La pequeña Dorrit de
Charles Dickens
.... y la pequeña Dorrit se dedicaba a dar paseos en un coche de alquiler que le habían dejado y vagaba entre las ruinas de la antigua Roma. Las ruinas del antiguo anfiteatro, de los antiguos templos, de los antiguos arcos conmemorativos, de las antiguas vías tan transitadas, de las antiguas tumbas, además de ser lo que eran, eran para ella las ruinas de la vieja cárcel de Marshalsea, las ruinas de su antigua vida, ruinas de los rostros y formas que la habitaban antaño, ruinas de sus amores, esperanzas, deseos y alegrías.