“-Descansa, hija mía, y recobra un poco de valor pensando que hay un dios que castiga a los traidores”
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“-Descansa, hija mía, y recobra un poco de valor pensando que hay un dios que castiga a los traidores”
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“Los maridos son iguales en todas partes. Desde el momento en que estudiéis al individuo en un país cualquiera, conocéis la raza”
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“La mujer es sagrada y la que se ama es santa”
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“-Lo sé, señora-respondió el conde-; pero estamos en Francia y no en Arabia, y en Francia ni se parten el pan y la sal, no hay amistades eternas”
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“El conde, fuese prestigio ficticio, fuese prestigio natural, llamaba la atención en todas partes donde se hallaba; no era su frac negro, sencillo y sin condecoraciones; no era su chaleco blanco sin ningún bordado; no era su pantalón, de cuyo botín salía un pie de la forma más delicada, lo que llamaba la atención; eran, si, su blanca tez, sus cabellos negros y rizados ligeramente, su rostro sereno y puro, sus ojos profundos y melancólicos, en fin, su boca dibujada con una delicadeza maravillosa, y que sabía tomar tan fácilmente la expresión del mayor desdén, lo que hacía fijar en el todas las miradas. Podía haber hombre más apuesto; pero seguramente no los habría más significativos (permítasenos esta expresión); todo en el conde quería decir algo y tenía su valor; porque la costumbre del pensamiento útil había dado a sus facciones, a la expresión de su rostro, y a sus gestos insignificantes, una flexibilidad y una firmeza incomparables” |
“A una querida se le puede dejar cuando uno quiere; ¡Pero a una esposa, demonio!”
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“Cada hombre tiene su pasión, lo mismo que cada fruta su gusano”
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“Porque al hablarle yo del hombre que no puedo amar, pensaba en el que amo”
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“-Es una dicha-dijo-, que tales sustancias no puedan ser preparadas más que por químicos, si no la mitad del mundo envenenaría a la otra mitad”
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“Cuando pienso en vos, hierve mi sangre, mi pecho se levanta y no puedo reprimir los latidos de mi corazón. Pero esta fuerza, este ardor, este poder sobrehumano los emplearé únicamente en amaros hasta el día en que me digáis que los emplee en servicio vuestro”
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises