Nunca voy a cansarme de ti.
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Nunca voy a cansarme de ti.
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¿Puede haber algún tipo de soledad más triste que esa, Ginger? La de estar rodeado de gente, pero sentir que no hay nadie.
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¿A ti no te parece triste que a veces dejemos de tener contacto con personas que en algún instante llegaron a significarlo todo? Es extraño. Ya sé eso que se dice de que "la vida da muchas vueltas" y "la gente va y viene", pero quizá no deberíamos verlo con tanta normalidad. Porque a mí me asusta que el ser humano sea capaz de olvidar tan rápido.
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Y la luna iluminando entre sombras, redonda. La luna siempre me recordaba a ella. |
Quizá sigamos escribiéndonos toda la vida, pero nuestros caminos nunca más se crucen. O podríamos encontrarnos alguna vez en algún rincón del mundo.
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Pero quizá eso fue lo más duro de todo: que casi me doliese más perder lo que Dean sostenía que perderlo a él en sí mismo. Y ahora me estaba encontrando...
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¿Puedes enamorarte de alguien en unas horas? ¿Puedes olvidarlo después al cabo de otras tantas? |
No sé cuántas veces me he preguntado a lo largo de mi vida qué habría ocurrido si me hubiera atrevido a besarla aquel día en el aeropuerto. ¿Cómo habrían sido nuestras vidas? ¿Habría cambiado algo? Era un "y sí" lleno de incógnitas que siempre me acompañarían. Y ella. El choque de dos caminos, el suyo y el mío, incluso aunque no pareciesen estar destinados a compartir ese mismo tramo de París en el que nos encontramos, pero que, aun así, fue el comienzo de otro trayecto más largo: un desvío hacia la luna.
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La miré tenso sin saber que más decir. Hasta que sencillamente sobraron las palabras, porque ella se puso de puntillas, me abrazó como si fuésemos dos viejos amigos a punto de despedirnos y luego dejó un beso suave en mi mejilla antes de separarse de forma brusca, como con un tirón leve. |
- ¿Y nosotros dónde estamos? - Nosotros en la luna. |
Manolito ...