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Mª Guadalupe Orozco Bravo (Traductor)
ISBN : 8490703752
432 páginas
Editorial: Ediciones B (07/06/2017)

Calificación promedio : 3.62/5 (sobre 8 calificaciones)
Resumen:
Entre 1318 a 1324, el país ha sido sabiamente gobernado, aunque azotado por diversas calamidades: la cruzada de los campesinos, la rebelión de los leprosos, agitaciones y matanzas. El tercer hijo del Rey de Hierro, el débil Carlos IV, sucede a Felipe V, que muere sin dejar descendencia masculina. Durante su reinado, Francia será gobernada por representantes de la alta nobleza: Carlos de Valois y Roberto de Artois. El nuevo y dramático giro de la historia se originar... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (2) Añadir una crítica
Celia_0504
 13 December 2023
Tras un reinado corto pero azaroso, el rey Felipe V ha muerto. Irónicamente, todas las argucias que uso para hacerse con el poder impiden que sus hijas puedan sucederle. El nuevo monarca de Francia será su hermano menor, Carlos IV, un autentico inepto para las cuestiones políticas. Un rasgo que comparte con su cuñado inglés, Eduardo II, quien es controlado a placer por su amante, el joven Hugh Despenser, cuyo poder parece seguro y firme. Humillada y despreciada públicamente y apartada del poder, la esposa de Eduardo, Isabel de Francia , tomara cartas en el asunto, instando a Inglaterra a la guerra civil al lado del prófugo rebelde Roger Mortimer.

Hay cosas que ni siquiera un autor todopoderoso dentro de su narrativa puede parar. Y el paso del tiempo es una de esas cosas que Maurice Druon debe de seguir. Los granos de arena se deslizan lenta pero implacablemente para los Capeto al son de la maldición que Jacques de Molay lanzó sobre el linaje en esa hoguera que ahora parece tan lejana, pero cuya presencia ha pesado a lo largo de los cinco libros que llevamos de serie.

Una vez más, empezamos una de sus novelas con un rey muerto y un nuevo problema sucesorio en la Francia del siglo XIV , que se salda con el último hijo varón de Felipe IV El Hermoso subiendo al trono bajo el nombre de Carlos IV de Francia conocido bajo el sobrenombre de El Hermoso. Pero su cara bonita no sirve para ocultar que ni tiene ningún tipo de habilidades para gobernar ni, lo que es más importante, que ejercer el poder le interesa lo más mínimo. Como ya se adivinaba con la anterior entrega “La Ley de Los Varones”, las cosas han cambiado mucho desde que Felipe el Hermoso llevaba férreamente las riendas de Francia, nuevos jugadores y circunstancias se mueven ahora por el tapete político y nuevos retos aparecen mientras otros se solucionan. No obstante, hay ciertas guerras y cuestiones que aún perduran, como las reivindicaciones del beligerante Robert de Artrois sobre el condado que gobierna su maléfica tía. Aunque dicha disputa sigue ocupando varias páginas de esta novela, leer “La Loba de Francia”, tiene algo que te genera añoranza, se siente como si su autor, Maurice Druon, estuviera ya preparando la despedida de los Capetos y del resto de personajes que han sido esenciales en sus convulsos últimos años. Y eso se ve en el canto de cisne que supone la despedida de uno de los personajes más importantes y guerreros de los libros anteriores, uno que representaba como nadie los principios del Antiguo Régimen y los privilegios y orgullo inherentes a la monarquía y la nobleza. Un carácter que contenía en si mismo todo lo alto y bajo de la caballería y, ya que nos ponemos, de la raza humana. La muerte de este personaje es lenta, y nos es narrada con todo lujo de detalles, siguiendo un protocolo establecido previamente y regio a más no poder, en el que todo está perfectamente calculado y medido. Con el cambio de dinastía también se va a dar un paso hacia el fin de la Francia medieval, tal y como muchos de estos personajes la han conocido, y la transformación no va a ser solo política, también es el fin de una era a nivel sociológico y moral. Todo tiene un aire pesimista, de decadencia. Pero además toda la narrqción tiene un componente emocional, como se suponía que esta iba a ser la penúltima entrega de la serie. Y es que la idea original de Maurice Druon era escribir seis únicas novelas, cerrando la saga en 1960 con “El León y la Flor de Lis”. Sin embargo, 17 años después publicó un libro que ubicado varios años después de los hechos acontecidos en esta última novela, pero que se considera dentro de la serie por estar también enfocado en la guerra de los Cien Años, “De Como Un Rey Perdió Francia”.

Pero todo esto no quita para que Druon sea consciente de que aún le queda salvar esta novela y la siguiente. Druon se toma la molestia de preparar algunos arcos de cara al futuro, y de cerrar otros, como el del frustrado romance entre Guccio Baglioni y María de Cressay que ha demostrado ser más importante para la trama de lo que parecía al principio. La guerra de los Cien Años está empezando a cocerse, y ese es el camino hacia el que esta historia siempre se ha dirigido. Y el inicio de esta guerra, que en realidad duró 116 años, de 1337 a 1453. (dato curioso e intelectual que podéis usar para hacerlos los chulos y los culturetas en cenas con los amiguetes). Y esto obliga a dar un salto geográfico hacia mitad de obra que no veíamos desde las primeras páginas de la primera entrega, “El Rey de Hierro”, y que nos llevara hasta Inglaterra. Si los líos sucesorios y matrimoniales de Luis IX y Felipe V resultaban decisivos en los primeros volúmenes de la saga, la lucha del hermano menor Carlos IV por conseguir perpetuar la dinastía Capeta apenas ocupa espacio en esta entrega. Se pasa de puntillas por sus problemas matrimoniales y la falta de hijos varones porque realmente esto ya no es lo importante ahora, con la dinastía Capeta irremediablemente condenada a extinguirse. Todo se centra en conocer a la otra parte de la guerra que está por acontecer.

En la isla vecina la corona también tiene sus propias movidas no menos salseantes que las francesas. Resulta que Eduardo II no solo es un rey débil e incapaz, es que también ha tenido que hacer frente a varias rebeliones nobiliarios. Y los que controlan el cotarro soy ni más ni menos que los de Despencer la familia de su amante. Masculino. Entre el escándalo que supone eso en la sociedad medieval, donde la homosexualidad era un delito civil y religioso, y el que el joven y orgulloso Hugh y los suyos hagan lo que les de la gana y arramblen con lo que les plazca, Hay muchos que están descontentos con cómo van las cosas en Inglaterra. de hecho, la novela empieza con uno de los grandes protagonistas, Roger Mortimer, fugándose de la Torre de Londres. Y eso permitirá que narrativamente según los destinos de ambos países. El principio del libro estará centrado en los problemas que genera el rey de Inglaterra sea conde de Angulema y vasallos del rey de Francia. Y de ahí todo mirara a la guerra civil, que se ha empezado a cocer en la vieja, y que estará dirigida por Mortimer junto al personaje que da título a la novela.

Sin duda alguna, si hay un personaje femenino que Maurice Druon ha trabajado con mimo es el de Isabel de Francia, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de la Loba de Francia. al igual que hemos visto en las anteriores entregas con otros caracteres históricos, Druon hace de esta reina Ingles, hay princesa francesa, un personaje de carne y hueso; llena de matices, luces y sombras; un carácter que uno termina por entender el porqué actúa como lo hace. Isabel deja bien claro algo que se dice ya al principio del libro, que de todos los descendientes del malogrado Felipe El Hermoso ella era la más capacitada para a ver gobernado Francia por derecho propio. Pero su condición femenina la relevo a ese papel que tantas féminas, nobles y regias, se han visto obligadas a asumir a lo largo de los siglos, el de convertirse en el peón de cambio, en un acuerdo político entre dos países con una convulsa historia y relación. Sin embargo, Isabel trasciende a todo eso. Se trata de uno de los caracteres medievales más interesantes y sobre el que más ríos de tinta se han vertido historiograficamente. No se trata de la heroína trágica y melancólica interpretada por Sophie Marceu que nos presentó Mel Gibson en esa maravilla de película que es “Braveheart” del año 1995.
(Otro dato curioso e intelectual que a más de uno seguramente le rompa el corazón: todo lo que pasa en “Braveheart” es eso, una película. En realidad William Wallace e Isabel de Francia no se vieron jamás ni de lejos. Wallace fue ejecutado en agosto 1305 de esa manera tan agradable y poco enrevesada que vemos en el film y que si corresponde a la realidad. Isabel llegó a Inglaterra en 1308 para casarse con Eduardo II cuando contaba con unos 10 o 12 años, y no dió a luz al futuro Eduardo III hasta 1312), Pero tampoco es la arpía avariciosa y traicionera que muchos cronistas nos han presentado a lo largo de los siglos, visión recogida por algún que otro novelista siglos más tarde. La verdad suele encontrarse a medio camino, y es en ese terreno gris donde Maurice Druon se maneja como nadie. Isabel, así pues, se convierte con él en un personaje que tiene derecho a vengarse por haber sido injustamente agraviada y despreciada, que se ha encontrado en una posición de inferioridad en un país extranjero en el que apenas cuenta con amigos. Una mujer que se casó llena de ilusiones para ver que su matrimonio no fue, ni mucho menos, lo que ella podría haber esperado. Se trata de una mujer hermosa inteligente, perfectamente preparada y que sabe cuánto vale. Y que cuando encuentra la posibilidad de hacerse con el poder y el descargo que sabe suyos, no dudará en aprovecharla. Con la ventaja conveniente de que eso además la lleva al amor que tanto ansiado conocer. La relación de Isabe con Roger Mortimer aparece al principio como un auténtico cuento de caballerías, pero con Maurice Druon las cosas nunca son lineales o simples. Y poco a poco la parca realidad, y las ambiciones que conlleva tener tan de cerca, el poder de otorgar un giro oscuro y dramático. Y es que si algo hemos aprendido en esta es que el poder corrompe hasta a la mejor persona, haciéndole cometer auténticos crímenes y llevándole por caminos que nunca pensó hollar. de todas formas, aunque el retrato de Isabel me parece muy bien construido, tengo con ella el mismo problema que siempre he tenido con el resto de personajes femeninos que han aparecido a lo largo de estas páginas, que es que la mayoría de ellas están muy inscritas de alguna forma en aspectos que viran muchas veces más hacia lo sexual o lo romántico. Isabel es una mujer con gran capacidad y ambición política, pero incluso en su forma de actuar tiene mucho peso lo romántico, por su amor hacia Mortimer y el desencanto que le supuso su matrimonio. Es verdad, que es un personaje lleno de capas y que tiene mucho más que aportar, pero en última estancia siento que todo eso es lo decisivo, más que otros factores netamente políticos.

Así pues, Maurice Druon vuelve a hacerlo, a crear una obra adictiva y llena de tradiciones y conspiraciones, en la que lo humano y lo gubernamental se dan de la mano con la ambición, la pasión y la venganza. Los retratos psicológicos que hace de los nobles y reyes de Francia e Inglaterra resultan creíbles por lo bien esbozados que están. Increíble, una vez más, la forma en que el autor galo combina literatura y verosimilitud histórica, como demuestra una gran labor de historiador siendo fiel a los datos y hechos históricos, pero logra rellenar los huecos que los cronistas dejan vacío de una forma colorida, fresca y apasionante. No pocas veces lo hace tirando de rumores y especulaciones de la época que no están realmente comprobadas, pero consigue que todo el conjunto funcione perfectamente, y que la rumorología quede también con todo lo que nos propone que uno se sienta perfectamente capaz de creérsela sin ningún tipo de vergüenza. Su prosa, como siempre, es ágil y entretenida, pero se permite suficientes licencias artísticas para que no sea árida o demasiado simple, con momentos que llegan a ser líricamente hermosos y diálogos ágiles y llenos de fuerza , que hacen avanzar la trama y conocer más de las intenciones de los personajes. Unos personajes que no tienen nada de simple. ¿No os decía antes que este autor se mueve muy bien en los grises? Pues eso se debe a lo humanos que resultan los caracteres que salen de su pluma. Y hay varios que son absolutas y retorcida mente malvados; la inmensa mayoría venderían a su madre sin ningún escrúpulo para conseguir sus propósitos. Pero en casi todo sellos hay una traza humana que el autor sabe manejar muy bien, de forma que consigue que haya momentos en los que el lector sienta piedad hacia ellos o no pueda evitar empatizar con sus personas. Y eso no solo se ve en Isabel, también se ve en los reyes de Francia e Inglaterra, dos hombres a los que la corona les queda demasiado grande.

De todas maneras, también debo decir que probablemente de las cinco que llevo leídas de abrir “Los Reyes Malditos” esta haya sido la que menos me haya gustado. No es por nada, sino porque siento que su principio ha sido excesivamente árido al estar enfocado en la guerra por las tierras de Angulema. Quizás por eso y por la manera tan abrupta con que se nos ha presentado la situación de Inglaterra y a muchos de los personajes más importantes de este país, me costó bastante páginas conectar con esta lectura. Pero cuando lo hice, una vez más Druon me convenció. Y y me demostró por qué la lectura de esta serie es algo que me está haciendo disfrutar tanto. Cada una de sus novelas, de manera independiente tiene una trama también asentada y unos personajes también hilvanados que se sustenta por sí misma, es un pequeño microcosmos que atrapa totalmente y que es una delicia de leer.

No sabéis la pena que me va a dejar el terminar esta secta logía. Aún me quedan dos libros, pero casi me estoy resistiendo a leerlos para no decir adiós a esta propuesta sangrienta y dorada, a este juego de tronos original en el que no hay que dar nada por hecho.
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Megl
 22 April 2019
En este capítulo no solo continuamos asistiendo a las desgracias de la Corona francesa si no que a su vez, la loba de Francia, Isabel, hija de Felipe el Hermoso, diseminará la maldición a La Corona inglesa.
Sigue entretenido y atrapante como todos sus antecesores. Muy recomendable.
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