El arte de engañar al karma

No sé si creo en la felicidad, en la felicidad plena, inconsciente y sin límites, a la que nos enseñan a aspirar. Pero sí creo en la infelicidad como algo humanamente muy sencillo de conseguir, solo necesitas querer contentar a todo el mundo. Y ahí lo tienes: infeliz de por vida. Y venimos sin billete de vuelta.

Por malo que te parezca un día, solo tiene veinticuatro horas y el sol volverá a salir.

Su sonrisa pequeñita me atravesó con la fuerza con la que lo hubiera hecho una lanza, pero sonreí, porque no dolía.

- No es que crea en las medias naranjas, pero...-
- Pero te seduce la idea de alma gemela ¿no? Pues déjame decirte algo..., hay cientos de personas para nosotros. Estamos hechos de demasiados colores como para que solo encajemos con uno en concreto. Y, además, cualquier querer, por breve que sea, es querer. Y vale la pena.

Notar que la conversación con esa persona agita el cerebro por dentro. Que la verías a todas horas, aunque no lo hagas. Que le contarías cualquier mierda que se te cruza por la mente.

“Cualquier querer, por breve que sea, es querer. Y vale la pena”.

Si a algo le canta la música es al amor. Y si no encontramos palabras, siempre tendremos canciones con las que decir aquello que no logramos explicar.

La rabia contiene pasión. Si algo no te toca de cerca, de algún modo, no sientes rabia.

Si no puedes alcanzar la perfección, al menos inténtalo de tantas formas como quieras.

"Me gusta la ingenuidad que atesoras y que te permite seguir sorprendiéndote y sintiendo a pleno pulmón. Sientes como quien grita y eso me gusta. Me gustan muchas cosas superfluas y otras muy hondas, pero lo que más me gusta de ti es que nadie, jamás, podrá llamarte cobarde".