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Los papeles póstumos del Club Pickwick de Charles Dickens
El hombre que puede dar un juicio acertado sobre un animal, puede dar un juicio acertado sobre cualquier cosa.
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Los papeles póstumos del Club Pickwick de Charles Dickens
El hombre que puede dar un juicio acertado sobre un animal, puede dar un juicio acertado sobre cualquier cosa.
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Cuento de Navidad de Charles Dickens
—En este mundo tuyo —repuso el espíritu—, hay quien proclama conocernos y realiza en nuestro nombre los actos a los que les mueve su pasión, orgullo, mala voluntad, odio, envidia, intolerancia y egoísmo, pero son tan ajenos a nosotros y a los nuestros como si no hubieran existido nunca. Recuerda esto y cúlpales a ellos de lo que hacen, no a nosotros.
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Cuento de Navidad de Charles Dickens
—¿Quién y qué es usted? —preguntó Scrooge. —Soy el espíritu de las navidades del pasado. |
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Cuento de Navidad de Charles Dickens
Para empezar, digamos que Marley estaba muerto. De eso no cabe duda alguna.
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Historias de fantasmas de Charles Dickens
Si un hombre se hace arisco y bebe solo en tiempo de Navidad, tiene que hacerse a la idea de que nada bueno le resultará de ello; no sea que los espíritus intervengan, y que su existencia esté más allá de toda duda.
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Historias de fantasmas de Charles Dickens
De ningún mode debe concluirse que, por el hecho de ser un hombre sepulturero y estar constantemente rodeado por los emblemas de la mortalidad, haya de ser un hombre arisco y melancólico.
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La pequeña Dorrit de Charles Dickens
"—Espero no haberme portado mal. Nunca le habría sido útil a nadie si no hubiera fingido un poco.
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La pequeña Dorrit de Charles Dickens
Así transcurrió la fiesta de la pequeña Dorrit. El oprobio, el abandono, la maldad y los peligros de la gran capital; el frío, la humedad, las horas lentas y las nubes rápidas de la noche desolada. Así transcurrió la fiesta, y a su término la joven volvió a casa, fatigada, con la primera neblina gris de una mañana lluviosa.
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La pequeña Dorrit de Charles Dickens
Y pensó (quién no ha pensado alguna vez por un instante) que quizá sería mejor fluir monótonamente como el río y compensar la insensibilidad a la felicidad con la insensibilidad al dolor.
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La pequeña Dorrit de Charles Dickens
Entre tanto las flores, pálidas e irreales bajo la luz de la luna, se alejaban río abajo, del mismo modo que otras cosas más importantes que hemos llevado en nuestro pecho, que han estado cerca de nuestro corazón, se alejan de nosotros rumbo al mar de la eternidad.
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La pequeña Dorrit de Charles Dickens
miró las nueve ventanas, una tras otra, y pareció ver nueve paisajes desolados. [...] después subió de nuevo y observó atentamente todas las alfombras del primer piso; como si fueran profundidades tan sombrías como su alma oprimida.
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La pequeña Dorrit de Charles Dickens
—No. No. No. —Volvió a mover la cabeza al repetir lentamente cada negación, con un gesto de muda tristeza del que él se acordaría mucho después. Llegaría el momento en que recordara el gesto, al cabo de mucho tiempo, en esa misma cárcel, en esa misma habitación.
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La pequeña Dorrit de Charles Dickens
Si tienes que encerrar, encierra; pero recuerda que eres, en palabras del africano encadenado, un hombre y un hermano.
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Una història de dues ciutats de Charles Dickens
Era el millor dels temps, i era el pitjor; era l’edat de la saviesa i la de la ximpleria; era l’època de la fe i l’època de la incredulitat; l’estació de la Llum i la de les Tenebres; era la primavera de l’esperança i l’hivern de la desesperació; tot se’ns oferia com a nostre i no teníem absolutament res; anàvem tots directament al Cel, tots ens precipitàvem cap a la direcció contrària
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Historia de dos ciudades de Charles Dickens
Forjad otra vez la humanidad con semejantes martillos, y se torcerá bajo vuestros golpes y creará los mismos monstruos; sembrad nuevamente el privilegio rapaz y la opresión tiránica, y podéis estar seguros de que recogeréis los mismos frutos
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Historia de dos ciudades de Charles Dickens
En vano trató de luchar, porque el amor, mucho más poderoso que el odio, centuplicaba la fuerza de la señorita Pross
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Historia de dos ciudades de Charles Dickens
¿Cómo habría de ablandarse si para ella misma no tenía compasión?
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Historia de dos ciudades de Charles Dickens
También la hija tiene cabellos rubios y ojos azules —dijo Jacques saboreando sus palabras—. Por otra parte, las niñas son una rareza. ¡Son tan graciosas esas cabecitas!
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Historia de dos ciudades de Charles Dickens
No tengo mucho miedo, ciudadano Evrémonde, ni me niego a morir si la República, que debe hacer tanto bien a los pobres, ha de sacar provecho de mi muerte; pero no veo en qué puedo serle útil…
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Historia de dos ciudades de Charles Dickens
Di pues al viento y a las llamas dónde parar, pero no me lo digas a mí
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Su trama cuenta la historia de un hombre avaro y egoísta llamado: