pero la chica que podía contentarse con un Robert Martin dando vueltas a caballo por el campo para buscarle castañas, muy bien podría ser conquistada por la admiración del señor Elton.
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pero la chica que podía contentarse con un Robert Martin dando vueltas a caballo por el campo para buscarle castañas, muy bien podría ser conquistada por la admiración del señor Elton.
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La señorita Bates estaba en la peor situación ante el mundo por tener tanto favor público, y no tenía superioridad intelectual con que excusarse o que que asustar a los que pudieran detestarla, haciéndoles respetarla exteriormente.
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Hay personas que cuanto más se hace por ellos menos hacen ellos por si mismos.
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Las más puras simpatías, los más nobles instintos son perseguidos, calumniados, y si dos infelices almas, a la postre, se tropiezan, todo se halla dispuesto para que no puedan unirse. Lo intentarán, sin embargo. Batirán sus alas, se llamarán, y tarde o temprano, a los seis meses, a los diez años, conseguirán reunirse y amarse, porque así lo exige el destino y porque han nacido la una para la otra.
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No creía que pudiesen ocurrir las mismas cosas en sitios diferentes, y como lo hasta entonces vivido había sido malo, lo que le quedaba por vivir, sin duda, sería mejor.
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El porvenir era un pasillo oscurísimo, con una puerta cerrada en el fondo.
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Su vida, en cambio, era fría como un desván con ventanuco al norte, y el aburrimiento -silenciosa araña- hilaba su tela bajo la sombra en todos los rincones de su corazón.
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Porque ¿acaso no era obligación del varón conocerlo todo, sobresalir en múltiples actividades, para iniciar a la mujer en las energías de la pasión, en los refinamientos de la vida y en todos los secretos?
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Hay personas que cuanto más se hace por ellos menos hacen ellos por sí mismos.
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La mitad del mundo no puede comprender los placeres de la otra mitad.
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Jane Austen (16 de diciembre de 1775-18 de julio de 1817) fue una novelista británica que vivió durante la