|
Calificación promedio: 5 (sobre 142 calificaciones)
/El escritor argentino Pedro Mairal nos habla sobre la importancia del lenguaje poético y de la exploración por distintos géneros. #escritor #escribir #literatura #poesia
|
Salvatierra de Pedro Mairal
Desperté una hora después, mirando la copa del árbol, sin acordarme de mí.
|
La uruguaya de Pedro Mairal
"Nunca dejaba mi correo abierto. Jamás. Era muy muy cuidadoso con eso. Me tranquilizaba sentir que había una parte de mi cerebro que no compartía con vos. Necesitaba mi cono de sombra, mi traba en la puerta, mi intimidad, aunque solo fuera para estar en silencio. Siempre me aterra esa cosa siamesa de las parejas: opinan lo mismo, comen lo mismo, se emborrachan a la par, como si compartieran el torrente sanguíneo. Debe haber un resultado químico de nivelación después de años de mantener esa coreografía constante. Mismo lugar, mismas rutinas, misma alimentación, vida sexual simultánea, estímulos idénticos, coincidencia en temperatura, nivel económico, temores, incentivos, caminatas, proyectos... ¿Qué monstruo bicéfalo se va creando así? Te volvés simétrico con el otro, los metabolismos se sincronizan, funcionás en espejo; un ser binario con un solo deseo. Y el hijo llega para envolver ese abrazo y sellarlos con un lazo eterno. Es pura asfixia la idea." (Págs. 9-10).
|
Breves amores eternos de Pedro Mairal
"Tantos años después se me ocurrió buscarla en Facebook y la encontré. Me aceptó como amigo y tuve que ver sus fotos con su marido inglés. Facebook parece un invento del demonio. Hay cosas que hay que morirse sin haber visto." (Hoshiko y el primer mandamiento. Pág.56).
|
Maniobras de evasión de Pedro Mairal
Pero ¿qué es este escepticismo profundo con respecto a la literatura, a mi literatura digamos mejor? ¿Por qué quiero escribir pero me sale espuma? ¿Por qué tampoco escribo más poesía? Hace ya unos años entregué mi escritura al zumbido de la banda ancha. Textos cortos, respuesta inmediata, amigos, amigas, cachondeo. Los blogs me sirvieron para atomizarme, ocultarme en seudónimos, escribir como gente que no soy yo, como personas que llevo dentro, voces o quizá fuerzas verbales.
|
Salvatierra de Pedro Mairal
Hace tiempo leí esta frase: «La página es el único lugar del universo que Dios me dejó en blanco». No me acuerdo dónde la leí. Me impresionó porque yo sentí eso con mi padre. Nunca fui muy creyente, porque la idea de sumarme un padre espiritual al enorme padre biológico que ya tenía me parecía agobiante. Entendí la frase como «la página es el único lugar del universo que papá me dejó en blanco». Uno ocupa esos lugares que los padres dejan en blanco. Salvatierra ocupó ese margen alejado de las expectativas ganaderas de mi abuelo. Se adueñó de la representación, de la imagen. Yo me quedé con las palabras que la mudez de Salvatierra dejó de lado. Empecé a escribir hace un par de años. Siento que este lugar, este espacio de la hoja blanca, me pertenece más allá de los resultados. El mundo entero cabe en este rectángulo.
|
La uruguaya de Pedro Mairal
Como en los sueños, en Montevideo las cosas me resultaban parecidas pero diferentes. Eran pero no eran.
|
Maniobras de evasión de Pedro Mairal
Me queda su enfermedad en primer plano, tapándome el resto de su tiempo luminoso. Y eso es injusto. Por eso ahora salto a ese pasado, por encima de sus últimos años. Sólo la escritura me deja hacer eso. Saltar al verano de mamá. Acá estoy. Papá venía en enero, sólo unos días, y los fines de semana. El resto del tiempo era el Edipo liberado. Tengo un recuerdo naranja de unas mañanas, cuando me despertaba en su cuarto —supongo que yo había llorado a la noche y mamá me había llevado a su cama— y tengo un recuerdo de ella vistiéndose a la mañana pensando que yo estaba dormido, ella de espaldas, poniéndose una remera. Mamá tendría treinta y cinco años y yo cuatro. Me acuerdo de la luz naranja y amarilla del sol en las cortinas.
|
La uruguaya de Pedro Mairal
Eso era Montevideo para mí. Estaba enamorado de una mujer y enamorado de la ciudad donde ella vivía. Y todo me lo inventé, o casi todo. Una ciudad imaginaria en un país limítrofe. Por ahí caminé, más que por las calles reales.
|
Breves amores eternos de Pedro Mairal
"Valeria era incansable, guerrera. Me gusta esa palabra, guerrera, porque realmente la peleábamos juntos en la cama, cuerpo a cuerpo, en un combate oscuro y extenuante que nos aceleraba el corazón, con susurros violentos y tiernos dichos al oído, hasta que ella empezaba a desarmarse encima mío, como a caerse pero abrazándome fuerte, ahogando un gemido largo hasta que se quedaba quieta y volvía en sí, volvía como un animal jadeante después de una carrera, con la crin pegada sobre la cara, sobre los ojos. De a poco nos sosegábamos recuperando el aire, buscando oxígeno a bocanadas asmáticas." (Sudor. Pág.39).
|
Es un retelling de...