No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
No quería que nadie esperara nada de él. Era la única manera de no decepcionarlos.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
No quería que nadie esperara nada de él. Era la única manera de no decepcionarlos.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
Había cometido un error tremendo al bajar la guardia y permitir que Calix e Iskra se colaran en su corazón. Si había sobrevivido cuerdo los últimos años había sido porque no se había permitido forjar amistades y mucho menos hacer algo tan estúpido como enamorarse y dejar que los amigos que no debería tener se volvieran piezas imprescindibles en su vida. Porque eso hacía mucho más doloroso dejarlo todo atrás y desaparecer.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
Solo ella era capaz de comprenderlo incluso mejor que él mismo y anticiparse a sus deseos y sus necesidades.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
Ese hermoso hombre no sólo era rebelde, orgulloso y desafiante. También era un celoso dueño de sus emociones, empecinado en su independencia y remiso a mostrarse vulnerable.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
Uriel le había abierto el corazón y ella lo había aceptado sin reservas en el suyo. Ya no eran simples amantes. Habían ido mucho más allá. Él era suyo, aunque aún no lo supiera.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
Eso a ella no le interesaba en absoluto, no era su amiga ni su amante. Ni quería que lo fuera. Lo único que le interesaba de ella esa noche era su capacidad para martirizarlo con un poco de sexo sucio y agónico que lo ayudara a olvidar. Que lo hiciera sufrir privándolo del placer. Y eso a Avril se le daba de maravilla.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
Apretó el paso dejándolos atrás. En lo que iba de semana había retomado la costumbre de llegar antes que ellos al portal. Aunque en realidad no servía para nada. Némesis en ocasiones dejaba las cartas en el buzón; en otras, las metía por debajo de la puerta, o sobre el felpudo o donde se le ocurriera, motivo por el cual cada vez dormía menos y peor. La incertidumbre de no saber cuándo ni qué recibiría lo mantenía en vela.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
Está en mi naturaleza engañar y hacer trampas, y se me da francamente bien. Tanto que puedo arruinar la vida de los demás sin que éstos se den cuenta de lo que estoy haciendo. Soy un cabrón ponzoñoso y egoísta. Y me enorgullezco de ello. La vida me ha enseñado que los malvados sobreviven, mientras que los buenos van al cielo. Y, aunque sé que mi vida no será larga, pues Némesis se ocupará de acortarla, prefiero aplazar mi más que ineludible cita con el diablo, la verdad.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
—No es que se lleve mal con los niños —rebatió Iskra poniéndose seria—. Lo que le ocurre es que lo asusta quererlos, por eso adopta esa actitud desagradable y meticona, para mantenerlos alejados. No quiere sentir simpatía por ellos, mucho menos conocerlos o, peor aún, caerles bien y que esperen algo de él. Lo que pasó con su hijo lo ha marcado profundamente. Y lo aterroriza volver a querer a otro niño.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
—Va a ser complicado, está en mi naturaleza ser un cabrón despreciable, pero prometo intentarlo —replicó Uriel burlón, aunque no sonreía.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
—No te equivoques, listillo, no estoy con ella. No me van las relaciones monógamas. De hecho, no me van las relaciones. De ninguna clase.
|
No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
—Yo no pienso que seas un cobarde, tampoco que huyas porque tienes miedo —apuntó Calix—. Creo que te sientes tan culpable por lo que fuera que pasara con tu mujer que crees que no mereces ser feliz. Por eso te comportas como un cabrón egoísta e insensible, y por ese mismo motivo vas a abandonar todo lo que quieres —sentenció antes de seguir a su novia.
|
No lo llames deseo de Noelia Amarillo
Calix se encogió de hombros, la mirada fija en el final del andén. Allí, la oscuridad parecía tragarse la luz, reduciéndolo todo a una nada tenebrosa e infinita.
|
No lo llames deseo de Noelia Amarillo
¿Cómo podía alguien que cada día demostraba su eficacia y su iniciativa creer tan poco en sí mismo?
|
No lo llames deseo de Noelia Amarillo
De nuevo volvía a ser el Calix lujurioso que necesitaba follar a diario. El sátiro disoluto entregado al sexo que se excitaba al más mínimo roce, aunque éste fuera indeseado o degradante. El inútil débil y manejable incapaz de tomar las riendas de su vida y comportarse como un hombre. El estúpido ciegamente enamorado de una mujer a la que no había sabido comprender ni contener y que lo había convertido en un pelele licencioso incapaz de controlar su libido.
|
No lo llames deseo de Noelia Amarillo
Sí, Uriel es mi mejor amigo. Pero a veces me gustaría matarlo. Y si no lo hago es porque, en cierto modo, también él me salvó. Rodrigo me salvó de Verónica. Uriel me salvó de mí mismo. |
No lo llames deseo de Noelia Amarillo
Sólo que no eran los labios de Uriel los que Calix besaba, sino los de ella. Y como él estaba cambiándose de ropa, lo imaginaba desnudo, o, mejor dicho, con un bañador, pues su imaginación era fecunda pero no indecorosa.
|
No lo llames deseo de Noelia Amarillo
Y Calix no pudo evitar desear tener lo que tenían ellos. Esa complicidad, ese amor incondicional, esa confianza ciega el uno en el otro. Pero eso no era para él. Había descubierto por las malas que el amor dolía, que no era un cuento de hadas, sino un relato de terror. Que el amor amordazaba, amortajaba e incluso amorataba si se empleaba la suficiente fuerza. Que amar era, como bien decía la canción, el empiece de la palabra amargura.
|
Besos robados de Noelia Amarillo
Te creo cuando mientes y cuando dices la verdad, cuando callas y cuando hablas. Te creo cuando tus ojos son sinceros y tus sonrisas falsas. Cuando lloras y cuando gritas. Te creo siempre.
|
|
Cual es el nombre completo de Dumbeldore?