—Habría ido a por ti —dijo, y cuando vio la mirada recelosa que ella de lanzó volvió a decirlo—. Habría ido a por ti. Y si no pudiera caminar, me arrastraría hasta ti y, sin importar lo rotos que estuviéramos, lucharíamos juntos, con los cuchillos y las pistolas disparando. Porque eso es lo que hacemos. Nunca dejamos de luchar.
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