Lo que la marea esconde

El cuarto libro de la serie sobre Valentina Redondo, teniente de la Guardia Civil. En este caso todo recuerda constantemente a las novelas de misterio tipo Agatha Cristhie, de esas donde resolver el asesinato se tornaba imposible, porque prácticamente era el asesinato perfecto.
El libro empieza pesado, quizás sea por qué el mundo del tenis no me parece muy interesante. Digo lo del tenis, porque el desencadenante de esta historia ocurre en una cena de miembros de un club de tenis, federación tenistas y ex tenistas. Y durante buena parte del libro los miembros del equipo de Redondo van de un sitio a otro haciendo los mismos interrogatorios a personajes que tampoco son muy interesantes. Aquí, en este libro, la autora decide someter a su prota a un trauma, para que se vuelva la típica poli atormentada. Afortunadamente, no es una borracha, ni se droga y por suerte parece que eso se soluciona. Pero a mí me aburre ya un poco que todos los policías que investigan homicidios tengan unas vidas tan traumáticas y les pasen cosas tan chungas. ¿Es que no existen policías normales?
En fin, que me desvío del tema, que hasta casi el final del libro la cosa no se pone interesante.

Un libro que rinde homenaje a esas historias de misterio, que en la actualidad no aportan nada novedoso, pero que siempre las leemos con gusto todos los amantes del género.

El cuarto libro de la serie de la teniente Valentina Redondo, tenía dudas de leerlo sin haber leído los libros anteriores, pero no es necesario. al principio se puede pensar que sí, porque se hace alusión a una tragedia que ha marcado la vida de la teniente, pero todo lo sucedido se aclara con detalle.
Este libro se puede ver desde dos partes, una es la parte del crimen y la investigación policiaca, está parte es interesante, pero sin duda el interés se debe a que la autora recurre a un clásico de las novelas de suspenso, el crimen en un "cuarto cerrado" así que no diremos que se caracteriza por la creatividad, tampoco con la solución y el resultado es bastante predecible. Así que hasta ahí tenemos un libro policial que pasa sin pena ni gloria, pero que se puede considerar una buena forma de pasar el tiempo.
Pero el libro no gira en torno a lo policial, si no que gira en exceso en relación con la tragedia de Valentina y las consecuencias que esta tragedia tiene en la vida de la teniente, el tanto insistir sobre este punto resulta bastante cansador y hace que el libro se vaya poniendo pesado y aburrido.
Pero más latoso son las constantes frases de reflexión sobre la forma en que se puede hacer frente a las tragedias, al final parecen consejos de manual básico de psicología
Tanta reflexión se hace innecesaria, inútil y alarga el libro en demasia haciendo que el libro se vuelva aburrido y pesado de leer

Judith Pombo es una mujer resuelta, segura de sí misma y muy poderosa. Como presidenta de un club de tenis, acude a un evento exclusivo en una goleta para celebrar una cena con las personas más influyentes del mundo de este deporte, pero antes de hacer las presentaciones pertinentes entra un momento al camarote principal, cerrando por dentro. de repente, los asistentes escuchan un grito y, al tirar la puerta abajo, descubren que Judith yace muerta en su cama con una herida mortal. La teniente de la Guardia Civil Valentina Redondo es la encargada del misterioso crimen, pues aparentemente es imposible que alguien haya entrado o salido del camarote sin ser visto. Mientras Valentina y su equipo tratan de hallar una explicación coherente, tienen lugar otros hechos que también los traerán de cabeza.

Por otro lado, Valentina ha tenido que lidiar con unos sucesos que supusieron un duro golpe en su vida y que trastocaron todos sus planes, así como los de alguien más.

Lo que la marea esconde es una historia que pertenece a las llamadas «novelas de habitación cerrada», del estilo de las de Agatha Christie; es más, muchos de los capítulos comienzan con un fragmento de sus obras, así como de Edgar Allan Poe o de Gaston Leroux. Es la cuarta entrega de la saga del Puerto Escondido pero son historias independientes aunque con Valentina Redondo como protagonista en todos ellos. Como soy así, me he leído este libro sin haber leído los demás, y si bien es verdad que he notado que me faltaba conocer la historia de la teniente, María Oruña da los datos suficientes para comprender lo que ya se ha contado en anteriores libros.

Me ha parecido una novela muy bien hilada y muy bien documentada. No tiene grandes momentos de sobresalto, sino que se va cocinando a fuego lento, dando cada vez más detalles con los que el lector va formando sus propias hipótesis. El final es inesperado y sorprendente. Por ponerle un «pero», diría que los capítulos me han resultado muy largos, pero eso ya es gusto personal. En cuanto a la historia de Valentina, me he quedado con ganas de saber más, por lo que sin duda leeré el resto de libros del Puerto Escondido.

Si os gustan las novelas policíacas y el estilo de Agatha Christie, os recomiendo leer a María Oruña, pues os encontraréis con una escritura sin detalles escabrosos pero llena de pistas y con un entramado de historias que finalmente cobran sentido y sorprenden al lector.

Cuarta entrega de la Teniente Valentina. de los otros libros me acordaba vagamente ya que me los leí hacía mucho tiempo. En esta cuarta entrega, va refrescando la situación de Valentina y Oliver y viene muy bien, ya que ya te pones en situación y te refresca la memoria.
El libro empieza con el asesinato de una habitación cerrada que recuerda un poco a la ratonera. La primera parte del libro se me ha hecho pesada, tanto interrogatorio y tantas vueltas a lo mismo se hace monótono. Luego, ya empieza animarse y la verdad es que puedo decir que me ha gustado. Pero no está a la altura de los anteriores que me gustaron más.

Tengo predilección por esta autora y soy fan de la saga de "Puerto Escondido"😍. Una vez más nos volvemos a encontrar con los mismos protagonistas y ante un caso al más puro estilo Agatha Christie ☺️. Me ha sorprendido muchísimo y me ha tenido totalmente desconcertada. RECOMENDADO ✅.

La teniente Valentina Redondo y su equipo desentrañan de nuevo un complejo caso en Cantabria, esta vez en la capital, Santander; un “crimen de habitación cerrada”. La autora hace así un homenaje a autores como Agatha Christie, Leroux o Poe, citándolos al inicio de cada capítulo. Y, aun bebiendo tantísimo esta cuarta entrega de Puerto Escondido de las novelas policíacas más clásicas de la literatura, también y, curiosamente, es la novela que más ahonda en la vida personal de Valentina. Una combinación desconcertante que, sin embargo, ha resultado ser la fórmula perfecta.

Como sus predecesoras, esta novela también está narrada en tercera persona y desde varias voces, siendo la de la protagonista, Valentina, la predominante. de extensión media (unas 400 páginas), estilo sencillo y directo, y con un ritmo estructural marcado por la evolución de la investigación, la lectura se hace ágil gracias a la abundancia de diálogos y a la yuxtaposición continua de las distintas voces (la de Oliver, las de los guardia civiles Torres, Sabadelle y Riveiro, las de las forenses Múgica y Cardona y, puntualmente, las de los sospechosos). Aunque algunos de estos personajes sean viejos conocidos, el libro - autoconclusivo - puede leerse de manera independiente a los anteriores (aunque yo recomiendo disfrutar de todos los libros en orden).

La trama principal, el asesinato imposible de Judith Pombo, la presidenta de la Real Sociedad de Tenis de Santander, en un camarote cerrado durante una travesía en goleta por la bahía de la ciudad, compone un continuo rompecabezas cuya resolución no sorprende por el “quién”, sino por el “cómo”, un desenlace tan bien documentando que invita al lector a investigar más por su propia cuenta. Por esto mismo, que no haya grandes y numerosos giros dramáticos no interfiere en la calidad argumental, ya que los acontecimientos (hallazgos, interrogatorios, acusaciones, confesiones…) se suceden atropelladamente, sin respiro, y la tensión no decae en ningún momento, pues cualquiera de los invitados a la goleta podría ser el culpable.

A lo largo de la investigación, el lector va conociendo la situación personal de Valentina o, dicho de otra forma, el peor momento de su vida. Tras un trágico suceso, desvelado al inicio del libro, la teniente debe aprender a encajar el duro golpe que ha recibido, a vivir con él y a hacer un hueco a una tristeza, que más o menos escondida, ya vivirá en ella para siempre.

[A partir de aquí, si puedes dejar de leer si prefieres ir completamente a ciegas durante la lectura]. Se trata del duelo perinatal, de aprender a despedirse de lo que pudo ser y no fue, de aceptar las tragedias y los accidentes, las injusticias del universo, y como acaba comprendiendo Valentina, a no acomodarse en la oscuridad. El duelo perinatal, el fallecimiento de un bebé no nato (en el caso del de Valentina, a los cinco meses de embarazo) es lo que se conoce como "duelo socialmente desautorizado": al problema de la empatía (es muy difícil entender lo que se siente, si no se ha vivido), se le suma el del tabú. Como ocurre con el suicidio, hay una memoria colectiva que asocia estas pérdidas al silencio, al retraimiento, a hacer borrón y cuenta nueva. En el duelo perinatal, a menudo se niega socialmente al afectado la posibilidad de recordar públicamente y de expresarse cómodamente, pues esa "vida" solo ha sido real para quien ya la ha proyectado en la suya, para quien ya la ha sentido. Un reto para la salud mental de algunas mujeres, una salud a menudo ya devaluada.

María Oruña coge esta realidad, le pone cara a través del personaje de Valentina, y la estruja hasta que el lector más reticente sea capaz de empatizar con ella, normalizando un dolor desconocido e infravalorado. Creo que era muy necesario incluir un relato como este en cualquier ficción narrativa actual, sin que el tema ocupase todo, siendo tan solo una subtrama o una tema colateral más. Me encanta que no se explicite esta circunstancia en la sinopsis (podrían hacerlo, pues se desvela al principio del libro) y que le lector se dé de bruces con ella. [Fin del breve destripe].



Como escenario del enigmático crimen, la ciudad de Santander (mi ciudad). Mientras que en otras novelas policíacas, como las de la Trilogía del Batzán de Dolores Redondo, se busca un ambiente opresivo y hostil (lluvia, oscuridad, frío, bosques espesos, ríos desbocados, casas de piedra...), María se recrea en la belleza de la bahía, en el clima templado del verano, en localizaciones relacionadas con el relax y el ocio (un club de tenis, las embarcaciones de recreo en los pantalanes, los cursos de la UIMP en el Palacio de la Magdalena), etc. Por esto, entre otros motivos, adoro cada novela de María: aúna la intriga de la novela policíaca, con el feelgood de algunas ficciones contemporáneas y con las interesantes explicaciones de las novelas históricas (siempre mete detalles o tramas del pasado que me encantan). La ambientación está tan bien trabajada que es irremediable que al lector le entren ganas de conocer los escenarios que se mencionan (aunque, como yo, vivas en ellos e, incluso, hayas trabajado en alguna de las localizaciones).



Valentina y Oliver son dos personajes que, desde el primeros de los libros, me tienen enamorada, tanto por su construcción como por su evolución, y de los que espero poder seguir leyendo. El ambiente de trabajo que se da entre los compañeros de Valentina en la Comandancia de la Guardia Civil de Campogiro es muy confortable (a pesar de que los casos son algo escabrosos) y, gracias a sus voces, el lector puede seguir el caso como si él mismo lo investigase, siendo testigo de cada avance. Esta atmósfera contribuye a que la ambientación sea cálida y a que, a pesar de crímenes truculentos o pequeñas desgracias, la lectura sea ligera. Por su parte, los "nuevos personajes", los sospechosos, recuerdan totalmente a los de las novelas "de habitación cerrada": numerosos, muy distintos entre sí, algo estereotipados y con más motivaciones de las aparentes.



Una novela perfecta que entretiene, enseña y transporta al lector, pero también un relato necesario que derriba tabúes.

El libro «Lo que la marea esconde» de María Oruña retoma la serie de Puerto Escondido. Una cuarta novela en la que seguimos una nueva trama protagonizada por Valentina Redondo. En esta ocasión, conoceremos una parte muy dura de su vida, tras los acontecimientos de los libros anteriores, nos encontramos con algo que no esperamos. de inicio nos tendrá algo descolocados porque no sabremos el porqué, pero poco a poco se nos irá desvelando.

Pero la trama no es solo la parte más personal del personaje, sino que irá de forma paralela sumergiéndose en una investigación que traerá a todo el mundo de cabeza. Haciendo un gran guiño a las novelas policiacas de inicios de siglo XX, como las de Agatha Christie, tenemos un crimen que parece inverosímil, que sucede en un barco en mitad del mar y en el que parece no haber culpables. de esta forma, Valentina y su equipo tendrán que hilar muy fino para dar con la forma de matar, el criminal y el motivo. En definitiva, para resolver el crimen deberán prestar mucha atención a todo lo que los rodea, encontrar las pistas y unirlas. Además, la autora lo une con su otra pasión como es el tenis, para crear una trama consistente, que te lleva sin descanso por el suspense hasta dar con la solución, aunque sin grandes giros argumentales sí que su desarrollo es muy interesante.

Este viaje se hace de lo más entretenido puesto que en «Lo que la marea esconde» nos trae de nuevo la esencia de su escritura, de sus historias, lo que llevó a María Oruña a tener grandes críticas con sus tres libros de esta serie.

Ha sido todo un acierto adentrarme de nuevo en su obra. Nos deleitará con una historia que aun sin tener dosis de acción -no es algo que caracterice sus obras- sí consigue crear interés, cierta tensión por saber cómo se irá desenlazando la madeja y resolviendo el crimen. Con un ritmo constante sin altibajos, nos va entremezclando la parte más personal con la profesional para dar lugar a un libro que vuelve a convencerme.
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Es la primera vez que leo a la autora y realmente me ha gustado mucho. Estoy deseando poder leer el nuevo libro de la serie.
La opinión global es buena, me han gustado mucho pero como en todas las series hay alguno que es más flojo, pero muy recomendables.
Es una lectura ágil, que engancha y consigue tenerte atrapado a lo largo de toda la lectura.
Los libros son “independientes” por que cada uno es un caso diferente pero es aconsejable leerlos en orden porque se van entrelazando y las historias personales van evolucionando.
Si os gusta el thriller es una muy buena opción.

Planteada ex profeso para homenajear a las novelas de misterio de cuarto cerrado, como bien explica la autora en las páginas finales, nos encontramos con una novela muy llevadera que comienza cuando la Tte Valentina Redondo, después de vivir un drama personal ,- una tragedia -, que la afectó, decide alejarse de sus seres queridos y dedicarse, con mucha fuerza, y obsesivamente, a su trabajo. Y el primer caso al que debe hacerse cargo con su equipo, al reincorporarse, es nada menos que una muerte ocurrida en un lujoso barco que había pertenecido al rey Alfonso XIII. La víctima, una empresaria local, una mujer bastante antipática vinculada al mundo del tenis, muere encerrada en su camarote, acuchillada. Hay un reducido grupo de sospechosos, pero ninguno de ellos, según los testimonios y las evidencias, pudo acceder a la habitación, por lo cual, el crimen parece irresoluble.
En la investigación, que se complica con una segunda muerte, aportan también los allegados de Valentina, Oliver y Clara que, cada uno desde su lugar y en una forma determinante, ayudan a resolver el caso.
Nos encontramos entonces con una obra muy entretenida, que nos reencuentra con personajes queridos y queribles, que se lee muy rápidamente, y que, además, nos remite a esos relatos de principios del siglo XX que tanto nos gustan.
Bienvenida sea, entonces, este nuevo caso de Valentina y los suyos, novela que, seguramente, todos los amantes del género, disfrutarán, y mucho.


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La Presidenta del Real Club de Tenis de Santander estaba celebrando una fiesta en un velero con invitados escogidos entre gente relacionada con el mundo del tenis y de los negocios. En un determinado momento, se va a su camarote y se encierra por dentro. A los pocos minutos se le oye gritar. Cuando el capitán, los miembros de la tripulación y los invitados acuden al camarote se encuentran la puerta cerrada por dentro y han de tirarla abajo. al entrar, ven a la mujer muerta en la cama.

En esta cuarta novela de la serie María Oruña homenajea a las grandes novelas clásicas de misterio que describen crímenes de “habitación cerrada”. Agatha Christie, Gaston Leroux… cada capítulo viene precedido por una cita extraida de alguno de esos libros. ¿Qué misterio más “misterioso” que un crimen cometido en una habitación cerrada en la que sólo se encuentra la víctima, a la que nadie ha podido entrar y de la que nadie ha podido salir? Pues justo ese es el crimen que nos ocupa: mucho son los testigos de que en la habitación donde murió la víctima no había nadie más y tampoco había ninguna trampilla o puerta trasera por la que el asesino hubiese podido escapar. al haber ocurrido el crimen en el mar, la competencia para investigarlo corresponde a la Guardia Civil y, en concreto, a Valentina y su equipo. Una Valentina cambiada, diferente a la que hemos visto en otras entregas de la serie. Circunstancias personales han hecho de ella otra persona.

El caso a investigar es totalmente independiente por lo que, en teoría, podría perfectamente leerse este libro sin haber leído los anteriores. No obstante, no lo creo aconsejable porque en estos libros son importantes sus protagonistas y su evolución personal. En los libros anteriores hemos conocido algunos de sus secretos y en esta ocasión veremos a Valentina en una situación difícil por algo que le ha ocurrido. Es por ello que lo ideal es leer la serie en orden e ir viendo la evolución de los personajes.

Hasta ahora no me ha decepcionado ningún libro de esta autora. Algunos gustan más que otros, es inevitable, pero todos me han gustado mucho. Este no es de los que más me han gustado aunque hay aspectos de él que me han encantado. Por ejemplo, su situación en la capital cántabra, en especial lo relativo al precioso Palacio de la Magdalena. O el homenaje que hace a los crímenes de habitación cerrada. O la inspiración en cierto crimen real del que, obviamente, no os voy a hablar.

En todo caso, me ha resultado un libro sumamente entretenido, de muy fácil y amena lectura y que me ha ofrecido unas cuantas sorpresas. Es cierto que pude adivinar el modus operandi (parcialmente) y que se me pasó por la cabeza el posible culpable, pero tampoco las tenía todas conmigo.

Como las novelas a las que homenajea, ésta es también una novela que sigue el estilo clásico. La mayor parte de la investigación se centra en conocer a cada uno de los invitados, posibles culpables y los motivos que cada uno de ellos podría haber tenido para matar. Como suele pasar, todos ellos podrían ser asesinos y sólo se trata de saber quién se decidió a hacerlo.

Conclusión final

Me ha gustado esta cuarta entrega de la serie. Una novela muy entretenida y de fácil lectura que profundiza en Valentina Redondo, un personaje que siempre me ha gustado. Deseando leer la quinta.


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