Y la verdad es que me sentí triste; que irritante terminó siendo Eadlyn, la futura heredera al trono y primogénita de Maxon y América; y la verdad es que no lo entiendo, porque con Ahren, Kaden y Osten parece que hicieron un buen trabajo. Será el peso de la responsabilidad lo que hace que esa joven sea tan cerrada, tan melindrosa, y voluntariosa? El hecho, es que para el final del libro aún no había aprendido alguna lección de humildad, y aunque yo estoy totalmente enganchada al misterio de cual podría ser el escogido; esa niña no creo que tenga ninguna conexión real con los seleccionados, con su pueblo... ni conmigo.
Pero la frialdad de Eadlyn, no marca el destino de ésta historia; lo hace la lealtad de Kile, el carisma de Henri, la amabilidad de Erik, la elegancia de Hale, la ternura de Fox y la personalidad de muchos más chicos, que merecen al menos la oportunidad de ser escuchados por la mujer, por la cual se metieron en ése concurso de popularidad. Y aunque la futura reina, no está por la labor, estoy segura que con el tiempo terminará por descubrir que hay más personas en el mundo con sentimientos... además de ella.
También es triste descubrir que el pueblo de Illéa, no se sintió agradecido, ni aliviado; por los cambios impuestos en su mudo de gobierno, ni en la libertad que se les otorgó. Todo lo contrario, ahora desean algo más, y ésta en manos del Rey entenderlos.
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