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Críticas sobre Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas. (7)
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Ros
 02 August 2023
Todo lo que he leído de Joyce Carol Oates me ha gustado y mucho, y este, su último libro, también.

Carol Oates sabe contar historias, sabe acercarnos a ellas y sabe muy bien conseguir que no decaigamos nunca leyéndola, siempre hay momentos álgidos, que te van incitando a seguir, a querer saber más sobre sus personajes y lo que nos tienen reservado, y lo consigue a la perfección.

Sin duda, es una inmejorable escritora y sus obras son grandes y yo diría aún más , son atrevidas, pero tan bien narradas que incluso nos estremecen.

Una escritora con una extensa obra de diversos géneros y variedad de registros.

Un mundo literario muy personal, en el que nos retrata la sociedad norteamericana, transmitiéndonos lo bueno y lo malo, sus contradicciones , sus deseos , sus vicios y sus costumbres , nos deja un agudo retrato social para la reflexión.

Y si hablamos del título, descubrimos que tiene también poesía, pues corresponde a los versos de Walt Whitman de su poema “Una noche clara” en Hojas de hierba :

Esta es tu hora, oh, alma, vuelas libre hacia donde no hay palabras,/ te alejas de libros, del arte, el día borrado, la lección aprendida,/ y emerges, pletórica, silenciosa, observadora, ponderando los temas que más amas ./ noche, sueño, muerte y las estrellas.

Vinculando de este modo el pasado con el presente e intuyendo el futuro. Un claro sentido, cuando al terminar de leer esta novela, es lo que encuentras .

Pero a partir de la muerte del padre, John Earle McLaren, llamado Whitey, asistiremos al duelo y además, iremos descubriendo todas las complejidades familiares así como los prejuicios que encierran y que se corresponde con las sociedad norteamericana. Muy interesante.

En este caso, lo hará a través de la historia de una familia , la familia McLaren, formada por los esposos Whitey y Jessalyn y sus cinco hijos. Veamos como son:

Thom, el hermano mayor, obsesionado con hacer pagar a los policías que agredieron a su padre, pero es también un hombre dado al soborno, amenazante, racista y misógino.

Beverly, una madre que vive en un complejo residencial, cada vez más intolerante, mezquina y siempre en contra de todos.

Lorene, una directora de instituto , bastante manipuladora y también autodestructiva.

Sophia es una investigadora que experimenta con animales y deja el trabajo después de la muerte de su padre.

Y Virgil, es el más pequeño y un artista caprichoso que vive alejado de su familia, aunque siempre visita a su madre, se siente atraído por un compañero.

En realidad, lo que hace la autora es indagar y profundizar en el duelo que cada miembro de la familia vive o siente, aunque siempre destacando el personaje y las características y sentimientos de la viuda, de Jessalyn, en un apasionante viaje vital que llega a la angustia, al desasosiego, al temor pero también a intentar cambiar su vida.

Hay denuncia, hay desesperación, hay miedo, también crueldad, y además esperanza y por supuesto amor .

Todo ello es provocado por una circunstancia inicial que convierte a John Earle McLaren , o Whitey, un hombre de 67 años, que es padre de cinco hijos, y exalcalde de la ciudad de Hammond, en el estado de Nueva York, en el personaje sobre el que se reagrupará la familia, tras su muerte, y así se hilará toda la historia familiar.

Y es que Whitey se detiene en la autopista y baja de su coche, al ver que unos policías están pegando una paliza a un hombre de piel oscura, un indio, al que detienen porque parece que lo habían tomado por un negro, interviene intentando que lo dejen en paz y es así como acaba siendo atacado y electrocutado con una pistola taser, produciéndole una apoplejía y posteriormente, su muerte.

A partir de aquí, la familia llora su muerte, se enfurecen e incluso se acaban peleando a causa de la herencia, y más adelante, cuando su madre, la viuda Jessalyn, después de pasar por estados absolutamente horribles , donde realiza actos que nada tienen que ver con ella, ya que no está bien , y ni duerme, ni come, ni vive y solo desea la soledad, conocerá a un fotógrafo, todo un caballero, amable e inteligente, a Hugo Martínez, con el que inicia una relación que la sacará de su estupor, y le dará vida, aunque tampoco lo aceptan sus hijos. Sin embargo se convertirá en el hombre que Jessalyn necesita.

Una gran historia , y como todas sus obras, extensa pero increíblemente apasionante aunque también, inquietante pero brillante y genial.
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Ferrer
 15 June 2023
Tomando su título de un verso de Walt Whitman, la nueva novela de Oates nos sumerge en la intimidad de una familia acomodada en el instante en que un acto de violencia que desemboca en la muerte del padre lo trastoca todo. Las miradas y las voces alternan a lo largo de una obra que adopta el punto de vista de los diferentes personajes, acercándose y alejándose de ellos para narrar una historia que contiene en sí muchos relatos. de la
brutalidad de una agresión policial a la consciencia intermitente de Whitey saliendo del coma, la novela se abre paso hacia la narración de los conflictos que empiezan a emerger en una familia aparentemente armónica a partir de una muerte que es confrontación con el vacío, y también una vivencia de una intensidad capaz de reconfigurar vínculos e identidades. «Si mi madre se convierte en otra persona, el resto no sabremos quién somos», exclama Sophia ante la posibilidad, o más bien la certeza, de que en el tablero de los McClaren todas las piezas han cambiado de lugar. Ese temor a no saber quién eres está en los cimientos de una novela donde, poco a poco, gana protagonismo una esposa y madre, acostumbrada a que tanto su marido como sus hijos mayores la infantilicen, y que un día debe asumir el rol de viuda. Oates narra con lucidez y compasión el tránsito por las diferentes fases del duelo del personaje, que emprende una transformación profunda que no solo la empodera, sino que, como intuye Sophia, acarrea cambios a su alrededor. al igual que la madre, los hermanos McClaren también se van
transformando entre disputas fraternas, conflictos de pareja y crisis profesionales, mostrando en el proceso cómo se desmonta su fachada biempensante y, en casos como el de Lorene, cómo asoma su rostro más humano.
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Eleuka27
 27 July 2023
Cuando me adentré en esta historia, no tenía ni idea de que me iba a encontrar pero ya había leído a la autora y su nombre era lo único que necesitaba saber para animarme con este extenso libro de casi 800 páginas.

Una trama que nos transporta a la América actual y a los problemas que tenemos en la sociedad, además toca temas como el duelo, el racismo, los prejuicios, las inseguridades... Y como siempre, lo hace de una manera brillante.

Un libro complejo y completo, que en algunas partes puede no ser sencillo, que es para leer poco a poco pero que la autora nos adentra perfectamente en su historia y sabe mantener tu atención a lo largo de sus páginas.

Una historia que me ha gustado descubrir.
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Silviilove
 21 January 2024
Esta fué la historia más extensa que leí el año pasado. Atemporal, concisa, dura y conmovedora escondiendo los cimientos podridos bajo una fachada de respetabilidad de una familia.

Whitey un hombre de 67 años que fué alcalde de Hammond presencia un altercado entre la policía y un chico indio, ipsofacto se siente moralmente obligado a intervenir con la terrible consecuencia de que los agentes se ensañan brutalmente con él.

El terrible acontecimiento nos abre las puertas a conocer la realidad más oscura de la familia McLaren, la mujer junto a sus cinco hijos nos irán revelando sus prejuicios, rencores e inseguridades.

Oates a través de ésta historia familiar retoma temas cómo la complejidad de las relaciones familiares, el duelo, la maternidad pero sobretodo los prejuicios que modelan la sociedad norteamericana.

La narración es precisa con sus justas descripciones pero a mi parecer a veces se recreaba demasiado en repetir o manifestar sucesos que ya habían ocurrido.
El retrato que se nos muestra del hogar de los McLaren es como el de tantos otros con sus desavenencias entre hermanos junto a las estrategias sibilinas donde predomina el egocentrismo, los celos...

Me ha parecido de forma global una historia interesante y necesaria a pesar de sus 800 pags, creo se podrían resumir en menos.
Lo que más destacaría sería la gran crítica social hacia el tema del racismo enquistado en la sociedad de su país, los prejuicios de clase y el sexismo.
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Kansas
 28 August 2023
“Se ha vuelto sonámbula. El sueño es su vida, se desliza por ella aturdida, sin ver, sin sentir, como una especie de forma de vida marina tan mínima que no está claro si, de hecha está viva.

El sonambulismo empezó en la habitación de hospital de su marido. Cuando por fin la llamaron. -Señora McClaren, lo lamentamos muchísimo.-”


Son extraños los derroteros de las últimas novelas de JCO porque de alguna forma prácticamente convierte sus textos en un flujo de conciencia continuo, ya sea de un personaje determinado o en este caso particular, de varios personajes, los miembros de la familia McClaren, aunque sea Jessalyn, la viuda quien domine con su voz interior las casi 800 páginas, y la verdad es que siempre usó este flujo de conciencia pero nunca como en estas últimas novelas (exceptuando la magistral Blonde). La Oates coge carrerilla, (en Babysitter también lo hacia pero más bestial y experimentalmente, también hay que decirlo), y resulta imparable y cuando el lector se quiere dar cuenta lleva media novela leída en la que casi sin percibirse, las situaciones se han sucedido dentro de la mente de un personaje o de varios. Además que el comienzo de “Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas” también engaña porque dependiendo de su comienzo pensamos que va a ser una novela sobre la brutalidad policial y aunque es el caso, realmente a estas alturas Joyce Carol Oates resulta todo menos previsible. Lo que parecía ser el tema central y la consiguiente investigación, se convierte casi en un tema colateral centrándose básicamente en desentrañar que ocurre dentro de una unidad familiar tras la desaparición del pater familias.


“Un matrimonio se basa en revelaciones y secretos cuidadosamente calibrados: por cada revelación, un secreto.
Antes de casarse, Jessalyn ya lo entendió: hay cosas que hay que ahorrarle a Whitey."


“Que frágil el mundo del hombre. Lo había construido con ella en el centro.
No podía traicionarlo. NO podía socavarlo con una verdad pronunciada de manera irreflexiva.”


La historia transcurre entre 2010 y 2011 y comienza justo en el momento en que John Earle “Whitey” McClaren detiene su coche en el arcén de la autovia a la vuelta a casa por la noche porque es testigo de que un hombre de piel morena está siendo apaleado por la policia. Whitey no consigue aplacar a la policía, todo lo contrario, recibe varias descargas eléctricas que le hacen sufrir un derrame cerebral y pocos días después muere en el hospital sin haber podido revelar qué le había causado el derrame ya que realmente la llegada de Whitey al hospital en ambulancia es bajo un aparentente accidente de coche causado por un ictus: el caso de brutaliad policial no consta en ningún registro. Si tenemos en cuenta que Whitey es un personaje muy popular en la localidad de Hammond por haber sido alcalde durante unos años, y formar parte de los llamados wasp, un republicano light que votó por Obama, a los que la brutalidad policial apenas les toca ya que la policia está muy mediatizada por la raza, ya tenemos de alguna forma el punto de salida de esta novela. Es un comienzo ya digo que extraño porque cualquier otro autor medio se habría dedicado a desarrollar este ataque policial y lo hubiera convertido en una novela en sí misma, pero no, JCO usa este incidente para colocarlo en el primer capítulo, que funciona casi como un Prólogo. A partir de aquí, la voz narrativa cambia.


"Una familia es un campo de batalla donde los aliados y los enemigos cambian sin cesar."

[...]

“Los hermanos formaban alianzas tanto permanentes como cambiantes. Desacuerdos, decepciones, riñas, lazos temporales y de conveniencia, resentimientos compartidos…”


Whitey (hasta su apodo tiene esas connotaciones de élite americana) era el pilar de una familia compuesta por cinco hijos, ya emancipados, y que de alguna forma responden todos a un estereotipo de triunfadores o por lo menos encarrilados socialmente hablando y sin embargo, al morir su padre, la debacle es profunda en el sentido de que la ausencia de este pater familias viene a revelar las carencias de unos hijos que parecían emancipados y emocionalmente estables, y sin embargo no lo eran. La viuda, Jessalyn, esposa y ama de casa perfecta, sobreprotegida por un marido paternalista hasta el infinito que lo ensombrecía todo, es la auténtica protagonista de esta novela. JCO nos enfrenta a través de Jessalyn, al dilema de una mujer que durante su matrimonio nunca le faltó nada material y sin embargo carecía de la más mínima independencia a la hora de tomar decisiones, ni siquiera a la hora de firmar documentos y resulta fascinante ser testigo a través de la narración de esta autora, del despertar de Jessalyn. le dedica un capítulo de casi cien páginas a la toma de conciencia de la “viudez” en la que no solo se mueve como una sonámbula por la vida, sino que además a medida que va despertando va tomando conciencia de que los hijos quieren tomar las riendas de su vida bajo una falsa capa de sobreprotección, y poco a poco se va desvelando que realmente los hijos tienen su propia y egoista manera de querer controlar a su madre: “Las hijas mayores están que trinan! Su querida y enviudada madre no se está comportando como ellas esperaban.”. A medida que Jessalyn, la viuda, va despertando de su letargo, la familia parece irse desmembrando . Cada uno de los hijos parece entrar en una especie de crisis existencial: la muerte del padre ha servido como catalizador para que algunos lazos que se mantenían unidos, matrimonios, hermandades, lazos emocionales, comiencen a romperse.


“A Thom le resultaba placentero, si bien extraño y desorientador, no tener un hogar de verdad.

No había nadie a quien pudiera explicarle ese placer inesperado ni nadie a quién quisiera contárselo.

Es un hecho: un hombre que duerme solo es un hombre que no necesita a nadie . La verdad más elemental, que Thom empezaba a apreciar ahora, a sus treinta y nueve años.

Qué extraño le parecía haber perdido su forma voluntaria de libertad, su intimidad, su propia identidad, por una mujer y luego por unos hijos durante tantos años. La mujer había querido que fuera mejor persona de lo que era. Durante demasiado tiempo, ese también fue su deseo. El sexo podía buscárselo en otra parte y no en una cama que considerase suya. “


A lo largo de la novela, Joyce Carol Oates demuestra muchas cosas en torno a la familia y sobre todo en torno a la violencia y a lo que esconde tras el sueño americano. Bajo la apariencia edulcorada de estas urbanizaciones con mansiones que se remontan incluso a un par de siglos, se esconde una cierta desesperación con personajes, blancos, que incluso esconden bates de beisbol en sus coches para descargar su ira a la menor oportunidad. En este aspecto hay varias escenas en esta novela en la que Oates compara esta brutalidad policial, con una violencia que se produce día a día no solo en la calle, sino que es una especie de violencia emocional que se dispara en cuanto ese castillo de naipes se derrumba y aquí también hay que tener cuidado con la Oates: descubrir el fino hilo invisible que separa una escena real de una que se vive en la mente. Quizás uno de los momentos más firmes y más tensos de la novela se produce en una escena en la que la hija menor de la familia McClaren, es detenida por un policia cuando conducía de noche respetando el límite de velocidad. Es una experiencia que la misma Joyce Carol Oates sufrió en carne propia cuando era más joven y en esta escena es perfectamente palpable la denuncia social que hace la autora en lo que se refiere a la vulnerabilidad frente al poder policial. Realmente, toda la novela es una denuncia continua a este problema de violencia por parte de la policia porque la autora está cuestionando el hecho de que ¿si no hay un móvil grabando un ataque policial, hasta dónde serían capaces de llegar? La novela transcurre en 2010 cuando todavía la vida no parecia un eterno streaming y el texto parece que fue escrito mucho antes del incidente de George Floyd, así que la Oates lleva denunciando estos hechos en sus novelas desde hace décadas.


"(Por fin pasó un coche, aminoró la marcha y luego aceleró y se perdío de vista al tomar una curva. Sophia no llegó a ver quién conducía, si era algiuen que viviese cerca, que pudiera reconocerla y ayudarla)
(Pero ayudarla… ¿cómo? ¿Por qué? Cualquiera que viese a una joven junto a su coche y a un agente con uniforme interrogándola lo más propable es que apartase la vista enseguida y se marchase. Lo mismo que haría ella en tales circunstancias)

Por lo menos soy blanca. No quería imaginarse la situación si fuera una persona racializada, una mujer de su edad sola en un coche en Old Farm Road, vulnerable ante el agente blanco.

Por lo menos iba vestida decorosa...Llevaba ropa bastante normal, no le quedaba ajustada. Nada de piercings en la cara o en las orejas, nada de tatuajes…”


Los McClaren son los represenantes de un sueño americano que hace aguas. Hasta que no les toca en carne propia, habían ignorado los problemas de raza y sobre todo la brutalidad policial, asi que cuando Whitey cae, Joyce Carol Oates lo relaciona con la caida de este sueño americano: los prejuicios, el racismo, la vanidad de la clase social, la familia, la hipocresía, las apariencias, la falsa moralidad… la base de lo podrido de este sistema. Es casi imposible resumir aquí la cantidad de temas sociales candentes que aborda la Oates pero sobre todo se deja la piel narrando el proceso de duelo de Jessalyn, quizás porque ella misma venía de haber perdido a su segundo marido, Charlie Gross, fotógrafo y neurocientifico, y al que homenajea durante la novela en la figura de otro personaje central, Hugo Martinez, y que de alguna forma rememora también en la fase final de la novela en el capitulo de las Islas Galápagos (esto lo cuenta la Oates en una entrevista a Eric Karl Anderson). Es cierto lo que afirma Joyce Carol Oates que para contar un proceso como éste se necesitan muchas páginas pero la única pega que le pongo a esta novela es que quizás la última fase se hace un tanto larga y repetitiva, pero así y todo resulta una novela magnífica en la deconstrucción, una vez más, de todo un sistema de vida cuyas raices están totalmente podridas. Y me dejo el título rescatado de un poema de Walt Whitman con todo lo que supone de referencias para la novela pero las connotaciones relacionadas con la novela son interesantísimas.


“Corre un viento frío y ella espera. Una viuda es quien espera que algo que ya ha acontecido des-acontezca.”
Enlace: https://kansasbooks.blogspot..
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Liveletraslove
 02 July 2023
No puedo decir que este libro haya sido fácil y un camino sencillo y rápido de recorrer. Oates tiene un estilo especial, es una autora de las que te hacen pensar y pensar una y otra vez y en lo más mismo hasta sentirte satisfecho.
Ochocientas páginas.
Ochocientas páginas de pura América contemporánea, actual, de hoy ayer y mañana.
Este libro es un libro complejo y también completo. Es un libro en el que adentrarte pero todo tú, no solamente tu yo lector. Es un libro de tiempo, de ganas y de atención. Todo esto merece la pena. Oates siempre merece la pena.
No es mi libro favorito de ella pero no anda demasiado lejos. Me ha hecho adentrarme en la novela mucho más de lo que esperaba y eso que mis expectativas iban un pelín altas. Eso siempre es bien. Qué alguien escriba y tú lo sientas en tus carnes, como lector, es una gozada.
De nuevo, no os asusten la cantidad de páginas, solo son un número, es más importante el interior.
No se leen deprisa, no se lee en una tarde. Es de esos libros que necesitas ir tragando poco a poco y sin prisa pero al mismo tiempo sin pausa. Cierras el libro y piensas: y así te dan las tantas.
El que avisa no es traidor. Ya me diréis en qué página os atrapa.
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EntreLibros
 02 July 2023
"Whitey había muerto. ¿Cómo podía haberlo olvidado? Una oleada de agua sucia le cayó encima: Whitey ha muerto y Whitey está muerto. ¡Qué haces, aún viva! [...] Sería castigada. Debía ser castigada."

Whitey para su vehículo en el arcén, ¿Es una cuestión ética?, cuando presencia un episodio de violencia policial a un hombre de tez morena. Lo hace con la serenidad de ser blanco, blanquito, empresario de posición acomodada y reconocible por haber sido alcalde de Hammond. Esta aparente superioridad moral no impedirá que sea también repelido con varias descargas de pistolas Táser. Whitey, terminará siendo la víctima propiciatoria cuando este ataque le provoque un severo ictus del que no podrá recuperarse.

Con esta muerte, su familia también sufrirá el ataque cuando se tambaleen los cimientos más profundos de su estructura patriarcal. Whitey, padre. Whitey, esposo. Whitey, referente necesario en el status social. Whitey, el eterno fantasma que recorrerá la historia de principio a fin.

Jerarquizadas, magnificadas y priorizadas las necesidades del padre, Jessalyn, la esposa y madre, es amada pero invisibilizada. Sus propias necesidades están ocultas, son desconocidas. La viuda es la gran desconocida, siempre a la sombra, larga y ultraprotectora, también amada, de Jhon Earle McClaren.

Tras este absolutismo afectivo, todo para ella pero sin ella Jessalyn, la viuda, está descabezada, desmembrada, atemorizada, extremadamente vulnerable ¿Acaso podrá vivir sin Whitey? ¿Acaso tiene el derecho de sobrevivir a Whitey? Llegado este momento, un sentimiento de culpa, demoledora y castrante acompañará a la viuda en su reconstrucción. También los hijos vivirán su particular transformación, en su búsqueda de una identidad propia bajo el mantra de ¿Qué pensaría Whitey? ¿Qué haría Whitey?.

Joyce Carol Oates, inteligente y aguda observadora, nos lleva desde lo individual a lo colectivo. Desde lo particular, la familia McClaren, al retrato descarnado de una sociedad especialmente perversa: la norteamericana. Y desde lo social al individuo, siempre esforzado en encajar en esos cánones conservadores impuestos. Nada romántica para poder aspirar a los finales felices, Joyce Carol Oates, siempre ofrece a sus personajes una posibilidad de redención, un camino de supervivencia que les permita seguir adelante.

Oates, tan prolífica y prolija, vuelve a reflexionar sobre los temas que conforman su universo literario: la violencia y sus consecuencias, el abuso institucionalizado, las diferencias raciales, las tensiones de clase, la familia como eje social, el individuo alienado, los roles de género, la homofobia. Oates y sus mujeres, siempre en esa dura pugna por sobrevivir al sistema y a sí mismas. La viudedad, que ya diseccionó en sus “Memorias de una viuda” como momento autobiográfico, una etapa vital crítica para tantas. Ella, eterna defensora de un feminismo recalcitrante. Y multitud de reflexiones sobre tantos temas que serían imposibles de enumerar.

Y lo hace, como es habitual, de manera magistral y brillantísima:
brillante es la estructura narrativa donde domina, con sorprendente maestría, el tiempo y el espacio; donde el narrador pasa desapercibido hasta colocarte en la piel, en los pensamientos, en los sueños de cada personaje. Brillante es la construcción psicológica de cada uno de ellos, tan distintos, tan reales. Brillante su capacidad narrativa, siempre salpicada de sus personales construcciones gramaticales... Con todo ello, Oates, te propone una lectura inmersiva que, a fuerza de fascinación, te empapa, te sumerge en todas y cada una de sus casi 800 páginas. Monumental, sí.

Joyce Carol Oates es una de las mejores escritoras contemporáneas. Siempre es la eterna contemporánea, sin duda referencia irrenunciable de sucesivas generaciones de lectores: la eterna retratista, personalísima y auténtica, del tiempo que le toca vivir. Hay que ser genial en este noble arte para escribir de manera tan intemporal sobre temas, finalmente, tan universales que parecen no evolucionar en el tiempo, de una forma tan intensa y profunda.

Salgo de la novela con la seguridad de haber recibido una nueva masterclass de esta "rara avis", con la misma fascinación que cualquiera de sus alumnos de escritura creativa. ¿Y el Nóbel para cuando? Hace unos días cumplía 85 años. Vamos tarde.
Te esperamos en Entre Libros.
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