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Siempre tuve más miedo a una pluma y a un tintero, que a una espada o a una pistola.
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Siempre tuve más miedo a una pluma y a un tintero, que a una espada o a una pistola.
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Solo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida
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La alegría causa a veces un efecto extraño; oprime al corazón casi tanto como le dolor.
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Las heridas morales tienen la particularidad de que se ocultan, pero no ce cierran; siempre dolorosas, siempre prontas a sangrar cuando se les toca, quedan vivas y abiertas en el corazón.
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La alegría causa a veces un efecto extraño; oprime al corazón casi tanto como el dolor.
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No hay felicidad o infelicidad en este mundo; solo hay comparación de un estado con otro. Solo un hombre que ha sentido la máxima desesperación es capaz de sentir la máxima felicidad. Es necesario haber deseado morir para saber lo bueno que es vivir
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Todo mal tiene dos remedios: el tiempo y el silencio.
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La locura, esta úlcera nacida en el fondo de los calabozos después de torturas morales, se esconde casi siempre cuidadosamente en el mismo lugar en que aparece, o si sale, va a envejecer en cualquier hospital sombrío donde los médicos no reconocen ni el hombre ni el pensamiento en la masa informe que les entrega el carcelero.
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La alegría causa a veces un efecto extraño; oprime al corazón casi tanto como le dolor.
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"El segundo sexo"