató a Antía Morgade” es (casi) una novela de las que se denominan de habitación cerrada. Aunque cambian los escenarios, en la mayoría de las escenas delictivas hay un escenario único, cerrado, del que nadie pudo entrar o salir. Y, sin embargo, la autora consigue que no dudemos solo de los que se encontraban en él sino que también abramos la puerta a la posibilidad de que, de una u otra manera, alguien haya podido entrar. También es un bonito homenaje a una famosa novela de Agatha Christie. No diré cuál es para no dar pistas de por donde van los tiros en esta historia pero sí os diré que es mi preferida de la autora.

Me han gustado mucho los personajes. A Abad y Barroso ya los conocía de la anterior novela (no he leído aún “Belleza roja”) y me gusta mucho la relación de tira y afloja que se traen entre los dos. Para más inri, en esta ocasión hay una tercera pata para el banco, a ver cómo se las apañan. Su relación personal es problemática pero su relación laboral es magnífica. Es un equipo que se complementa y en esta ocasión se nota mucho pues, al estar en cierta manera Abad implicado personalmente, Barroso tiene que ser la que mire las cosas fríamente y desde fuera, pensando en alternativas en las que Abad no quiere pensar.

La trama me ha gustado muchísimo. Si bien es cierto que adiviné algunas cosas desde casi el principio y que otras las sabemos porque vamos adelantados a la policía, mi interés se ha mantenido siempre constante. Necesitaba seguir leyendo para ver si mis sospechas se hacían realidad, para saber el qué y el cómo, para descubrir todos los secretos de una novela que, la verdad, los tiene en abundancia. Porque no sólo tenemos que descubrir lo que alguien está haciendo en la actualidad sino lo que ocurrió hace veinte años cuando murió Antía Morgade. Algo que está resuelto, al menos en teoría pues un hombre ha cumplido condena de veinte años por unos hechos similares pero, según vamos leyendo, veremos que hay muchos más secretos que nunca salieron a la luz. Y que en esta novela nadie dice la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

La novela se estructura en capítulos cortos. La mayoría de ellos están narrados por un tercero omnisciente que se fija o bien en los dos policías investigadores o bien en algunos de los asistentes a la cena. Otros capítulos son narrados en primera persona por uno de los personajes, no os digo cuál. Con un estilo directo y sin florituras, con una prosa en la que abunda el diálogo, con un ritmo constante y creciente según nos vamos acercando al final, con una facilidad tremenda para hacernos dudar de todo y de todos, he devorado “El hombre que mató a Antía Morgade”. Una novela fácil y rápida de leer pero que toca temas peliagudos como la culpa por lo que hicimos o lo que no hicimos, la situación de desamparo de los niños que crecen sin padres acogidos por el sistema público, el duelo, la pérdida y la forma de lidiar con ellos. Muy interesante.

Conclusión final

Es la tercera novela que leo de Arantza Portabales y no será la última porque cada vez me gusta más. Esta serie policíaca no tiene desperdicio y os aconsejo que le deis una oportunidad.

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Es la primera vez que leo a la autora y, aunque esperaba un poco más de este libro, me ha parecido muy entretenido. La trama es muy atrayente, los motivos de lo que sucede también, pero me ha parecido un poco predecible.

Es un libro lleno de misterios, secretos y mentiras. Seis adultos que tuvieron una adolescencia muy difícil se reencuentran y acaban enfrentándose a su pasado.

Su lectura se hace muy amena, está dividido en muchos capítulos muy cortos, pero no me ha enganchado como me hubiera gustado, aunque, como ya he dicho, es muy entretenido y se lee muy bien.

"El hombre que mató a Antía Morgade" es el tercer libro de la serie Abad y Barroso. Quizá lo ideal es leerlos en el orden correcto porque, al ser el primero que leo y no haber leído los anteriores, siento que me he perdido en ocasiones y que me faltan datos para entender las actitudes de Santiago Abad y Ana Barroso, inspector y subinspectora del caso.

Si no conocéis a Abad y Barroso ya os vale. Id corriendo a leer Belleza roja y empezad por el principio.
En esta tercera entrega protagonizada por estos dos policías me he encontrado una novela llena de secretos y mentiras guardados en un cajón hace veinte años y que van a ir manifestándose por fin para llenarlo todo de sangre. Un grupo de adolescentes que vivieron un hecho traumático entonces y que en la actualidad les sigue persiguiendo.
La forma de narrar de Arantza y los capítulos cortos hacen que te sientes a leer y te olvides de todo lo demás. Aunque esta vez se me ha hecho un poco repetitivo, todo hay que decirlo. Esa sensación de que la trama no avanza y de que ésto ya lo había leído. Ya me entendéis.
Pero luego está el tema de los personajes. Inolvidables. Muy bien trazados, con una profundidad extraordinaria. Vistos de una manera muy psicológica. Y ese juego del gato y el ratón en el que me he visto inmersa sin saber quién es el gato ni quién el ratón. Formidable.

Hoy os traigo el tercer libro de la serie de Abad y Barroso, que después de lo que me gustaron los anteriores, tenía muchas ganas de leer.

Ha sido una buena lectura, una trama ágil, adictiva, en la que la pluma fluida de la autora me volvió a atrapar en sus capítulos cortos e intensos que te hacen no despegar del libro desde que empiezas.

Quizá hay cosas que te ves venir pronto pero que no me restó interes para seguir leyendo y descubrir el final.

Una lectura entretenida que se lee muy bien y que deja con muchas ganas de seguir leyendo a la autora.

Si no conocéis a la autora, os animo a descubrirla.

Seis amigos se reúnen tras veinte años sin verse. Todo es felicidad y alegría por el reencuentro hasta que uno de ellos recibe un disparo a quemarropa, dejándolo muerto en el acto.
Así comienza El hombre que mató a Antía Morgade: una obra que oscila entre la novela policiaca y el romance fallido entres dos inspectores de policía.
Cuando leí la sinopsis por primera vez, tuve que dejarlo a la mitad porque sentía que contaba demasiado, que no me iba a dar margen para sorprenderme, ni de la historia, ni de los giros de trama que auguraba. Ni uno ni lo otro.
De primeras, los personajes, todos, los sentí repetitivos, cada uno cumplía una función específica y nunca se salían de su papel. A eso debería sumarle el ritmo de lectura: al estar narrado por las voces de todos los personajes: tanto inspectores Abad, Barroso como los demás personajes, la historia se me hizo muy cuesta arriba.
Me gustó mucho el estilo narrativo de la autora y pienso que no es un mal libro para introducirse en su universo literario, a pesar de que éste es el tercer libro de la saga Abad y Barroso, y es el único libro que he leído de ella.
Una vez que terminé de leer el libro volví a leer la sinopsis para comprobar si cumplía con todo lo que prometía y sí, y no sólo eso, creo que la sinopsis pintaba la historia de una manera y la autora abordó la historia de otra llevándola por otro camino. Lamentablemente, no para bien.
A pesar de que no me convencía el método de investigación que manejaban los policías, demasiado lentos, lo que más ruido me hizo fue el constante tira-y-jala de Ana y Santi; esto es algo que una vez puedo pasarlo, pero cuando la historia se centra en esos desvaríos (y se supone que es un thriller) lo siento, pero no puedo con ello. Y aunque fuese una novela negra tampoco lo catalogaría como tal, ya que en este género se centra en el desarrollo (para bien o para mal) de los personajes, cosa que, como dije arriba, no vi en ninguno.

Santiago de Compostela, 2021: seis amigos acuden a una cena de reencuentro tras más de dos décadas sin verse. Durante el espectáculo de fuegos artificiales previos a la festividad del Apóstol, un disparo a bocajarro acaba con la vida de uno de ellos. A partir de aquí se descubrirá una trama del pasado de todos ellos que Barroso y Abad tendrán que desentrañar para resolver el crímen.

Última entrega publicada de la saga de Abad y Barroso y para mi ha sido la más flojita de todos. Me he gustado, pero la relación de los policías vuelve a ser casi la protagonista de la trama, afectando bastante a la investigación y a mi personalmente me saca bastante de la historia.

Está muy bien escrito, pero la trama para mi ha sido un poco floja y me he quedado esperando un giro de esos que me gustan a mi que desgraciadamente no ha llegado.

Me gusta que esté ambientado en postpandemia, y en ocasiones me ha recordado a Y no quedó ninguno de Agatha Christie, que esté ubicada en Santiago de Compostela para mi es siempre un punto a favor y espero que la autora siga con la saga, merece la pena.

“Dicen que el arte, en su mejor versión, nace del dolor. Es cierto, pero también nace de todos los factores externos que lo provocan. Nace del amor, del odio, del despecho, de la morriña. Nace de la nostalgia, de lo que fue y ya nunca será, de lo que pudo ser. El arte es nuestro pasado encontrando un hueco en nuestro presente en el que nos limitamos a ser lo que fuimos. Algunos no nos conformamos con lo que la vida nos ofrece” ~ El hombre que mató a Antía Morgade de Arantza Portabales.

Adoro como escribe @arantzaportabales. Me encanta su estilo elegante y directo. Me encantó Belleza roja y La vida secreta de Úrsula Bas –este último de esos que no puedes dormir hasta que lo terminas– pero en esta ocasión he de decir que El hombre que mató a Antía Morgade se me ha hecho cansino. ¿La culpa? de los investigadores. Me ha sobrado Abad y Barroso a punta pala. Demasiado culebrón para mi gusto, me sacaba de la investigación, que también se me ha hecho muy larga quizá por este motivo, no lo sé.

En esta ocasión nos encontramos con el caso típico de una serie de personajes que van siendo asesinados. Sabemos que uno es el culpable de los crímenes y que se relaciona con algo sucedido en el pasado y, por supuesto, a medida que avanza la investigación se va conociendo que todos tienen motivos para cometer los crímenes.

La historia transcurre en Santiago de Compostela en 2021 donde seis amigos se reúnen tras más de veinte años sin verse. Todos vivían en un piso tutelado cuando eran adolescentes y cuando murió Antía Morgade, la hermana de uno de ellos. En aquella época la investigación había dictaminado que se trataba de un suicidio pero ahora comienza a desentrañarse que había motivos para que se hubiese pensado en un crimen.

A pesar de que me ha gustado menos que los anteriores os animo a leerlo. Es entretenido y si os gusta el culebrón entre los investigadores lo vais a disfrutar. A mi es que me sobra y en esta ocasión me ha sobrado bastante.

Con solo cinco libros, Arantza Portabales se ha convertido en una de mis autoras favoritas de novela negra en español. Bueno, de novela en general, porque su “Deje su mensaje después de la señal” es una auténtica joya que no puedo dejar de recomendar. En “El hombre que mató a Antía Morgade” retoma la serie protagonizada por el Inspector Santiago Abad y la Subinspectora Ana Barroso, haciendo en esta tercera entrega un claro homenaje a una de las novelas más conocidas de Agatha Christie.

Después de años sin verse seis amigos se reúnen para cenar en una terraza de Santiago de Compostela. Tras los postres, y durante los fuegos artificiales por la festividad del Apóstol, un disparo a bocajarro acabará con la vida de uno de ellos. Las claves para resolver el caso se encontrarán en su pasado, cuando siendo adolescentes convivieron en un piso de menores tutelados, y en la muerte de Antía Morgade, la séptima integrante del grupo, y cuya muerte 20 años atrás sigue estando muy presente en sus vidas.

Una vez más, Arantza Portabales ofrece una historia de esas que resulta difícil soltar. Una narración directa, con un estilo claro y conciso, y capítulos cortos que se centran en lo importante, alejándose de descripciones innecesarias (quizás debido a que viene del mundo del microrrelato donde cada palabra cuenta) hacen que la lectura sea súper fluida (¡que me lo digan a mí que leí 300 páginas del tirón!).

Se nota una clara evolución en los personajes de Abad y Barroso. Aunque se puede leer de forma independiente, su relación se viene desarrollando desde la primera entrega de la serie, “Belleza roja”, por lo que si queréis entender todos los matices de su turbulenta historia es recomendable empezar por el principio.

Abad y Barroso siguen a vueltas con una relación en la que, a pesar de que ambos se encuentran girando en la misma órbita, nunca llegan a confluir en ese punto que permitiría que su relación saliese adelante. Ambos personajes se mueven en esa escala de grises que hace que resulten más humanos, pudiendo llegar empatizar con ellos (sobre todo Santi) a pesar de algunos de sus actos sean absolutamente condenables.

A pesar de su tormentosa relación personal, en lo profesional siempre han funcionado como una máquina bien engrasada, pero la nueva situación personal de Ana y el pasado de Santi con alguno de los sospechosos, amenazarán con mandar al traste también su buen hacer en el trabajo.

A través de los personajes que forman ese grupo de amigos se exploran temas como la culpa, culpa por aquello que hicimos y por aquello que estuvo en nuestra mano hacer y preferimos ignorar; el dolor de una pérdida, el duelo y las diferentes formas de enfrentarse a él, podemos elegir seguir anclados en ese dolor o podemos dejarlo ir para permitirnos avanzar; o la indefensión en que se encuentran muchas veces los menores tutelados y cómo el sistema falla en ocasiones a aquellos que más lo necesitan.

La muerte está presente a lo largo de toda la historia, sobrevolando a todos los personajes. Ese miedo a que pueda llegarles en cualquier momento es palpable durante la lectura, mostrando cómo puede llegar a bloquearte, no dejándote hacer nada más que esperar a que te alcance, o cómo puede hacerte coger el toro por los cuernos, aún a riesgo de equivocarte en tus acciones.

Una vez finalizado, el título “El hombre que mató a Antía Morgade”, no puede parecerme más acertado. ¿Es ese hombre al que alude el título el responsable único de su muerte? ¿o es más bien un caso de “entre todos la mataron y ella sola se murió”? Más allá de lo entretenido que me ha resultado el misterio, con lo que me quedo es con cómo la historia hace mirar a sus personajes hacia dentro, para tratar de reconocer el impacto que sus actos (ya sean por acción u omisión) pudieron tener en la muerte de Antía. Porque siempre es más fácil buscar culpables que asumir los propios errores, aunque joda reconocerlo.

No sé si lo próximo que publicará Arantza será un nuevo caso de Abad y Barroso, pero tampoco me preocupa mucho porque, escriba lo que escriba, voy a estar ahí para leerlo.

Ha caído en mis manos un thriller impresionante, narrado de una manera original, ágil y con un elenco de personajes que podrían haber surgido de la pluma de Agata Christie. Una novela con una calidad excepcional y una genial trama donde aquello que parece evidente es lo contrario a la verdad.
“El hombre que mató a Antía Morgade” comienza con un enigmático asesinato en una fiesta de amigos que se convierte en el pistoletazo de partida para un libro magistral. Un antiguo caso de abuso a adolescentes, un suicidio consecuencia del mismo y un delincuente que cumple condena y vuelve a la calle, darán pie para que Santiago Abad y Ana barroso vuelven a protagonizar una investigación trepidante, salpicada por los problemas de sus propias vidas y con un ramillete de secretos que obligarán a agudizar el ingenio de los inspectores.
Arantza Portabales teje una red tupida, sin fisuras y que nos deja sin aliento desde el primer acontecimiento hasta su resolución. Una trama precisa, intrincada y muy interesante; un devenir de acontecimientos que nos arrastra por varios caminos, muchos sin salida y que no permite sospechar el secreto que esconden (el ingrediente principal de una gran novela de suspense), una estrategia literaria que te enreda en el misterio para soltar hilo poco a poco sin que percibas lo que sucede en realidad. El tratamiento psicológico excepcional que caracteriza a la autora en todos los trazos de sus personajes hablan a las claras de su magnífica pluma.
Mi consejo es que no dejéis pasar la oportunidad de leer esta novela. El texto engancha de principio a fin, no podréis apartar la mirada del libro y si lo hacéis, estaréis deseando regresar a su encuentro para disfrutarlo al completo.