No lo llames sexo... ¿O sí?: 2 de Noelia Amarillo
Apretó el paso dejándolos atrás. En lo que iba de semana había retomado la costumbre de llegar antes que ellos al portal. Aunque en realidad no servía para nada. Némesis en ocasiones dejaba las cartas en el buzón; en otras, las metía por debajo de la puerta, o sobre el felpudo o donde se le ocurriera, motivo por el cual cada vez dormía menos y peor. La incertidumbre de no saber cuándo ni qué recibiría lo mantenía en vela.
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