Me dieron ganas de decirle que podía ser que hubiese pasado muchas noches en la playa con chicas distintas, pero ninguna como aquella. Ninguna teniendo al lado a alguien con quien sencillamente podía "estar" y "ser", sin más, sin esconderme, sin comportarme como el chico callado y reservado que el resto del mundo conocía. Porque Ginger sacaba lo mejor de mí. Hacía que no desease nada más. |