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Críticas sobre La librería del señor Livingstone (145)
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KalaWolf
 14 April 2018
No es el primer libro que leo de Mónica, de hecho es el cuarto, se lo que esperar de su pluma y sus protagonistas y también se abrirles mi corazón y permitir que las páginas pasen, que me acunen.

Sus novelas son puro feelgood, y a mi me sirven, me hacen sentir en paz. Aunque lo mejor de todo, es que aún sabiendo que esperar con sus historias, siempre resultan sorprendentemente preciosas. Lo relaciono mucho con el Mindfulness, estilo de vida que se enfoca en la felicidad del presente y que utilizamos cada vez más en psicología.

Mónica nos presenta Agnes, arqueológa en paro que viaja a Londres para buscar un empleo, entre medias termina trabajando en la increíble libreria del Señor Livingstone. ¡Y qué libreria! Os prometo que todos desearíais vivir en ese paraiso de libros, tazas de té, bizcochos de zanahoria y el ventanal más maravilloso del mundo. Las localizaciones de los libros de Mónica son siempre un personaje más, y en esta ocasión no quiero olvidar esa libreria, con la que sigo soñando.

Agnes presenta sus inseguridades y luchas, sus preguntas sobre quién es ella y cuál es su rol, ¿Solo es una arqueologa o es muchas más cosas? Siempre disfruto del desarrollo de los personajes de la autora, de como aprenden pasito a pasito que merecen mucho más la pena de lo que ellos creen.

Entre las tapas de esta mágica historia, he encontrado un romance a fuego lento y pausado, amistades que se crean entre tazas de té y cenas, entre ventas de libros y charlas citando autores. Encontraréis amistad, apoyo y un sinfin de cosas bonitas, al fin y al cabo esto es feelgood y es la medicina para ser felices.

¿Qué más contaros? Cuando un libro me despierta tantas sensaciones, me cuesta ponerle palabras, pero quizá eso sea lo que mejor define a esta historia, las emociones y la sensación física de calma que me ha proporcionado este libro, no lo ha hecho ningún otro. Es un libro que debería estar en todas las mesillas.

Mónica os invita a la librería más mágica y cálida del mundo, allí encontraréis libros pero sobre todo cariño y amor.
Enlace: https://cajitadecapitulos.bl..
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leyendoenelbus
 24 January 2018
La autora es única para transmitirte calidez y cautivarte con su prosa y sus personajes tan entrañables y llenos de vida. Su lectura es una auténtica delicia. Así que te animo a descubrir La librería del señor Livingstone y a perderte en ella porque, a veces, cuando te pierdes, es cuando encuentras tu camino.

Podéis ver mi opinión completa en mi blog, Leyendo en el bus.

Enlace: http://www.leyendoenelbus.co..
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Bajolapieldeunlector
 23 January 2018
Agnes es una joven arqueóloga que viendo cómo están las cosas en España decide emigrar a Londres; quizás allí, en la ciudad de los museos, encuentre el trabajo que tanto ansía. Sin embargo tras unos meses viviendo en la ciudad británica parece que no hay suerte, incluso se ha planteado regresar a Barcelona tras ver que sus ahorros están cada vez más mermados.

Una de esas tardes en la que la lluvia londinense parece abrazar a sus transeúntes, Agnes, tratando de dar respuestas a sus dudas, entra por casualidad en la preciosa librería Moonlight Books, y una vez que gira ese pomo de la puerta, en forma de pluma, la triste realidad parece esfumarse. A partir de ese momento le acogerá el olor a libro nuevo, a la madera de un suelo pulcramente pulido y la simpatía del librero más excéntrico de Londres. Por la otra parte, cuando Edward Livingstone ve entrar a Agnes, cual ninfa en su jardín, al instante cae rendido a su encanto y a la tristeza que esconde su mirada. Por eso, y porque necesita ayuda para cargar con los libros, decide contratarla y que ésta entre a formar parte del encanto de Moonlight Books.

Moonlight Books no es una librería cualquiera, es la librería en la que cualquier amante de los libros querría entrar. Un edificio de dos plantas, comunicadas por una preciosa escalera de caracol labrada, por el que transitan una serie de personajes de lo más interesantes. Tenemos nuestro propio Oliver Twist, un jovencito que sueña con alcanzar las estrellas que vislumbra en la claraboya de la librería las tardes de invierno; un escritor que pasa allí los días tratando de finalizar su próxima novela; una asidua clienta que acude cada semana buscando nuevas recomendaciones; Sioban la pareja de nuestro particular librero, que además de ser editora, es la que da cierta cordura a Edward cuando éste parece trasladarse por completo a la época victoriana; el amigo de Edward que regenta una sastrería y parece Mr. Magoo; y finalmente Agnes, la nueva ayudante que parece flotar descalza por la librería.

Este ambiente idílico por los libros, y algo caótico y surrealista por los clientes, parece animar a Agnes. Haciendo que Moonlight books pase a formar parte de su vida, de su felicidad y sea un reconstituyente cuando el traslado a Londres parecía haber perdido su sentido. Pero esa rutina bucólica parece desvanecerse cuando John Lockwood, inspector amigo de Sioban, entra como un elefante en un cacharrería cuando allí se requieren sus servicios. No solo alterará a Agnes, también a nuestro querido Edward que hará gala su lenguaje más irónico y punzante.

Solo os he contado un poquito de lo que es La librería del señor Livingstone, porque efectivamente esta novela, que no llega a las trescientas páginas, es mucho más. Es un homenaje a los libros, a los lectores y a sus libreros. Una historia que cualquier persona: enamorada de Londres, de los clásicos literarios, de los que gustan entrar en las librerías solo para respirar ese olor tan característico y de la literatura buenrollera, debería leer. Además tenemos un librero de lo más particular anclado en el S.XIX, humor irónico inglés, amistad, ternura y amor. Aquí hay mucho amor. Amor por los libros, amor entre personas, y amor por las cosas más cotidianas, por esos detalles, que al compartirlos con alguien especial, se convierten en algo mágico e inolvidable.

Los que ya habéis leído a Mónica conoceis la magia que transmite a través de sus letras, esa sensación de viaje que logra a través de su historia y la sonrisa que mantienes hasta que finalizas su lectura. Una sensación adictiva que estoy deseando repetir. Y para los que no conozcais sus historias, no sé a qué esperais.
Enlace: https://bajolapieldeunlector..
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CarolSanguez
 22 January 2018
Moonlight Books abre sus puertas a cualquier lector. A los que necesitamos nuestro tiempo para terminar un libro, quienes tienen el deber voraz para con la literatura o los que tienen un ritmo indestructible y llevan un libro pegados a sus manos en cualquier momento del día.

En mi caso me he tomado mi tiempo. Corría el riesgo de enamorarme sobremanera de los habitantes de la librería. Y así ha sido, Edward Livingstone, como librero, me ha conquistado por completo. Además de el señor Caldecott, fiel amigo de nuestro anfitrión literario, Agnes Martí, el hada de los libros que aparece tras las puertas de Moonlight Books cada mañana tras serle imposible encontrar trabajo como arqueóloga, Oliver Twist, niño que cohabita en la librería y futuro astrónomo, o Sioban Clark un amor confeso del señor Livingstone que se resiste una u otra vez a sucumbir a los sentimientos de nuestro librero.

Por supuesto existe otro personaje del que no pienso hablaros, y del cual Agnes Martí, nuestra protagonista catalana que deja su hogar en busca de un trabajo en tierras inglesas, tiene mucho miedo. Miedo de que conquiste su corazón y no se lo devuelva jamás. Pero para conocerle tendréis que tomar asiento, rodearos de libros, para ambientar bien vuestra lectura, y preparar un exquisito manjar con bizcochos caseros acompañados de té early grey.
Enlace: https://www.goodreads.com/us..
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Inquilinas_Netherfield
 17 December 2017
Qué difícil es escribir una reseña sobre un libro del que quieres resaltar absolutamente todo, pero que sabes que no debes ni puedes hacerlo. En esa tesitura me hallo, y me he puesto a escribir sin saber lo que va salir al final. Que sea lo que los Inklings, en su sabiduría, quieran.

Creo que nunca lo he dicho, pero antes de abrir Netherfield, jamás había leído un libro autopublicado. No por nada, simplemente es un mundo al que no me había acercado con anterioridad; en él me he llevado muy buenas sorpresas, y otras no tan buenas que han sido evidentes en mis reseñas. Creo que el segundo que leí, un par de meses después de comenzar la andadura bloguera, fue Cuéntame una noctalia, de una tal Serendipia que nos seguía casi desde el principio. al entrar en su blog vi que tenía varios libros autoeditados, y como los libros que reseñaba eran muy "yo", quise saber cómo escribía empezando por el primero, que yo soy mucho de leer en orden. A la vista quedó ya lo mucho, muchísimo, que conecté con el mundo literario de Mónica Gutiérrez, la cabecita pensante detrás de Serendipia. Después vinieron Un hotel en ninguna parte, también autopublicado, y la publicación tan merecida con la editorial Roca de El noviembre de Kate.

Es decir, que he leído y reseñado todas sus novelas, y me pasa con ellas lo que me pasa con muy pocos escritores contemporáneos: que sé que lo que escriba me va a gustar. Es de esas autoras que lees con confianza, sabiendo que vas a abrir las páginas y vas a disfrutar de lo que encierran, del mundo que crean, del modo en que lo cuentan y de la encantadora particularidad de sus personajes.

Conocimos La librería del señor Livingstone en un relato incluido dentro de la antología La librería a la vuelta de la esquina, y pedía a gritos una continuación a lo grande. La base estaba perfectamente asentada... era, en realidad, tan perfecta, que la autora incluso traslada a esta novela algunas frases o párrafos de la descripción que en su día hizo de esta particular librería. A partir de ahí, comenzamos con la nueva trama, que tiene muchas de las características que identifican la literatura de Mónica, ese particular microcosmos donde ella hace grandes sus historias: una mujer protagonista (Agnes Martí) un tanto perdida que intenta encontrar su lugar en el mundo, ese lugar que le sirva como refugio en la tormenta de su inseguridad y que le proporcione la tranquilidad y magia necesarias para comenzar a ver caminos que antes no veía (la librería); un personaje más mayor, inteligente, agudo, sabio, observador y protector que le dará la mano y le ayudará a sentirse protegida y a dar los pasos que necesita (sí, sí, usted, señor Livingstone, que de cascarrabias no tiene nada, es achuchable y tiene sonrisas que derriten los polos); un interés amoroso guapo, grandullón y de ojos intensos y parlanchines que derriba murallas invisibles y descifra el hechizo que esconde nuestra protagonista (Lockwood); un niño que tiene más sentido común que muchos adultos y que, no sé cómo lo hace, nunca jamás es repelente si no todo lo contrario (Oliver Twist); y una ristra de personajes secundarios que son para llevártelos todos a tu casa y hacerles litros y litros de té sin descanso para que no se vayan jamás.


Mónica coge todos estos elementos y en cada una de sus novelas los conjuga, los malea, los adapta, los perfecciona, pone por aquí, quita por allá... y al final te cuenta una historia con una personalidad totalmente propia e independiente en la que reconoces a la autora en cada una de sus páginas, y al mismo tiempo estás en territorio inexplorado. Todo esto lo consigue siempre gracias a la construcción que hace de los personajes y a la ambientación, a la cotidianidad de sus vidas y a cómo sabe hacerlas fascinantes, a unos diálogos que me han hecho soltar carcajadas en algunos momentos, a esos earl grey, bizcochos y pastas que todo lo solucionan, a la nieve, a la lluvia, a esos noviembres llenos de encanto que creo que pocas personas sabemos valorar como se merecen, a la Navidad, y además, en esta librería del señor Livingstone, a un homenaje... o a varios homenajes, en realidad.

En estas páginas hay tanto amor por tantas cosas que los homenajes son constantes: a Londres y a todos los tesoros que esconde; a la campiña inglesa, esa que no te cansas de mirar cuando la tienes delante, y a la singularidad de sus gentes; a la arqueología bien entendida, no la que puebla nuestras mentes rebosantes de Indiana Jones; a las librerías especiales, esas que nos aislan del mundanal y detestable ruido que es la vida más allá de sus puertas; a los libros, porque esta novela desborda pasión por la literatura que su autora adora... y sobre todo creo que es un homenaje al amor que la autora siente por todas y cada una de estas cosas. Quizás me equivoco, pero creo que Mónica ha escrito, aunque pueda no parecerlo, un libro muy personal. Leerlo es hacer un recorrido por su pasión por la esencia más british y por la literatura que le corre por las venas. Hay escenas, como la del Jubilee, que lo dicen todo; solo hay que sentarse a tomar un té en esas páginas para conocer cómo concibe la autora la literatura: la que lee y la que escribe.

Confieso que me he muerto del gusto con cada alusión literaria... me he propuesto sacar de la estantería en una relectura todos y cada uno de los libros que se nombran y hacerles una foto, porque rondarán el 75%. Y los que no, apuntados están ya. Me quedo con las ganas de destacar muchas de las alusiones en cuanto a novelas, citas, autores, nombres de personajes... pero esto ya me está quedando larguísimo. Tendréis que leerlo para descubrirlas :)

Mónica tiene algo que no todos los autores tienen: personalidad en su estilo narrativo, buen gusto y elegancia en la narración, mucho (muchísimo) talento para los diálogos y una capacidad sorprendente para hacer que el lector se vea inmerso casi sin pensarlo en los mundos que ella crea: terrenales y realistas al aferrarse a situaciones cotidianas, pero siempre con un pie en Nunca Jamás. Y además estoy segura de algo: que esos mundos son infinitos y puede escribir sobre lo que ella quiera y le apetezca porque lo hará bien, así que las expectativas sobre lo que vendrá son de frotarse las manos.

He intentado no destriparos nada y aun así hablaros de todo lo que contiene este libro. de ahí lo difícil que comentaba al principio. Os podría hablar de las similitudes que he encontrado en esta novela con mis estancias y paseos por Londres; de lo identificadísima que me he sentido en muchas cosas; de cómo Agnes, igual que ya me pasó con Kate, tiene pedazos de mí; de lo mucho que me reí al leer las reticencias de Agnes a sentarse en el Jubilee del Fortnum & Mason, porque yo sigo luchando contra esas miradas escrutadoras y no he conseguido sentarme todavía; de que yo siempre que voy a Londres, siempre, me alojo donde Agnes vive porque adoro aquella zona; de que me he visto transportada al Londres que adoro y que visito cada vez que puedo... pero me saldría de tema.

En definitiva, que leyendo me he sentido como en casa. Adoro los clásicos, los libros ilustrados, Londres, Inglaterra, la campiña, los cottages, las librerías, las series de televisión y las películas, los tés en tazas bonitas, los bizcochos con crema, Fortnum & Mason, el British Museum, la estación de St. Pancras, las ruinas medievales, los paseos bajo la nieve, la arqueología, Oxford, los remansos de paz en rincones y sillones rodeados de libros... y los libreros gruñones encantadores, las editoras idealistas, los escritores residentes, las buenas personas y las señoras mayores con pelo color violeta que leen todo lo que les pongan por delante y sueñan con pillar cacho con un highlander. Así que por todo esto perdono las malévolas frases dirigidas a Henry James (¡será posible!) y que se nombre siempre a Arwen de El señor de los anillos cuando la que mola, obviamente, es Éowyn (esta elección es el único defecto aparente del heredero de Isildur... jajaja).

En serio, que me ha encantado. Cuesta desprenderse de la magia y la sonrisa cuando cierras el libro. Ahí se queda, como un copo de nieve sobre la punta de la nariz que no llega a derretirse. Seguro que el señor Livingstone encontraría la cita apropiada de Shakespeare para cerrar la reseña, pero yo la cierro con una cita suya: Encontrará su camino, Agnes. Lo tiene bajo sus pies.
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