Cuento de Navidad de Charles Dickens
—En este mundo tuyo —repuso el espíritu—, hay quien proclama conocernos y realiza en nuestro nombre los actos a los que les mueve su pasión, orgullo, mala voluntad, odio, envidia, intolerancia y egoísmo, pero son tan ajenos a nosotros y a los nuestros como si no hubieran existido nunca. Recuerda esto y cúlpales a ellos de lo que hacen, no a nosotros.
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