Klune escribe historias que dejan el corazón calentito. Crea personajes tiernos a los que uno les coge mucho cariño, te hace reír, te hace emocionarte y te hace llorar. Este libro trata de la muerte. de personajes que mueren y se encuentran perdidos, que hacen balance de su vida, tienen miedo, se enfadan, sufren, echan de menos a los vivos. Muertos que no están listos para avanzar, para dejar la vida atrás, para despedirse. Veremos la muerte en formas diferentes: enfermedad, vejez, asesinat0, su1c1di0… Hay momentos duros, porque no todas las muertes son apacibles y porque hay vivos que se enfrentan a un duelo y que, al igual que los muertos, no están listos para soltar. Las historias de Cameron y Nancy duelen, eso no lo voy a negar. A pesar de eso, de hablar de muerte y dolor, Klune logra ofrecer una historia compensada, arrancando una sonrisa o incluso una carcajada después de haberte llevado a las lágrimas. No hay grandes aventuras, ni sorprendentes giros de guion. Es más una historia introspectiva, de personajes, sus relaciones, sus pensamientos y sus emociones. Por poner un “pero”, la historia a veces puede resultar algo repetitiva y, si bien es cierto que podrían eliminarse algunas páginas, creo que la idea de la reiteración es un recurso al que Klune recurre para transmitirnos el bucle en el que Wallace se ve envuelto y la forma en la que él percibe el paso del tiempo. La historia de amor tiene también un peso innegable. Si habéis leído otras críticas mías, sabréis que la romántica no suele ser mi parte favorita en las historias y, aunque tal vez en ocasiones robe importancia a temas que me parecen más importantes, creo que está tan bien tratada, es tan tierna y dulce, que no me ha molestado lo más mínimo. + Leer más |