Violeta

Existen tantos libros por leer y autores por descubrir, que solo en contadas ocasiones repetimos. Para mí, Isabel Allende es la excepción que confirma la regla.
Hace casi 10 años la leía por primera vez en «La casa de los espíritus», al que siguió «Largo pétalo de mar», «Mujeres del alma mía» y, ahora en 2022, «Violeta».
«Violeta» es la autobiografía en forma de novela de la narradora hacia un personaje llamado Camilo. Relata la historia desde su año de nacimiento, época de la influenza española 1920, hasta la aparición de la COVID-19 2020. Dos pandemias.

Leer a Isabel Allende es como retornar a una especie de hogar. Su narración la diferencia. Para mí no ha resultado ser el mejor de sus libros, porque no ha conseguido que conecte del todo en cuanto a sentimientos y emociones, pero me ha enganchado y me ha encogido el corazón varias veces. Denuncia las crueldades e injusticias que tantas mujeres han soportado a lo largo de la historia, pero también la lucha por el sufragio universal y derechos. Además, relata las dictaduras y gobiernos extremistas y las atrocidades cometidas en esas épocas. Destaca Violeta, protagonista que es ejemplo de mujer que evoluciona, se desarrolla y se supera a sí misma a lo largo de la novela.

En resumen, se trata de una historia desgarradora, directa y bien construida que consigue adentrar al lector desde el primer momento.

Una vez más, Isabel Allende es capaz de sumergirnos en las vivencias de una mujer admirable. Esta vez en forma de despedida para su nieto, Violeta nos narra todas las vicisitudes que a lo largo de un siglo la han ido acompañando. Todo lo que da para gozar, sufrir, aprender, amar e incluso odiar el hecho de vivir de una pandemia a otra. Cargada de personajes variados y complejos, con un ritmo que no decae y contada desde la calma y el amor que concede la edad, Violeta es un canto a la vida en todas sus facetas.