Martina en tierra firme

Ha tenido que ser en el segundo intento, pero por fin lo he acabado 📚 Sinceramente, creo que la primera vez se debieron mezclar varias cosas, por que esta vez ha sido duro y lo he pasado mal, pero no ha sido tan angustioso como en ese momento. Puede que estuviera más preparada, o puede que debido a las reseñas que leí esperara muchísimo más drama del que he encontrado. Haber, hay... pero si el libro tiene 700 páginas yo esperaba 600 de dolor y afortunadamente no ha sido así.

Es muy triste ver a Martina cayendo en esa espiral y tirando por la borda las cosas buenas que tiene en su vida por miedos totalmente infundados. Es horrible verla ser tan dura y cruel consigo misma y después con Pablo. Y verle a él luchar por intentar ayudar y llegar a ella y que sea imposible. Ha habido partes muy complicadas de leer y momentos, muy al principio del libro, que hubiera querido tirarle algo a la cabeza a Martina a ver si recobraba un poco de sentido común, por que siempre entenderé que la pasó cuando la historia avanzó, pero no cuando empezó el libro 😤 Eso sí, cuando se empieza a ver la luz al final del túnel y llegamos a la recuperación de Martina y la reconexión como pareja, creo que es de lo más bonito de esta segunda parte ❤️

Quitando a la pareja principal, tenemos a Amaia y Javi que son mi otra pareja estrella (es que ellos y Martina y Pablo son de mis favoritos de todos los libros de Beta). Tienen también lo suyo, y a Amaia dan ganas de darle collejas sin parar por lo mal que se trata también a si misma... tiene que liarla bien para ver la realidad y no distorsionarla a base de miedos. Pero lo hace y Javi sigue ahí y es que son perfectos ❤️

Sobre Sandra tengo poco que decir, nunca me ha gustado, creo que es egoísta, superficial y egocéntrica. Para un momento bueno que tiene con los que la rodean, tiene otros 10 espantosos 😤 Toma muy malas decisiones y vive una vida de pura apariencia que al final la lleva donde la lleva... y de donde aparentemente nunca sale. Sinceramente, no me sorprende siendo como es 🤷‍♀️

En resumen, me ha gustado muchísimo esta bilogía, y sigo amando a Martina, Pablo, Amaia y Javi tanto como cuando empecé, pero no le doy 5⭐️ simplemente por que se que entre este y el primero, me iría al primero de cabeza sin dudar. No soy de las que disfruta sufriendo cuando lee 🤷‍♀️

Martina y Pablo no pasan por su mejor momento, pero algo dentro de Martina los unirá para siempre.

La evolución de los personajes en su mayoría es bastante grande, sobre todo Pablo, que consigue empatizar con Martina a pesar de todos sus vaivenes e intentar entenderla para sacar adelante su relación.

La historia de Javi y Amaia ha sido bonita, pero creo que Javi se merecía algo mejor. Entiendo que es difícil lidiar con las inseguridades de uno mismo, pero eso no te da derecho a tratar a las personas de la forma que lo hace Amaia.

Sandra me ha caído mal durante todo el libro y, aunque me da pena su final, es a donde ella misma se ha llevado y lo que buscaba.

Esta segunda parte ha sido mucho más intensa, aunque en general me parece que todas las relaciones han sido muy precipitadas y que las cosas pasan muy rápido.

Confieso que empecé este libro con bastante miedo, porque ya me habían avisado de que la protagonista sufría un cambio importante y tomaba decisiones que no gustaban a todo el mundo y mucha gente no la entendía. Ahora que lo he leído, he de decir que comprendo que personas no compartieran la forma de llevar algunas cosas que tiene la protagonista y que, como consecuencia, no disfrutaran tanto del libro. Pero no ha sido mi caso. No, a mí Martina en tierra firme me ha enamorado, posiblemente por lo duro que es. de hecho, afirmo, sin dudarlo, que es uno de mis libros favoritos de la autora (detrás de la bilogía Silvia, claro está).
La verdad es que es una novela un poco diferente a lo que suele escribir la autora, posiblemente por ser un libro bastante maduro y profundo, que te hace reflexionar y toca puntos claves y sensibles. Los temas tratados son bastante cotidianos, pero nunca había leído un libro que se centrara tanto en ellos, o al menos, donde se les diera la relevancia debida. Miedos, inseguridades, avances en las relaciones, la manifestación de los sentimientos y la comprensión serán pilares a los que haremos frente en esta lectura, quizás no de la manera más "bonita" en algunas ocasiones, pero sí muy realista. La autora consigue plasmar las emociones en el papel de manera mágica, es de las pocas que siempre encuentra palabras para transmitir sentimientos que muchos no sabríamos expresar. He sentido una ilusión increíble, sobre todo en la primera mitad del libro, incluso tuve que parar porque sabía que todo no podía ser de color de rosa, que pronto algo pasaría. No me equivoqué. Con este libro compartiremos sonrisas, momentos para recordar con alegría y dulzura; no obstante, también sentiremos desazón en el pecho, desasosiego, dolor, pérdida, lágrimas... Admiro a Elísabet Benavent por ello, por hacerme sentir parte de esta historia y darme tanto con los libros que escribe.
Que sí, que en estas setecientas páginas, reconozco que hay partes algo lentas, en comparación con otras. Es que Martina es mucha Martina, le da muchas vueltas a la cabeza, se come el coco demasiado y siempre le da el significado más retorcido a las cosas. Pero ella es así, complicada en sí misma. Martina es una protagonista insegura, que ve que su vida ha dado un giro 180 grados, cosa que descoloca a cualquiera, y más a ella, que está acostumbrada a tenerlo todo controlado y a reprimir sus sentimientos. Martina comete muchos errores, le da vueltas a la cabeza de mala manera, pero la he entendido a la perfección. Hace sus inseguridad casi tangibles y he sufrido mucho, con y por ella. Puede llegar a cansar ver como repite y repite lo mismo, infravalorándose, pero a mí eso no me ha pasado. de Pablo estoy más que orgullosa. Ha demostrado una entereza y una madurez increíble, es todo sentimientos, todo pasión y un punto de apoyo fundamental. Es un hombre que me encanta, lleno de vida, que sabe apreciar todo lo bonito de ella y tomar decisiones difíciles y arriesgadas cuando es necesario. Me ha enamorado un poquito más con cada gesto, sonrisa y detalle que tiene. Pablo, Martina y tú sois unos valientes, y vuestra historia es dura, a la par de maravillosa.
Amaia es una chica que sigue gustándome mucho, me hace reír, también tendrá sus momentos de flaqueza y bajona, pero nos da momentos muy divertidos. Sus momentos con Javi son geniales, he disfrutado mucho con su relación.
Sandra, en cambio, es la única que me ha sobrado en la bilogía al completo. No he entendido su sentido, su papel, en la historia. Es una persona amarga, pesimista y egoísta, que tiñe las páginas de gris cada vez que entra en escena. En el mundo hay personas así, sí, tal vez eso es lo que quería plasmar la autora. Sin duda, es de los peores personajes secundarios con los que me he encontrado, más que nada porque no me ha hecho sentir nada de nada, salvo pena y una profunda decepción.
Por supuesto, me ha encantado el guiño de la autora a otras de las novelas que ha escrito, con ese epílogo donde aparecen personajes que ya conocemos de otras historias suyas. Me ha gustado mucho ese detalle, es imposible no sonreír con ese pequeño reencuentro. Sinceramente, he disfrutado al máximo de la historia de Martina, Pablo y el mar. Ese mar que representa todo y más.

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"Podría haberme salido mal. Lo sabía. Era un riesgo con el que contaba". Así abre Pablo Ruiz el último capítulo. Y, casi sin querer, estas palabras del chef resumen la esencia del libro. 700 páginas cargadas de decisiones que tomar, riesgos, intensidad, frenesí, cotidianidad y erotismo desmedido.
Pese a ser un libro inicialmente enfocado en la vida de Martina, Pablo consigue cargar con parte del peso de la trama de este segundo libro de la biología "Horizonte Martina". Pablo ahora es el que se encuentra en tierra firme y, Martina se encuentra abrumada por el oleaje que agita su mente.
Inicialmente, su intensidad me frenó. Empecé a leer el libro, pero los sentimientos de los personajes me atravesaban demasiado. Así que, decidí darle un tiempo. Me reconcilié con el libro y logré entender algunas de las situaciones planteadas que, inicialmente, no comprendía. El carácter de Martina se hace algo difícil de entender. Te provoca la necesidad de abstraerte de tu propia forma de ver las cosas para llegar a entenderla en algunos momentos. Y Elísabet Benavent consigue que, a partes iguales, odies y ames a la protagonista.
La autora consigue despertar emociones dentro de ti a partir de los personajes. Te agitan tus ideas, te hacen pensar y hasta te desgarran. Conseguir generar empatía por los personajes es clave y, desde luego, Elísabet Benavent lo consigue.
Debo decir que es mi primera saga de la autora, pero me ha generado cierta adicción que no puedo frenar. No sé si ha sido la intensidad de Pablo o la forma en la que Martina nos representa a todos (en nuestra mayor o menor medida), pero voy a darle más oportunidades. Este libro consigue alejarte de tierra firme por unas horas.
Y por último, cabe destacar la forma en la que la autora habla sobre la depresión postparto y el papel de las madres en el nacimiento de sus hijos. No romantiza la situación, de hecho, critica a aquellos que lo hacen. Y Benavent consigue plasmar las dudas que muchas madres pueden tener al nacer sus hijos. Consigue remover, y eso es importante.

A ver por donde empiezo porque me cuesta mucho hacer esta reseña. Este libro no tiene nada que ver con el primero de la bilogía, pero nada. de hecho si los lees independientes ni lo notas. Adoro a Elísabet Benavent y siempre disfruto con sus libros y todos me arrancan carcajadas. Todos menos este. Se me ha hecho tedioso en ocasiones y leía por inercia con unas ganas locas de acabarlo ya. En este segundo libro nos volvemos a encontrar con una Martina distante y fría, no llegué a congeniar con ella en el primer libro y menos aún lo he hecho en este. La he notado lejos durante toda la lectura, muy lejos. Y sin personalidad. Se ha dejado llevar durante todo el libro por las decisiones que han ido tomando los demás por ella sin demostrar si en realidad estaba o no de acuerdo, un ni frío ni calor de manual. al contrarío, a Pablo lo he descubierto más en este segundo libro y lo que he visto de él me ha gustado pero me ha faltado ese clic entre ellos, la chispa, el hilo invisible que une a dos personas que tan bien describe Elísabet que te hace suspirar y que en este libro no he encontrado. El resto de personajes simplemente bien, sin más, haciendo una mención especial a Javi que se ha convertido en mi personaje favorito de la bilogía, con diferencia. Algo que me ha acabado de desesperar durante toda la lectura ha sido la falta de más diálogo, hay capítulos llenos de reflexiones sobre la vida y el amor y páginas y páginas filosofeando. En serio, no era necesario. Que te gusta saber qué piensan los personajes? Si. Pero todo en pequeñas dosis por favor. En definitiva, este libro ha sido mi gran decepción de todos los leídos de la autora. Y me da pena y rabia, toda, porque con el primero me divertí mucho pero este peca en exceso de drama y hace que mi admiración por los personajes y mis ganas de saber más de ellos haya ido cayendo en picado a cada página que pasaba.

Esta segunda parte de la bilogía me ha gustado mucho aunque se me hizo un poco larga, al contrario que la primera, suceden muchas cosas, idas y venidas, aparece la inseguridad y el miedo y todo se complica. Son como varias historias en una, Amaia sigue siendo de mis personajes favoritos, también tiene que hacer frente a sus fantasmas más que nunca, se refuerza su amistad, así como la de Pablo y Javi (que paciencia con ella), Sandra cada vez se va distanciando más del grupo, aunque no desaparece del todo y Martina pasa por muchos estados, es muy dificil enfrentarse a tantos cambios en tan poco tiempo y no sabe bien como gestionarlo dado su carácter reservado y cuadriculado. Lo pasa fatal, aparecen los celos, pero al final aprende a transmitir sus sentimientos y decir las cosas que le salen de dentro, no sin ayuda y poco a poco. En esta segunda parte Pablo me ha encantado, su forma de tratar a Martina, con Diego, sus convicciones y saber lo que quiere y no flaquear.
Toca muchos temas; embarazos, trastornos alimenticios, problemas de autoestima, muy bien documentado, de forma respetuosa, también tiene mucho sentido del humor, tiene unos puntos cómicos muy buenos sobre todo cuando aparece Amaia.
Tengo que reconocer que en momentos me ha emocionado, principalmente con Diego y sus primeros meses juntos.
El final ha sido perfecto para unos personajes muy especiales y alocados.
El epílogo todo un regalo, casi con otra historia, muy recomendado!

Martina no está pasando por su mejor momento, después de descubrir que Pablo está casado todas sus palabras han perdido su validez frente a ella. Él no se encuentra mucho mejor, aunque no está dispuesto a perder a la única mujer que le ha hecho sentir de verdad. Un embarazo no buscado, un trabajo en una isla paradisíaca. Los miedos, dudas y problemas de Martina para relacionarse crearán el caos en esta relación que tiene tanto amor como locura. La segunda parte de la bilogía es una montaña rusa, todo pasa tan rápido que hay momentos en los que no te da tiempo ni a pensar. El cambio de Martina, durante el embarazo y sobre todo después del nacimiento de su hijo, está tan bien expuesto que es imposible no sentir sus miedos y su dolor en tu propia piel. del mismo modo que la ansiedad que le genera a Pablo ver cómo ella se aleja sin que él pueda hacer nada por evitarlo. Pero no son los únicos con una vida movidita, Amaia y Javi están poniendo toda la carne en el asador y van muy en serio en su relación. Lo que deja a Sandra, que ya sentía que su vida se desmoronaba atándose al primer clavo ardiendo que se cruza en su camino, aunque no sea lo mejor. Porque muchas veces es complicado gestionar las expectativas con la realidad. La trama en conjunto me ha gustado, es muy del comienzo de Elisabeth y de esas historias que te dejan un buen sabor de boca.

Wooow!!! No sé porque he tardado tantos años en leer esta bilogía, la tenía pendiente y nunca me animaba. Me he enganchado de una forma brutal a la historia de Martina y Pablo, los cambios que hay en la vida de los personajes desde la primera parte hasta esta segunda son tantos que no podía aguantar las ganas de saber qué iba a pasar.

Algo que me ha gustado mucho del final es como mete la autora a personajes de otros de sus libros, me hizo especial ilusión! Han pasado varios días desde que acabe la lectura y sigo recomponiéndome, esta segunda parte es más dura, pero igualmente he disfrutado de leer a Elísabet, como siempre.




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La vida de Martina ha empezado a girar a una velocidad que marearía a cualquiera. En unos pocos meses ha conseguido el trabajo de sus sueños; ha conocido al cocinero que más ha admirado en toda su carrera profesional; se ha enamorado; ha aprendido a ver, oír, oler y sentir cada cosa de la vida que antes no podía comprender; ha logrado asomar la cabecita de ese caparazón con el que nació y del que le cuesta horrores salir; y está embarazada. Cualquiera estaría en shock, así que Martina más. No sabe cómo ha pasado, qué va a hacer y si va a ser capaz de sobrellevar aquello o por el contrario eso mismo le arrastrará mar adentro.

Estoy en un momento lector bastante malo que espero que no me dure mucho más tiempo, y puede que ese haya sido el motivo por el que no he disfrutado de este cierre como me hubiera gustado. He reído, me he emocionado, me he enfadado... Pero no lo he disfrutado del todo. Porque lo cierto es que me he pegado tres semanas para leer un libro que podría haber leído en unos pocos días.

La doble narración, como ya viene siendo costumbre en los libros de Elísabet Benavent, ha sido un gran punto a favor. Otro aspecto positivo ha sido leer más capítulos narrados desde el punto de vista de Pablo. En la primera parte de la bilogía me quejé de que sus capítulos eran todos hablando del pasado y repitiendo los mismos relatos una y otra vez. Pero aquí conocemos su presente y lo que está viviendo al mismo tiempo que ella.

En esta segunda parte vemos a una Martina totalmente diferente a la que pudimos ver en Martina con vistas al mar. Está embaraza. Está embaraza después de llevar más de diez años pensado que jamás podría tener un hijo. Y está embaraza de Pablo Ruiz, el chico que le ha enseñado a ver la vida de una manera que jamás pensó que pudiera existir, que le ayudó a exteriorizar sus emociones y al que quiso con todo su corazón. Pero él le ha mentido, y no cree que pueda perdonarle nunca.
Pero aparte de las situaciones externas, hay algo en Martina que no está bien. Ella lo siente así. Y en esta segunda parte de su historia conocemos el lado más gris de ella.
Pablo también cambia. le vemos luchar contra su intensa y pasional manera de vivir la vida por la necesidad de madurar a la fuerza. No es que haya sido un chico inmaduro a lo largo de sus treinta años, pero sí uno que cree que hay que vivir sin arrepentirse y aprender de los errores. Y eso es justo lo que se ve obligado a hacer. Y según avance la historia deberá remar contracorriente, conociéndose más a sí mismo y a su pareja.

Por estos motivos su relación se verá afectada negativamente. Su historia de amor tendrá gran peso en el libro, y es un pilar muy importante sobre el que se formarán muchas otras cosas. Miedos, inseguridades, complejos, celos, inexperiencia, son solo algunas de las barreras con las que se encontrarán.

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“—Vamos a hablar de otra cosa.
—No. Ya no puedo vivir sin tu pelo suelto entre mis dedos —dijo—. Yo soy para ti y tú para mí, porque eres mi mar en calma. Y yo tu viento de cara.”
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Amaia y Javi también tienen lo suyo. Personalmente, me encantan los dos. Pero después de haber reconocido sus sentimientos hacia él después de pasar muchos años siendo mejores amigos, la cosa no ha salido como esperaban. Y es que Amaia tiene muchísimas dudas, muchísimos miedos y muchísimas ganas de mantenerse alejada de él. Pero Javi, SU Javi, no se va a dar por vencido porque, por mucho que Amaia sea una burra, una cabezota y una tonta del culo (palabras suyas), la quiere, y va a luchar para que lo suyo pueda ser.

Sandra, por su parte, sigue sin encontrar su sitio. Ella sigue sin caerme bien pero la he entendido en muchas ocasiones. Martina y Amaia dicen que son sus mejores amigas pero no siempre se comportan como tal. Me han molestado esas situaciones porque por muy mal que me caiga esta chica, he empatizado con ella y lo he pasado mal.

Esta novela se me ha hecho más larga que la primera parte, y no ha sido por las treinta páginas de más que tiene. La primera mitad del libro la leí super rápido y se me hizo amena y divertida. Pero a partir de un momento clave en la historia, todo se vuelve más lento, más tedioso y me costaba un mundo coger el libro y ponerme a leer. A esto ha podido influir el bloqueo lector que tengo desde principios de verano, pero si que es cierto que la segunda mitad de la historia es más repetitiva, más centrada en los sentimientos de los personajes. Era totalmente necesario, sí, pero hubiera disfrutado más de la lectura si todo esto hubiera estado repartido y no en, literalmente, cientos de páginas seguidas.

Me gustaría comentar el epílogo, aunque no puedo, obviamente. Me ha gustado mucho. Muchísimo. No puedo decir todavía si era necesario o no cerrar la historia de esa manera, pero sí que me ha sacado una enorme sonrisa y me ha hecho pensar en muchas cosas.

En fin, adiós Martina. Ha sido un placer conocerte y que me hayas dejado ser espectadora de tu historia. He aprendido cosas contigo que ni siquiera me había planteado, y ya por eso ha valido la pena. Te echaré de menos a ti y a todos los que te han acompañado.
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Segunda parte de la bilogía. Desde mi punto de vista el mejor de los dos. Quizás porque es donde de verdad vemos las flaquezas de los personajes, sus inseguridades. Con momentos desgarradores. Donde asistimos al crecimiento emocional sobre todo de Martina, en el que juegan un papel fundamental Diego y Pablo. Con este me ha hecho llorar. Pero desde luego no me lo podía perder.