El sacrificio del verdugo de Noelia Amarillo
Él llegó hasta el pequeño claro del bosque, dejó caer el fardo al suelo y, sin mediar palabra, lo abrió y sacó un paquete envuelto en tela basta.
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El sacrificio del verdugo de Noelia Amarillo
Él llegó hasta el pequeño claro del bosque, dejó caer el fardo al suelo y, sin mediar palabra, lo abrió y sacó un paquete envuelto en tela basta.
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La Voz de Noelia Amarillo
Harta de soportar tanta incomodidad dejó que su sólido y efímero cuerpo mortal se transformara en la silueta grácil e intangible en la que habitaba su espíritu desde que se había creado a sí misma miles de siglos atrás.
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El origen del deseo de Noelia Amarillo
Mis pupilas se dilatan presas de la fiebre carnal que me recorre.
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Atrévete a quererme de Noelia Amarillo
Voy a ver cómo van mis chicos —musitó Sara. Se quitó el delantal y se dirigió hacia la habitación que Ruth les había asignado a Héctor y a ella en su casa. |
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Falsas apariencias de Noelia Amarillo
Cariño, te has metido dentro de mi piel, has rodeado con tus dedos mi corazón haciendo que se agite con cada una de tus sonrisas y miradas, si eso no es impresionarme...
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Falsas apariencias de Noelia Amarillo
No se te ocurra decir que no eres perfecta. No se te ocurra siquiera pensarlo, porque te estarías mintiendo a ti misma. Mírame. ¿Crees que te estoy mintiendo?
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Falsas apariencias de Noelia Amarillo
Drácula, debes estar más borracho de lo que pensaba si a estas alturas de la noche no eres capaz de encontrar el camino hasta mi yugular
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Noelia Amarillo
Todo hombre se hace a sí mismo. Cada segundo de su vida, cada suceso que le acontece, cada decisión que toma y cada palabra que pronuncia, se mezclan y fusionan hasta convertirse en los sentimientos y principios que llenan el ánfora intangible que contiene su personalidad. De cada persona depende llenarlo de miel... o de hiel.
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Quédate a mi lado de Noelia Amarillo
tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida. Pocas flechas se lanzan hoy en día, pero demasiadas palabras se pronuncian sin pensar y demasiadas oportunidades se pierden por falta de valor
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Quédate a mi lado de Noelia Amarillo
Dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. A veces la ventana que queda abierta conduce al precipicio más profundo, al abismo más oscuro. Saltar por esa ventana es la opción más aterradora. Pero tras el salto, en algunas ocasiones, la oscuridad se convierte en un arcoiris brillante que te conduce, como si de un puente se tratara, a la consecución de tus deseos.
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Morder tus labios sobre sábanas de seda de Noelia Amarillo
Más específicamente, a las familias que se querían. Y ella ni era familia ni quería serlo. Porque, ¿de qué valía desear algo que nunca se haría realidad? Era más seguro no desearlo. No quererlo. No pensar en ello. |
Morder tus labios sobre sábanas de seda de Noelia Amarillo
Estaba acostumbrado a ser el fuerte, quien resolvía todos los problemas, propios y de su familia, y quien llevaba toda la carga sobre sus hombros y se había ido a enamorar de una mujer que no admitía que nadie se inmiscuyera en sus asuntos. Que, de hecho, ni siquiera compartía con él la gran mayoría de sus asuntos. ¡Era exasperante! Y muy frustrante. |
Morder tus labios sobre sábanas de seda de Noelia Amarillo
Esas idioteces románticas no le pasaban a ella. Lo suyo era el sexo sin compromisos. Esporádico y elemental. Sin sentimientos de por medio. El amor era para los soñadores como su hermanastra. Aunque, antes de conocer a Jota, Índigo no había sido lo que se dice romántica. Más bien al contrario. Era como ella, realista. A ambas les había quedado claro de pequeñas que el amor no era saludable. Que dolía y corrompía. Que por él se moría y se mataba. Y también se mutilaba, pensó mirándose la mano izquierda.
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Morder tus labios sobre sábanas de seda de Noelia Amarillo
—[...] No es como tú —gruñó furioso. Con ella. Con él. Porque ya no era suficiente. Porque necesitaba más. Una mujer que lo desafiara y lo hiciera sentir vivo de nuevo.
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Morder tus labios sobre sábanas de seda de Noelia Amarillo
Y el universo se detuvo e implosionó, recordándole por qué se había enamorado de ella. Por su fortaleza de espíritu y su actitud rebelde. Por su autosuficiencia y su carácter pendenciero. Por la mujer que era. Y sería suya. |
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Nadie más que tú de Noelia Amarillo
El niño pelirrojo asintió una sola vez y caminó con contenida gravedad hasta los dos montoncitos de arena que señalaban la portería del equipo de los chicos. Se colocó en el centro exacto y dio varios saltitos cambiando el peso de un pie a otro mientras observaba con atención a su contrincante: Enar Bocacloaca, una niña de siete años, los mismos que él. Pero ella no era tan bajita ni estaba tan escuchimizada como él. De hecho, le sacaba casi una cabeza. Y además tenía una mala leche terrible.
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¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?