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Críticas sobre La trilogía de Nueva York (8)
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Eldesvandellector
 24 January 2022
¿Somos realmente quiénes queremos ser? ¿Os lo habéis preguntado alguna vez? Realmente somos la versión de nosotros mismos que deseamos ser, o hemos aceptado el cruel designio del destino y simplemente existimos por el mero hecho de existir. Esto y más (mucho más) es lo que encontraremos en “La trilogía de Nueva York”. Tres historias que indagan en la identidad del ser humano, en la lucha interna con nuestros demonios y en lo absurda que puede llegar a ser la existencia en sí misma.

La primera historia, “Ciudad de cristal”, ha sido la que más me ha gustado. Un relato que aborda la búsqueda de la identidad, con una trama detectivesca como hilo conductor, y que nos muestra lo peligroso que puede llegar a ser obsesionarnos con dicha búsqueda.
El segundo relato, “Fantasmas”, también me ha gustado mucho. Algo más extraño que el primero, ahonda en la lucha interna con nuestros demonios o fantasmas, valga la redundancia, y en como esa lucha puede condicionar nuestra vida.
La habitación cerrada” es la tercera historia y aquí el autor sigue la temática de la identidad, pero abordada desde otro punto de vista, de una manera muy original a la par que peculiar. Si bien es el relato más lineal de todos, me ha parecido que es el más simbólico y metafórico.

Sin duda son relatos muy introspectivos y creo que cada persona debe leerlos y adentrarse en ellos sin saber mucho de qué tratan e interpretar cada historia desde su punto de vista.
Ha sido mi primer acercamiento a la obra del autor y ya os aseguro que no será el último. Ha sido un gran descubrimiento y presiento que Paul Auster será un autor que me gustará mucho y del que disfrutaré sus libros.
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Guille63
 09 December 2023
“He venido a Nueva York porque es el más desolado de los lugares, el más abyecto. La decrepitud está en todas partes, el desorden es universal. Basta con abrir los ojos para verlo. La gente rota, las cosas rotas, los pensamientos rotos. Toda la ciudad es un montón de basura.”

En una entrevista se ofreció a la consideración del autor una interpretación de “Trilogía de Nueva York”, esta fue su respuesta:

“Lo que sea que digas probablemente será interesante y tal vez no se aleje demasiado de la verdad, pero no significa que sea consciente de ello cuando escribo. Todo surge de un zumbido inconsciente y realmente no sé lo que estoy haciendo. Si suena bien, lo hago, y si suena mal, lo rompo y empiezo de nuevo. Todo tiene que ver con un estado emocional en el que te encuentras, ciertos tipos de imágenes que te atrapan y se sienten poderosas y convincentes.”

Interpretaciones aparte, ese zumbido inconsciente es lo único que realmente importa, lo tiene que oír el autor pero también lo oye el lector cuando entra en ese estado emocional, cuando consigue esa conexión con el texto, que hace tan especial el encuentro con algunos libros. Un zumbido siempre muy personal, pero que en el caso de libros tan abiertos y sugerentes como este lo hacen aún más propio e intransferible. Como dice un personaje en “La habitación cerrada”:

“Las historias sólo suceden a quienes son capaces de contarlas… las experiencias sólo se presentaban a quienes eran capaces de tenerlas.”

Yo he tenido la suerte de oír el zumbido, de tener una experiencia con “Trilogía de Nueva York”, tres experiencias, de hecho, distintas y parecidas pues las tres historias vienen a decir cosas muy similares y prácticamente con los mismos elementos. Escritores metidos a detectives y detectives que parecen escritores (no es una novela de detectives, sí de escritores) que en un momento de sus vidas se dan cuenta de que no son ellos quienes las dirigen y se rebelan de la mejor forma que pueden. Personas que dejan de vivir para centrarse en la vida de otros, uno para autodisolverse en otros yoes, otro inocentemente y sin pretenderlo, el último para borrar su influjo.

“Escribir es una actividad solitaria. Se apodera de tu vida. En cierto sentido, un escritor no tiene vida propia. Incluso cuando está ahí, no está realmente ahí.”

La identidad, el gran tema de Auster, más relevante para alguien como él que en cada libro tiene que desdoblarse en un sinfín de personajes ¿Quiénes somos? ¿Podemos estar seguros de lo que creemos que somos? ¿Llegamos a conocernos alguna vez o nos vamos haciendo cada día más opacos? ¿Pudimos ser otra cosa, nuestra vida podría haber discurrido por otros caminos, cómo de distintos podríamos haber sido, somos solo fruto del azar? ¿Hasta qué punto podemos rechazar las imposiciones que nos vienen de fuera e imponer nuestra voluntad? ¿Hasta qué punto nuestro propio pasado nos empuja en una dirección?

“En general, las vidas parecen virar bruscamente de una cosa a otra, moverse a empellones y trompicones, serpentear. Una persona va en una dirección, gira abruptamente a mitad de camino, da un rodeo, se detiene, echa a andar de nuevo. Nunca se sabe nada, e inevitablemente llegamos a un sitio completamente diferente de aquel al que queríamos llegar.”

Pero también hay infinidad de otras cuestiones. No pocas tratan sobre el lenguaje, la relación entre las cosas y las palabras que las nombran, una mítica lengua natural, las limitaciones que el lenguaje nos impone… Sobre el escritor y la literatura, sobre el escritor y su oficio, el amor que deben sentir por las palabras, la necesidad que tienen de creer en el poder de los libros, la confusión entre narrador, personaje y autor, la posibilidad o no de retratar la realidad, de representarla, de fijarla, de ser su espejo, la oscuridad como causa y fuente del escritor, la necesidad imperiosa de escribir, la necesidad imperiosa de ser leídos, la forma en la que les gustaría ser leídos… No está la historia en las palabras, sino en la lucha, y…

“… si significa algo o no significa nada no es la historia quien ha de decirlo”.

Sea como sea, la novela es intensa, desconcertante, contradictoria, autodestructiva incluso, y hermosa. Bien puedo hacer mías, para cada una de las novelas y para todas en su conjunto, las palabras de uno de sus personajes:

“Todas las palabras me eran conocidas, y sin embargo parecían juntadas de un modo extraño, como si su propósito final fuese anularse unas a otras. No se me ocurre ninguna otra manera de expresarlo. Cada frase borraba la frase anterior, cada párrafo hacía imposible el siguiente. Es extraño, entonces, que la sensación que sobrevive de ese cuaderno sea de gran lucidez.”
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fjls7518
 22 May 2024
Paul Auster escribe muy bien. Es un auténtico mago de las palabras. Hace malabares con ellas como le viene en gana. Escribe de una forma sencilla, entendible y clara. Sí bien es cierto que se enreda demasiado en pensamientos trascendentales propios, que opino que al lector ni le van ni le vienen, ni seguramente le interesen. Tiene finales un tanto sorprendentes por el descoloque que te deja y eso tampoco suele ser un punto a favor.

Acabo de leer una de sus obras más importantes condormada por tres novelas cortas, que juntas conforman la conocida como Trilogía de Nueva York. La primera parte de mi crítica puede ajustarse perfectamente a las 3. Lectura entretenida que fluye sin demasiada complicación.

Quizá la que más me haya gustado sea la primera, Ciudad de Cristal. Seguida de la última, la habitación cerrada, dejando como la más floja para mí la segunda, Fantasmas, al ser un poquito más filosófica y existencial de lo que debiera.

Hasta siempre, genio
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Naviru_Shorno
 20 April 2024
«La trilogía de Nueva York», obra de Paul Auster publicada en 1987, se presenta como una antología de novelas policiacas que consta de tres relatos intrincados donde la intriga y el misterio son los protagonistas principales. Con 381 páginas, el libro nos sumerge en historias complejas, donde la identidad del protagonista es deliberadamente ambigua o confusa.

Auster teje narrativas multifacéticas que desafían al lector a descifrar cada detalle y a contemplar diferentes perspectivas. Sin embargo, esta complejidad puede resultar un tanto exigente para algunos lectores, ya que la trama puede parecer lenta y extravagante en momentos clave. Es necesario un análisis detenido y una interpretación perspicaz para captar plenamente el mensaje del autor.

En cuanto a la recomendación, aquellos que disfruten de las novelas policiacas y estén dispuestos a enfrentarse a un desafío literario encontrarán en esta trilogía un territorio fascinante para explorar. Ambientada en la icónica ciudad de Nueva York, estas historias ofrecen una experiencia única que invita al lector a formar sus propias conclusiones sobre la obra. No apta para todos los públicos.
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Claudia
 19 May 2024
Me encuentro ante una recomendación literaria para este 2024, con una novela que une tres historias entrelazadas entre sí.

Unos personajes a los que no se ven muy cuerdos y que no van a dejar indiferente al lector.

Al ser tres novelas en una, trataré de hablar de todas ellas por separado y en conjunto, para detallar el hilo conductor.


¿Qué vamos a encontrar en esta novela? Tres historias que están unidas por suceder en la ciudad de Nueva York, aunque todas tengan personajes diferentes.

Una novela con una prosa compleja y enrevesada, que ralentiza la lectura dando, en ocasiones, demasiados datos como para que el lector pueda quedarse fácilmente con todos los detalles.

Ciudad de cristal nos presenta a un escritor que busca dar sentido a su vida haciéndose pasar por detective privado.
Un intento de versionar El Quijote que deja claro que Paul Auster no ha entendido del todo la obra.

El autor mismo hace acto de presencia como uno de los personajes, mostrándose a sí mismo como un buen escritor (otro nivel de ego superado).

Se trata de una historia de misterio extraña y sin sentido que trata sobre la búsqueda de uno mismo, a la par que menciona grandes obras de la Literatura y la torre de Babel.

Fantasmas nos trae unos personajes con nombres de colores. Una historia que da comienzo en 1947 (varias décadas antes del relato anterior).
En esta obra, nos encontramos a un detective que debe seguir a un hombre.

Entre divagaciones, Azul investiga a Negro en una rutina cansina y aburrida. Las historias que el detective se monta en la cabeza son más interesantes que el relato en sí.

Resulta paradójico que el autor mencione que un libro que Azul lee resulte aburrido y demasiado descriptivo, cuando precisamente esta historia aburre hasta a las piedras y es innecesario que te cuente hasta las películas que el protagonista ve, con todo lujo de detalles.

La habitación cerrada es una historia que trata sobre la relación de amistad del protagonista con el que fue su mejor amigo y que ahora ha desaparecido son dejar rastro.

Es la única de las tres que está narrada en primera persona por su protagonista.

Entre las divagaciones detalladas a las que Paul Auster nos tiene acostumbrados, se vislumbra un poco de misterio.

Una historia de amor y de odio, de engaños y mentiras, en que el misterio y la parte policiaca brillan por su ausencia.

Las tres historias quedan conectadas a través del protagonista de la habitación cerrada, así como con la idea de emplear escritores como investigadores y la presencia de El Quijote.

Decir que Paul Auster ha reinventado la novela policiaca con esta trilogía es una exageración y un insulto a los verdaderos autores del género.


Mensaje de la novela: El propio autor menciona en la novela que la intención de los libros es la de entretener, por lo que eso es lo que busca: proporcionar entretenimiento al lector.


Personajes: Los personajes de esta obra son excéntricos y extravagantes. Cuesta comprenderlos y llegar a su verdadera esencia.

No llegamos a conocer del todo a los personajes, aunque sí que se aprecia que tienen una gran complejidad y Paul Auster intenta darles profundidad a nivel psicológico, a veces con trastornos o traumas.

En cada una de las novelas que componen esta trilogía, los personajes son por completo diferentes, aunque sí que poseen características similares y muchos de ellos muestran clichés propios de las novelas de espías o policiacas.


Lo que más me ha gustado: El hecho de que, por increíble que parezca, Fantasmas puede entenderse a pesar de que no haya diálogos marcados con guiones o comillas.

Que se note el hecho de que Paul Auster ha intentado utilizar recursos literarios diferentes para enriquecer las obras y darles su toque de originalidad.

La presencia de El Quijote en parte de la obra, aunque el autor no haya comprendido bien la obra de Cervantes.


Lo que menos me ha gustado: La lentitud con que avanza la trama en todas las partes de la obra.

La gran cantidad de datos que se dan de golpe al lector y que ralentizan aún más la historia.

Que el autor nos intente vender la idea de lo malos que fueron los españoles en América, pero que los ingleses fueron unos santos.

Las divagaciones que hace el autor sobre temas cotidianos y que no aportan nada a la historia.

La forma en que el autor quiere crear misterio, logrando crear una historia incomprensible y aburrida en el proceso.

Que una novela de misterio resulte aburrida, es malo, que las tres que componen la obra lo sean, es imperdonable.

La forma en que los actos deleznables de los protagonistas quedan justificados, en un alarde vergonzoso de machismo y misoginia.

Los finales de todas las historias son abruptos y precipitados. Un sinsentido que no da buen cierre a una novela (y ocurre en las tres).


Conclusión: Esta es una de las obras más extrañas que he leído nunca. No sé si sería capaz de recomendarla, pues me ha costado mucho acabarla.

Como experiencia lectora y por ver algo diferente, creo que merece la pena, pero no creo que vaya a querer releerla en un futuro. No me ha dejado buen sabor de boca y no tengo ganas de seguir leyendo más novelas de Paul Auster.
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Yani
 20 September 2018
Qué lectura tan amena, tan rápida (estoy sacando los días en que tuve que dejarlo por los estudios) y tan conflictiva. Estas tres novelas me parecieron más una forma de problematizar la identidad y la literatura antes que un homenaje a New York a través de la escritura. Si la ciudad puede considerarse como un espacio inquietante y en movimiento, entonces New York es un claro ejemplo. Y Paul Auster aprovecha esa vorágine para mostrar también cómo allí nadie es quien dice ser: las personas roban identidades ajenas, las absorben, las transforman, las viven. Haré un breve comentario sin spoilers de las tres novelas.

Ciudad de cristal (1985): un escritor de novelas policíacas que se apellida Quinn recibe un llamado por equivocación. El escritor usa seudónimo y, extrañamente, quien lo busca lo confunde con otro escritor. Acepta el caso ¿Le servirá su experiencia como creador de un detective? Eso, tal vez, es lo menos importante. Porque cuando Quinn empieza a trabajar en el caso, no hay nada que indique una normalidad en el asunto. Lo cierto es que esta novela atrapa por la forma en que ahoga al personaje en su propia red, en sus obsesiones y en el hecho de “creerse otro”. Muy, muy buena y con varias referencias literarias. Las primeras páginas son las mejores y revelan un estilo fluido y complicado a la vez.

Fantasmas (1986): esta es la más extraña de las tres, la más desconcertante. Eso no significa que sea mala, sino todo lo contrario: Auster parece redoblar el juego de las identidades y, para colmo, los personajes tienen nombres de colores. El estilo es parco, pero efectivo. También es de género policial y no termina como uno lo espera. La explicación esclarecedora que todos buscamos en el último capítulo de una novela del género no se sirve en bandeja y resulta extraño. No estoy contando el final. Simplemente, estoy señalando su particularidad. No sé si me gustó más que Ciudad de cristal, pero la amé (otra vez) porque toca la literatura como tema secundario, pero pone especial foco en el proceso de escritura.

La habitación cerrada (1986): creo que aquí hay un problema de usurpación de vida, más que nada. Una forma práctica y poco sutil del intercambio de identidad. A un hombre le piden que se encargue de los manuscritos de un escritor desaparecido. Todo lo que viene después sería mucho más emocionante si hubiera menos enredos con mujeres que no salen del interés amoroso y/o del interés sexual. El personaje principal me cansó con sus hormonas (y es un adulto, vale aclarar). La literatura vuelve a ocupar un plano importante, ya que las publicaciones y la escritura mueven las decisiones de un protagonista que desentierra el pasado casi para siempre. La novela está narrada en primera persona, pero el personaje que narra me desagrada.

A modo general, diría que Auster se siente muy cómodo con la escritura y la literatura en estas tres novelas, a tal punto que le sirvió para elaborar tres historias policiales y peculiares. Para algunos, quizás, se vuelva cansador. Creo que vale la pena darle una oportunidad y seguramente es el mejor lugar para comenzar a conocer a este autor. al menos, a mí me funcionó. La trilogía de Nueva York, según mi parecer, apunta a un público lector de clásicos que no se asuste con los spoilers y que le siga la pisada a estos personajes cultos y perdidos en una ciudad que se paraliza con sus conflictos internos.
Enlace: https://desarmandoclasicos.b..
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DianaGL
 22 May 2024
Hace años leí El palacio de la luna y no me fascinó. No seré yo la que vaya contracorriente y discuta la calidad de sus libros, de hecho he elegido este libro después de ver que es su obra más representativa pero no voy a poder decir que es de mis autores favoritos.
De las tres historias que lo conforman, la mejor con diferencia es la tercera La habitación cerrada. La primera, Ciudad de cristal, es muy quijotesca y aprovecha para meter disertaciones. La segunda Fantasmas, es la más original y sin sentido, la que menos me ha gustado.
Mi sensación global es que alarga la historia de más añadiendo parches, a mi se me hace tedioso y pierdo interés. Sí me gusta la ambientación que utiliza y las descripciones también son notables.
En fin, el libro no está mal, quizá tenga que esperar otros años para volver a intentar acercarme a otra obra suya a ver si puedo por fin decir que me gusta Paul Auster como a casi todo el mundo.
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Xfi
 01 February 2024
Este libro reúne tres historias cortas publicadas anteriormente (Ciudad de Cristal, Fantasmas y La Habitación Cerrada) y fue el libro que lanzo a Paul Auster a la fama internacional.Hoy en día el tal Auster es considerado uno de los escritores más intelectuales e influyentes de los USA, así que me decidí a leer este libro con tan buenas críticas.Primero, si os lo venden como un libro de historias detectivescas y/o misterio....no lo compréis, porque no va de eso, eso no es más que una excusa.Las tres historias utilizan como telón de fondo la ciudad de Nueva York y sus protagonistas son Detectives/Escritores pero luego resulta que las historias no son más que reflexiones sobre la soledad, la oscuridad y la depresión.Paradigma de la literatura post-moderna Auster no nos propone una narración convencional sino unas historias surrealistas y pesimistas que podemos tomarnos de dos maneras- Consideramos a Auster un genio de la literatura, un renovador, un moderno que nos hace pensar - Consideramos al señor Auster como el representante de la vacuidad más absoluta, el equivalente en literatura a los pintores vanguardistas del tipo mancha negra sobre fondo blanco"Reconozco que no sé dónde quedarme
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