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Críticas sobre Tengo miedo torero (25)
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anais_i
 29 July 2022
Guauuuuu... Mi primer Lemebel, y me enamoró al tiempo que me voló la cabeza. Y, no solo eso: me recordó un hecho histórico real contado desde un punto de vista súper original para las novelas históricas convencionales.

El hecho histórico en cuestión es el atentado fallido contra la vida del dictador Pinchet en septiembre de 1986. ¿Qué tiene de original? Quien lo cuenta es La Loca del Frente, una travesti que vivía en Santiago y que “sin querer” prestó su casa para planificar y organizar el atentado. Pero, también, tenemos el punto de Augusto Pinochet y de su esposa. Y es maravilloso como Lemebel ironiza sobre esa relación, sobre esa mirada y sobre su postura. Especialmente, cuando al sufrir el atentado, Pinochet siente tal miedo que se caga encima.

Y, todavía más: La Loca va hilando los hechos con viejos boleros y otras canciones románticas. El título es una de esas canciones.

Simplemente MA RA VI LLO SO.
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MJMC
 28 March 2023
¿En que momento dejé de leer literatura latinoamericana?
¡Qué gran error! Lo estoy subsanando estos últimos tiempos y estoy disfrutando como una enana. ¡Que dominio del lenguaje, que riqueza de adjetivos, que ritmo tan melodioso, que expresividad e intensidad, que sensualidad...! En España hemos perdido ese hablar bonito, esa oralidad... para muestra varios botones: Humor jugueteado, eco marifrunci de su voz, castillo piñufla, hombros empelotados, chupamedias, mariposuelo colijunto, caracoleándose en su abrazo, bajaba el rio cuncuneando...

Los nuevos autores como Pedro Mairal, Mariana Enríquez, Fernanda Melchor, Guadalupe Nettel, Leila Guerriero, Juan Gabriel Vásquez, Hector Abad... y un sinfín más... os animo a descubrirlos si no los conocéis...

Centrándonos en Pedro Lemebel, fue un escritor y poeta y esto último se nota en esta novelita "Tengo miedo torero", título tomado de uno de las viejas canciones que la protagonista, La loca del Frente, anda canturreando todo el día. Este personajazo al que acabas queriendo, es un viejo travesti hacendoso, tierno, optimista y querido por todos, que en su ocaso conoce a un estudiante que forma parte de la resistencia al régimen de Augusto Pinochet en Chile y del que se enamora perdidamente poniendo en juego la estabilidad alcanzada en su triste vida.

En paralelo, se intercalan capítulos dedicados al propio Augusto Pinochet y su esposa, caricaturizados y ficcionados por el autor.

El libro se lee con una sonrisa todo el tiempo, y alguna lagrimita también. No sé que más deciros para convenceros de que hay que leer esta joya. La loca se os quedará dentro del corazón y os quedareis con ganas de más.


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Lady-R
 25 October 2023
Qué maravilla la prosa de Pedro Lemebel!
Es de esos libros que se quedan contigo toda la vida, no tanto por la historia en sí, si no por cómo está narrada y por cómo ha dotado de vida a sus personajes.
Con qué sensibilidad cuenta el autor una historia tan sumamente gris como ésta, cómo describe la negrura de una ciudad sumida en una dictadura, cómo te interna en ese ambiente opresivo.
Y qué personajes, por supuesto el/la prota, la inolvidable Loca del Frente, con sus oscuridades (alguna muy turbia) y con sus luces, pero también todos los demás... Carlos, Pinochet y su mujer, todos perfectamente definidos.

Y el final... el final me parece redondo. Cierre perfecto.
Un libro fantástico.
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Monica_Ruano
 03 July 2023
Descubrir a Pedro Lemebel es como presenciar un terremoto literario. Su escritura te conmueve, te rompe y te vuelve a recomponer, emociona y te aflora un sin fin de emociones. Escribe tan bien, tan intenso, tan bonito. Estoy maravillada.

¿Es compatible entrelazar una historia del amor más puro y a la vez un episodio concreto en la historia de un país como es Chile? Lemebel lo hizo.

La loca del Frente es su protagonista. A través de ella se cuenta todo. al principio tenía miedo de que la rompiesen, de que la usasen. Me parecía sensible, quizá enamoradiza con el deseo ardiente de encontrar a alguien a quien cuidar y que la cuide; dulce y con muchas amarguras a su espalda. Historias de un cuerpo disidente y vulnerable que solo quiere sobrevivir. ¿Podría parecerse al libro “Las malas” de Camila Sosa en ese sentido? Desde luego que sí.

¿Y qué pasa con un país como Chile en 1986 atravesado por una dictadura? Me parece alucinante como Lemebel te hacía respirar una atmósfera distinta según quién narraba el capítulo. Desde luego supo plasmar perfectamente esa figura de dictador odioso, perverso, egoísta, homófobo y cruel. Supo reflejar un pueblo irritado, maltratado y cansado de una dictadura que solo les axfisia. Salen a la calle a protestar y solo reciben golpes y gases lacrimógenos de los “milicos”.

Y de telón de fondo de todo este bullicio, la Loca del Frente y su casa como escenario frenético de entradas y salidas de jóvenes estudiantes y, en especial, de Carlos, que usa su casa como escondite clandestino. Y yo todo el libro pensado “por favor Carlos, no la lastimes“ mientras me parece oír de fondo ese baño sonoro de boleros tristes y a veces amargos que acompañan toda la historia…
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chris_books_
 25 November 2022
Hace tiempo conocí este libro de la mano de @toclibros, que si no recuerdo mal lo puso como su top1 del año. Recientemente también lo vi en una lista de @trotalibros de las mejores novelas del siglo XXI si no me equivoco, así que las expectativas estaban por las nubes.

En Tengo miedo torero se nos cuenta la historia de la loca del frente, que conocerá a un joven luchador en el Santiago (de Chile) de los años ochenta y que le trastocará la vida.

Me ha encantado toda esta parte que pongo como minisinopsis (no quiero contar mucho tampoco) y que para mí es la que le da esa fuerza que esperaba al libro. La narración es exquisita, y aunque es a priori una historia sencilla, no necesita mucho más, los adornos del autor hacen el resto. Pocos personajes pero muy potentes, a destacar por supuesto la protagonista, cautivadora. Y una relación entre la pareja protagonista como pocas he visto.

Ahora bien, ha habido cierta parte que no me ha gustado tanto como el resto. Cuando se va la narración al lado del dictador Pinochet, a parte de que frena un poco el ritmo, no me creaba tanto interés como la trama principal.

En cualquier caso, una obra que recomiendo mucho pero que sí tengo que decir que esperaba un poquito más. Esperaba un 9-10 y ha sido un puto 8 maravilloso, que no se me entienda mal 🤣.
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ihortal
 02 September 2022
Podríamos decir que esta es una novela amor política, puesto que nos ambienta en un país que está viviendo un estado policial represivo en el que intentan alzarse voces contrarias al régimen, ya sea mediante manifestaciones pacíficas de familiares de los desaparecidos (que por supuesto acaban siendo disueltas a golpes) o mediante la rebelión en la sombra de aquellos como el Frente Patriótico Manuel Rodríguez que buscan acabar por la fuerza con el dictador. Pero esta situación es simplemente el trasfondo de la historia central de la obra, que es la historia de amor entre La Loca del Frente, un gay travestido, y Carlos, el joven rebelde que está organizando el atentado.

A través de los ojos de la Loca del Frente vivimos una realidad paralela a la situación política, la de un enamorado que imagina una bonita historia mientras se sabe utilizado, puesto que es su casa la que usan como almacén de pasquines y centro de reuniones. Pero, aún sabiéndolo, nuestro protagonista quiere seguir disfrutando de la compañía de Carlos el tiempo limitado que les queda. Paralelamente Lemebel nos relata la visión reduccionista y temerosa del dictador, que es criticado constantemente por su mujer, en los días previos y posteriores al atentado.

He leído en alguna reseña que Sabina dijo que Lemebel sería “el más Almodóvar de todos los escritores” y Almodóvar “el más Lemebel de todos los cineastas”, y es cierto que se puede establecer una conexión entre ambos cuando se lee la novela. Además del hecho de que ambos hagan protagonistas a los seres marginales, hay una especie de sensibilidad común en ambos mediante la que consiguen pintar una realidad sórdida de colores llamativos. Y es que lo que más me ha gustado de esta novela es su estilo, el modo que tiene Lemebel de contar una realidad complicada desde una lírica preciosista. Además hay que destacar ese doble juego entre la situación real que está viviendo el país y la película que se monta el protagonista en su cabeza, que hace de vía de escape también para el lector, puesto que aún intuyendo que todo va a estallar (nunca mejor dicho) de un momento a otro, vive obnubilado compartiendo el enamoramiento de la Loca del Frente.
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juliana1076
 23 January 2024

La obra se anuncia dura y oscura. En un Chile de 1986, bajo la dictadura de Augusto Pinochet, Un hombre travestí ya entrado en edad, apodado La loca del frente, accede a recoger paquetes de los cuales no conoce el contenido y reuniones de estudiantes de las que no conoce la temática, porque se ha enamorado del joven y guapo Carlos, al que no sabe decir que no.
La loca del frente parece ser la única que no ve lo que está pasando a su alrededor. Es un hombre que se comporta como una mujer, ilusa hasta parecer ida, que vive ajena a la situación política del momento, inmersa en sus fantasías sobre Carlos mientras escucha viejos pasodobles o tangos y recita sus versos de amor no correspondido o teje manteles con flores y ángeles.
Se nos presenta como un hombre que huye de su propia fealdad, de la pobreza de su entorno , de la tristeza de su pasado, revistiendolo todo con unas vestiduras kitsh, exageradas, llenas de color y alegría que aparentemente sólo ve ella, en su estado delirante.
Sin embargo, a medida que va avanzando la obra, gracias a la belleza de la prosa de Lembedel, vamos descubriendo el mundo a través de los ojos de la Loca, y a la vez que Carlos, no nos parece tan patético, si no que descubrimos una valentía y una belleza oculta en este personaje tan bizarro,
Los capítulos se van alternando con pequeñas incursiones en la mente del General Pinochet y sobre todo de su esposa, Lúcía Hiriart que con su monólogo incesante, superficial y casquivano, pone un toque de humor a la trama.
A medida que vamos leyendo, sin darnos cuenta, los locos nos parecen de lo más cuerdos y los poderosos de lo más locos.
Eso como ya he comentado, no sería posible sin la habilidad con el lenguaje del autor que es capaz de escribir sobre sentimientos con delicadeza sin caer en el empalagoso.
Al parecer esta obra mezcla datos autobiográficos del autor con ficción. Lembedel, travestí y comunista, fue uno de los activistas con más arrojo y proyección internacional de su país.
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Edd62
 17 March 2023
Utilizando como recurso y punto central el atentado a Pinochet recrea un círculo de situaciones a cual más inverosímil por probable, posible e incluso real.

Una relación especular en la cual el cristal a través de la que se miran las dos parejas protagonistas, es de varios tipos, unidireccional, refractario, distorsionador y blindado. A prueba de sensiblería, pero reflejo de sensibilidad.

En un lado se distorsiona la realidad del falso omnipotente, un Generalazo hecho de piedra o acero inoxidable, que no es mas que un mortal común con una pareja más que corriente, imposible sea de otra forma.

En el lado opuesto se disecciona la falsa relación entre el romantizado terrorista ( Carlos para más INRI ) y la romántica “loca de la esquina” un personaje a prueba de balas, resistente y consistente que soporta la carga de las múltiples abyectas discriminaciones de su época, edad, genero, condición social y otros múltiples etcéteras.

Recrea una época donde lo más difícil era ser un simple ciudadano, le otorga un toque de color a la grisácea y falible memoria histórica que opaca y obscurece el tránsito de una dictadura por sobre una inerme sociedad, que pretende resistir a lo que solo el tiempo fue capaz de modificar.

Colores que repite la muy bien adaptada película con un toque, color y ambiente que bien puede confundir al espectador. Una película reciente ( relativamente 2020) sobre este tema tan actual que se pretende pasado de moda, sobre un eterno pendiente de las sociedades todas la infalible ausencia de justicia…no de legalidad…esa la dicta siempre el que se sienta en el trono y…he ahí la peor falla de los sistemas todos, o, cualquiera.

Una casi refinada ( o sin el casi) forma de abordar el cruento tema de la herida que permanece abierta en la sociedad chilena, que además comparte al menos con la casi totalidad de naciones latinoamericanas y otras más.
A través de los diálogos rayando en lo poético entre Carlos y el personaje sin nombre , y lo ordinarios monólogos compartidos de el Dictador y su pareja.

Me ha gustado mucho esta, la única novela, del artista del performance capaz de tocar y trastocar todo género que abordaba… y no hablo solo de lo artístico.

Tengo miedo torero “…como evitarlo…
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Mireialectora
 08 June 2021
Como las voces de un cuplé cantado a susurros, así he imaginado las escenas de este libro bello, de esta historia de amor no correspondido que va más allá.

Porque no se centra sólo en lo individual sino que retrata lo colectivo, la convulsión de Santiago hacia 1986, inmersa en protestas contra el dictador Pinochet, decidido a hacer de la represión el estandarte de su persona.

Y he dicho que es un libro bello porque eso es lo que transmite la prosa de Lemebel, capaz de aprovechar el lenguaje más poético para describir el más brutal de los abusos, o de crear diálogos enmarcados en juegos y canciones con un lirismo emocionante. Sin olvidar que, también con brillantez, logra transmitir la denuncia y la militancia, la pasión y el valor de los disidentes.

La Loca del Frente es un personaje inolvidable, como lo es su voz y su elocuencia, como debe ser este libro de Lemebel. Qué suerte la nuestra al haber sido recuperado en España por la editorial Las afueras.

Corred a por él, no tengáis miedo.
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richmarcelo
 15 December 2019
Levemente Lemebel (tus canciones me hacen polvo) Parte 1

He robado, con el mayor respeto -descaro- posibles, el título de una canción muy bella hecha para un impalpable ser humano, muy bello e inmortal. Me refiero a ‘Levemente Lemebel' del cantautor chileno Esteban Ermitaño y me refiero al escritor y artista, también chileno, Pedro Lemebel. Quise dar así algo de brillo a lo que sigue.

Lemebel fue un retratista de lo marginal, de lo abyecto y oprobio; en su faena y afán estuvo mostrar a su público aquel ecosistema de la calle y su biodiversidad, alejándose de lo tradicional. Él puso telas, tacos, cintas y abanicos; performativizó -si me permiten un abuso de lenguaje-. Aspergeó con su barroco aterciopelado para volverse la astilla en el dedo gordo del poder, ser él mismo blindado con una ala rota subversiva y así darle dignidad a lo otro -y darle en la jeta a algunitos-; representar a los olvidados que también están cautivos en sus luchas de carne de cañón. Pura estética, pura realidad humana.

En mi caso en particular -al ser un extemporáneo más- esto que opino sobre él y su labor es reciente; triste para mí admitirlo. Porque empecé a conocerlo, a leerlo tarde, porque -bobo e ignorante- no sabía quién era cuando aún estaba vivo y paseó su figura empañuelada por mi ciudad, tarde acudí a la cita pero me quedan los prolíficos textos que dejó. Quise conocerlo cuando ya estaba muerto pero he podido conocerlo al estar aún más vivo que nunca.

En fin, tras este corto preámbulo me gustaría traer a colación algo que resultaba muy importante para él, algo que es inseparable de la mayoría de sus escritos: la música. Utilizaré como materia su famosa novela ‘Tengo miedo torero' (2001). Analizaré algunos pasajes con la finalidad de que se note aquel vendaval de sensaciones, aquel toque diferente que proporciona la música a muchas de las partes más importantes de la novela; que obre esa magia ambientadora. Pues no solo un texto tiene su ritmo y cadencia, si se le añaden letras de canciones, el lector activará en su cabeza el botón de play y sonará la melodía mientras pasea la vista por cada oración.

Para contextualizar un poco, Pedro Lemebel, desde niño, se cultivó a través de las emisoras; del tango y los boleros de la abuela y la madre (las canciones añejas). Para él la vida empezaba y terminaba con música, en lo principal proveniente de la radio. Esa compañera que invita a mover y mover la aguja del dial. Cuentan que él era así y la Loca del Frente, heroína de 'Tengo miedo Torero', también.
Víctor Hugo Robles -El Che de los Gays- recuerda que durante una entrevista realizada a Lemebel, en su programa radial Triángulo Abierto, él leyó una de sus crónicas: ‘Las amapolas también tienen espinas', acompañado de la voz de Ana Gabriel como fondo musical. Fue tan especial y sincrónico el momento que las pausas que hacía al leer cuadraban con los coros como si se tratase de una performance hecha adrede. Esto provocó que se diera cuenta de la importancia de la lectura radial y lo beneficioso que podría resultar tener su propio programa. Es así como nace Cancionero (1994), emitido a través de Radio Tierra, programa que lo acercó aún más a su audiencia y le permitió criticar y denunciar los abusos de poder.

Ahora bien, ¿cómo principiar a decir cosas sobre ‘Tengo miedo torero'? Empiezo: desde el nombre la novela exuda música, pues éste refiere a una canción -vieja- interpretada por Sara Montiel; preludio que nos invita a acompañar el idilio romanticón de la Loca del Frente y Carlos. Un idilio rocambolesco que se pone en la mitad entre una ideología y una manera de ver la vida y los aconteceres nacionales. Según Lemebel -y así empieza la novela- “Este libro surge de veinte páginas escritas a fines de los 80, y que permanecieron por años traspapeladas entre abanicos, medias de encaje y cosméticos que mancharon de rouge la caligrafía romancera de sus letras.”
Primavera del 86', la ciudad de Santiago hecha un tsunami, un hervidero en contra del régimen (el eterno retorno de lo mismo; mientras escribo estas líneas otro tsunami ocurre en Chile, treinta y pico de años después). La represión es neutralizada a punto de grito acompasado “Y va a caer” (dos años más tarde, durante el plebiscito, la ciudadanía le pondría un hasta aquí nomás a Pinochet. Una canción ideada por la oposición, sencilla y esperanzadora, resultaría determinante para el triunfo del “No”: “Chile la alegría ya viene, Chile la alegría ya viene…”). Entre luchas y discusiones políticas una loca madura, que sabe bordar, cupletea “Tengo miedo torero, tengo miedo que en la tarde tu risa flote” (Tengo miedo torero - Sara Montiel) y “Bésame mucho” (Bésame mucho - Lucho Gatica); canturrea canciones de otra época y prefiere sintonizar programas del recuerdo a los comunicados de Diario de Cooperativa. Sin premeditarlo llega a su vida Carlos, un joven perteneciente al Frente Patriótico Manuel Rodríguez, llega para -entre encargos, secretos, complicidad y enamoramiento- cambiarle y sacudirle la vida porque “Tú me acostumbraste y por eso me pregunto” (Tú me acostumbraste - Lucho Gatica). Un joven al que puede contarle su pasado turbio, prostibular, y así consolarse en su ternura y amabilidad “De mi pasado preguntarás todo que cómo fue. / Si antes de amar debe tenerse fe. / Dar por un querer la vida misma, sin morir, / eso es cariño, no lo que hay en ti-i” (Mucho corazón - Beny Moré). Y del otro lado la antítesis. Con el afán de ignorar las protestas de sindicatos y estudiantes el Dictador se refugia en su casa de campo en el Cajón del Maipo, relajado con la Marcha Radetzky (Johann Strauss I).

(En este punto confesaré que crucé los dedos con el fin de que ese oráculo llamado Google, luego de digitar los fragmentos de letra que cita Lemebel, sea preciso en decirme a qué canción pertenecen; ojalá los logaritmos hayan atinado en la mayoría de los casos, sino me disculpo. Invito también a los lectores a poner en YouTube cada canción citada, así todo se vuelve envolvente y se sacia una de las seguras intenciones del autor).

La primera vez que la Loca del Frente tuvo a Carlos cerquita fue cuando éste le agradeció, con un fuerte abrazo, que no haya hecho demasiado problema por guardarle un importante tubo de metal “Detén el tiempo en tus manos, / haz esta noche perpetua. / Para que nunca se vaya de mí, / para que nunca amanezca.” (Reloj - Lucho Gatica, Los Panchos). A pesar de la emoción desbordada, ella tuvo que contenerse y tratar de disimular ese “anhelo alado e imposible”.

En cambio, si se podría decir, la primera vez que tuvieron una cita fue cuando Carlos la invitó al Cajón del Maipo so pretexto de un trabajo universitario -en realidad tenía que efectuar una labor de inteligencia-. No faltaba más, todo lo mejor para él: comida suficiente, un destacable mantel, sus mejores galas y su sombrero favorito; el amarillo de ala ancha con cinta a lunares “Porque eres y serás para mi alma / un día de sol, eso eres tú” (Un día de sol… - Cecilia).
Ambos de paseo, al esquive de los controles militares, como una pareja en luna de miel. La Loca sintonizando la radio en búsqueda del analgésico bolero y topándose solo con el Si vas para Chile de Los Huasos Quincheros y los boletines de Diario de Cooperativa -aunque para ese entonces ya estaba acostumbrada a la voz calmante de Sergio Campos, además eso le traía la añoranza de Carlos y el conocer los testimonio de las familias con algún miembro muerto o desaparecido-. Mientras su acompañante trazaba planos y tomaba medidas del terreno, ella le pidió a su Torero si podía poner música, quería engalanarle con un zapateo andaluz, un baile brujo y hechicero que vaya “quemando su virilidad”, “demandando su cariño”. al regresar, el barrio les recibe con niños en sus chiquilladas, “radios timbaleando el rock punga de Led Zeppelin”, “los arpegios revolucionarios de Silvio Rodríguez” y el infaltable flash noticioso de Cooperativa que se encargó de reventar el sueño opiáceo. Carlos debe fugar en su vehículo sin más -de seguro con el apuro de averiguar sobre los últimos allanamientos e incautaciones que decían en el boletín-, y ella se queda sin su amor idílico, con su anhelo de lo imposible, se queda con su llanto truncado que no la deja desahogarse, con el deseo de evocar ese bolero falaz que manaba “tanta lírica cebollera de amor barato”. Sola en su mendigar de amor, sin un espectador de su drama; indignada porque no era tomada en serio, solo era considerada como un objeto, una bodega de secretos, un espacio de seguridad para el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Pero en medio del enojo, golpes en la puerta “Te vas porque yo quiero / que te vayas. / Y a la hora que yo quiero / te detengo. / Yo sé que mi cariño te hace falta / aunque quieras o no / yo soy tu dueño.” (La media vuelta - José Alfredo Jiménez). Ella sabía que a él todo se lo podía perdonar, solo era necesario que aparezca, que salga con sus niñerías y cerrar la reconciliación con la inquietud de la fecha de cumpleaños.

Del otro lado -y de regreso también- una pareja distinta; el Dictador y su mujer, misma que da a conocer al lector la faceta íntima, el lado privado del gobernante, además de varios rasgos del pathos “pituco” y “momio” de esa época -y aún de ahora-. Una mujer que lo hincha desde que Dios hecha el día. Reclamos cansones sobre el viaje fallido a Sudáfrica, berrinches por no haberle hecho caso a su amigo Gonza, anuncios del desgaste de su Gobierno.
Mientras el Dictador cavila y masculla la idea de establecer un derecho de admisión al Cajón, para que no se sature de gente indeseable, recuerda a la pareja del sombrero amarillo que vieron en el camino y, tras un breve análisis, se da cuenta que se trataba de un par de degenerados que hacían cochinadas en su camino, en su preciado Cajón; hablaría de inmediato con el alcalde para que vigile más ese sector.

En radio Cooperativa se comunica sobre disturbios en el ex Pedagógico, varios estudiantes heridos y detenidos por los carabineros. La Loca se preocupa porque Carlos no asoma -muy suya esa forma de aparecer y desaparecer de improviso-. La sorprende en el tendedero; el hombre que la electriza y conflictúa, pues ella ha estado acostumbrada al violento erotismo sexual del amor y no a esa cortesía, a esa educación y suavidad. de vuelta al teatro dramático y a la fingida seriedad, prende la radio y se cuela una música infantil “Alicia va en el coche Carolín”. Carlos con su ternura característica le explica a la Loca como se festejan los cumpleaños de los niños en Cuba -dato importante para lo que ella planificará después-.
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