El arte de engañar al karma

La sala, como no podía ser de otra manera y tal y como lo fueron sus primas hermanas anteriores (muchas y durante muchos años), era un cuartucho oscuro y mal ventilado que olía a café a bocadillos de fiambre barato.

Si a algo canta la música es al amor. Y si no encontramos palabras, siempre tendremos canciones con las que decir aquello que no logramos explicar.

Te seduce la idea del alma gemela, ¿no? Pues déjame decirte algo…, hay cientos de personas para nosotros. Estamos hechos de demasiados colores como para que solo encajemos con uno en concreto. Y, además, cualquier querer, por breve que sea, es querer. Y vale la pena.

El silencio es una habitación con eco donde nuestros pensamientos rebotan hasta hacerse gigantescos.

Cuando acabamos de conocer a alguien, solo vemos la capa exterior. Si invertimos tiempo en averiguar más, se van quitando pieles. Capas. La persona se desnuda y nuestra forma de mirarla... cambia.

El destino. Puedes o no creer en él, pero lo cierto es que hay algo. ALGO. Serendipia. Destino. Dios. Karma. Llámalo como quieras, pero hay cierta fuerza en el universo que hace que la vida se rija con algunas normas. La casualidad, por ejemplo. La causalidad, su prima hermana. A veces, sin darte cuenta, un hecho azaroso alarga el dedo hacia el castillo de naipes de la vida y... echa abajo todas las cartas.

-Ni siquiera te cae bien, ¿qué te importa lo que opine? -me regañó, cariñosa, Laura.
-Soy mujer, me han programado genéticamente para pasar la vida demasiado preocupada por lo que piensen los demás de mí como para ser completamente feliz.

Durante unos segundos nos sobrevoló una quietud extraña, como si los que íbamos a ser estuvieran mirándose antes de que todo pasase.

Ella no lo sabía. Ella no tenía ni idea. Pero, joder..., tenía unas alas inmensas que, como no sabía que existían, nunca había extendido ni experimentado qué se siente con ellas. Me pregunté si abarcarían el mundo.

Qué pena, Eloy. Con lo guapo que eres. Con lo jodida y absolutamente guapo que eres...¿cómo es posible que en un castillo tan hermoso habite un rey tan feo?