EL INOCENTE de Mario Escobar
La vida parecía una larga prolongación de días infinitos, ahora sabía que no era cierto, que todos estaban sujetos a las mismas leyes de la existencia.
|
EL INOCENTE de Mario Escobar
La vida parecía una larga prolongación de días infinitos, ahora sabía que no era cierto, que todos estaban sujetos a las mismas leyes de la existencia.
|
Mision Verne de Mario Escobar
Este gran círculo representa a la Tierra y en su interior está la tierra mítica de Chang Shambhala. Según las leyendas budistas es la fuente de la sabiduría eterna y en la que viven seres inmortales que están en perfecta armonía con la naturaleza. El Reichsführer Heinrich Himmler nos envió para encontrar esa ciudad. Muchos creen que la raza aria proviene de ese pueblo.
|
Desaparecida de Mario Escobar
Un golpe puede impedirte andar hasta que te recuperes, pero una piedrecita en el zapato te hará tanto daño que pasarás un par de días sin poder caminar.
|
|
El club de los martes de Mario Escobar
Cada estrofa le recordaba la insensatez de la vida, la vana pretensión de que algo de lo que hacía o pensaba valía la pena. Muy pocas veces se había detenido ante el vacío inexorable de una fosa abierta.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Ahora sé qué eso era la felicidad, que las pequeñas cosas cotidianas son el material con el que se forma un día perfecto y una vida plena.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
(...) desde el mismo momento en que damos a luz, un lazo irrompible nos une a nuestros hijos para siempre. Sufrimos cuando ellos lo hacen, nos duelen sus sufrimientos y nos atemorizan sus fracasos, disfrutamos de sus triunfos y no logramos distinguir dónde terminamos nosotras y empiezan ellos.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
No sé si existen el alma y la eternidad, tampoco me interesa saberlo, al fin y al cabo, si me muero mañana lo descubriré, pero si en el fondo no somos más que partículas prestadas a alguna estrella, me sentiré igual de satisfecha.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Pensé que todo el mundo se había vuelto loco, pero que había cierta cordura en querer salvar a los niños, ellos comenzarían de nuevo el mundo que nosotros estábamos arrasando y esperaba que aprendieran de nuestros errores.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Dicen los filósofos que la muerte es otra dimensión de la vida, nuestra compañera de viaje, aunque preferiríamos ir solos. Siempre fiel, ya que aunque todos te abandonen ella no te dejará hasta tu último aliento.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Mi mente regresó a los recuerdo del barrio judío. Todo ese sufrimiento demostraba que el mundo está gobernado por un espíritu erróneo, por eso no importaba lo que hiciéramos como individuos hasta que cambiáramos aquel paradigma. Inspirar a los demás con el amor que somos capaces de transmitir, intentar contrarrestar el odio y el miedo, por medio del pensamiento y la esperanza.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Sentía que había fracasado, hasta que comprendí que el mismo hecho de sobrevivir ya era una victoria.
|
|
La casa de los niños de Mario Escobar
La gente en el campamento iba cada noche a una obra de teatro o una revista, parecían hipnotizados por sus propios deseos de vivir. No es nada nuevo, todos intentamos olvidar la muerte con los cantos de sirena de la alegría vocinglera de la fiesta, el placer o el dinero, aunque al final a todos nos termina alcanzando. Nadie puede vencerla. Por eso es mejor acostumbrarse a ella, pero a nuestros contemporáneos se les ha enseñado a negar su existencia, como si fuera un fantasma inventado en una noche fría de invierno.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Si le contara a un joven que la mente siempre se mantiene igual, que mientras nuestros huesos, tendones y músculos se debilitan, nuestro espíritu, en cambio, sigue manteniéndose fuerte y que el cuerpo es en el fondo una cárcel para el alma, no me creería.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Desde hacía mucho tiempo, ya no experimentaba tristeza o alegría, notaba el corazón frío, añoraba en parte mi juventud, toda aquella vida por delante que imaginaba como escritor. Poco a poco, mi existencia se convertía en pasado y tenía la sensación de que no había ningún futuro por delante.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Todos intentamos evitar el silencio y la soledad, no deseamos reencontrarnos con nuestras conciencias. Somos como puras máquinas que no deben detenerse, partes de un engranaje que debe funcionar a la perfección. No hay principio ni fin, cada día se repite de manera casi exacta.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Pensé que, a pesar de los males que azotaban a mi país y al mundo entero, la humanidad era consciente de que la libertad era su esencia y su bien más preciado, por lo que estaba convencido de que al final no aceptaría otra cosa y se rebelaría contra los tiranos que habían invadido nuestra nación y, lo que es peor, nuestras almas.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Sin esperanza el ser humano no puede vivir, es el combustible que hace que nos levantemos cada mañana y nos arriesguemos a salir a la calle. Tenemos esperanza de que no nos sucederá nada, que nuestros seres queridos volverán a casa sanos y salvos al final del día. Por eso a la vida hay que concebirla como un camino de fe y esperanza; la utopía parece siempre lejana y jamás llegará si no empezamos por cambiarnos a nosotros mismos. Cuando dejamos de mirar aquello que nos mantiene a flote, nos hundimos, nos invade el vacío y el pesimismo. Muchos creen que la felicidad consiste en conseguir logros, acumular bienes o en el placer, pero la verdadera felicidad se encuentra en la paz interior que te proporciona saber que tu vida tiene un propósito y que al cumplir esa misión el mundo se convertirá en un lugar mejor.
|
La casa de los niños de Mario Escobar
Todo tiene un precio, hasta un hermoso paisaje en un recóndito lugar espera con avidez un corazón que lo contemple emocionado. La belleza espera en vela a que el caminante se acerque y la contemple para ser admirada una vez más. No quiere oro ni plata, lo único que pretende es nuestro estremecimiento y nuestra emoción.
|
Gregorio Samsa es un ...