Me sonaba muchísimo el libro de antes de que estallase el boom de la serie, lo reeditasen y todo el mundo se lanzase a leerlo, pero no sabía de qué iba, no conocía a la autora y tampoco tenía ni idea del año en que fue publicado, creo recordar que lo imaginaba más antiguo de lo que es. Una vez que supe de qué iba y leí críticas que lo ponían por las nubes, sentí curiosidad, es por ello que en la feria del libro de abril lo compré y he evitado ver la serie antes de leerlo.
El cuento de la criada nos presenta una sociedad distópica en la que las mujeres han sido relegadas a tener un solo papel: la reproducción, punto. ¿Los hombres? Es cierto que también cumplen esta función y que les han quitado muchas libertades, pero están en una situación bastante más ventajosa que las mujeres. Obviamente es mucho más complicado que esto, pero no quiero desvelar demasiado porque justamente todo el libro va de eso: poco a poco te describe esta sociedad y cómo reaccionan y viven las personas que la componen.
Después de lo que os acabo de explicar podéis suponer que el libro no es una distopía como podrían serlo Los juegos del hambre o Divergente, sino más bien como Un mundo feliz. ¿Dónde está la diferencia? En que en las primeras los protagonistas luchan por cambiar esta sociedad, y en la segunda solo se explica cómo funciona (no he leído el libro, pero estoy casi segura de que es así). Defred, nuestra protagonista, no lucha por cambiar el mundo en el que vive aunque desee con todas sus fuerzas volver al pasado, solo vemos desde su punto de vista y sus vivencias cómo es la sociedad para una Criada. Ahora os explico qué son las Criadas.
Esta sociedad se divide por clases: tenemos el Comandante, quien tiene el objetivo de procrear con sus Criadas, aunque tiene una Esposa. Las Esposas son estériles y adoptan a los bebés de sus Criadas; las Econoesposas son las esposas de los hombres con peor posición social, y también tenemos a las Marthas, las criadas de las casas de los Comandantes. Las No-Mujeres son aquellas que han tenido tres embarazos fallidos o mujeres estériles, las cuales son enviadas a las Colonias: si tienen suerte acabarán trabajando en una plantación de algodón, pero la mayoría terminan sus días manejando materiales radioactivos o tóxicos. Las Tías son las encargadas de instruir a las Criadas. Como podéis ver, es una sociedad horrible en la que ninguna ―y ninguno, porque al contrario de lo que creía, los hombres tampoco es que lleven una buena vida, al menos la mayoría― querría vivir. Te vigilan siempre y como cometas alguna falta te pueden ejecutar públicamente o enviar a las Colonias.
Lo que me ha gustado ha sido la manera de meternos en este mundo: nunca de sopetón, sino de forma pausada, detalle a detalle. Atwood ha hecho bien en no saturar al lector con una marea de datos desde el principio, sino ir descubriendo esta sociedad con la protagonista, como he dicho al principio. No te satura, gracias a eso el libro se puede seguir muy bien. La narración es un tema curioso: los diálogos están escritos de manera indirecta y eso hace que la novela sea todo narración y muy poco diálogo, pero sorprendentemente no por ello es un libro lento o tedioso de leer; no os preocupéis, al final del libro descubrimos por qué motivo es así.
El cuento de la criada es un libro que te hace pensar, reflexionar y te pone los pelos de punta porque todo está muy bien hilado y descrito, los detalles lo hacen muy realista, y eso asusta porque te adentras mucho en esta sociedad. Cuando terminaba de leer y recordaba que el mundo real es muy distinto al de este libro suspiraba de alivio. Quizá ahora se nos haga complicado imaginar que esto pueda pasar, pero ¿y antes? Paraos a pensarlo: antes la mujer no tenía ningún derecho, éramos sumisas del hombre y no teníamos escapatoria porque el mundo se nos echaría encima. No podíamos ni administrar dinero, nos obligaban a casarnos con hombres mayores que nosotras y nuestra única función era tener hijos. ¿No os recuerda un poco a la sociedad del libro? Al menos tiene las bases. Hubiese sido muy fácil dar el paso e ir a más. Un solo paso.
En conclusión, es un libro que agradezco haber leído porque me ha hecho reflexionar y pensar y, aunque me haya quedado con cierto miedo en el cuerpo, eso es lo que consigue evitar estas cosas; si nos confiamos solo podemos ir a peor. Si algo le ha bajado la nota ha sido el "sedentarismo" de la trama, me hubiese gustado más que la protagonista se hubiese movido más para cambiar la sociedad, no limitarnos a conocerla. El final abierto tampoco me ha gustado, y aunque no digo que sea malo, es cuestión de gustos personales.
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