Los fuegos de otoño de Irène Némirovsky
Sentía vagamente que 'el fuego', como lo llamaban los hombres, no sólo quemaba el corazón y la carne de los pobres chicos, también iluminaba cosas confusas, tenebrosas, desconocidas, que habían dormido hasta entonces, profundamente sepultadas en ellos.
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