No sabéis las ganas que tenía de leer por fin este libro, ya que su primera parte, Una maldición oscura y solitaria (reseña), fue de mis mejores lecturas del 2019.
Mucho hemos esperado para poder leer la continuación, pero la espera ha valido la pena y ha sido una segunda parte que no me ha decepcionado.
Y eso que iba con un poco de miedo, porque había leído opiniones que decían que bajaba el nivel con respecto al anterior, pero a mí me ha gustado mucho, aunque es cierto que quizá tiene un poco menos de acción.
La trama comienza poco después de los acontecimientos del primer libro, cuando la maldición ya está rota, pero el reinado de Rhen todavía peligra. Con Harper a su lado, Rhen quiere demostrar a su pueblo de que es un buen rey, pero los rumores de que hay un hijo ilegítimo que lo convertiría en el verdadero heredero están causando que la gente desconfíe de él.
Rhen necesita encontrar a Grey para poner fin a esa inseguridad que hay alrededor de él, pero Grey está escondido en otro lugar, bajo un nombre falso. No quiere que salga a la luz ese secreto y, mucho menos, enfrentarse a Rhen, hasta que Emberfall es de nuevo amenazada con ser invadida por Karis Luran.
Será su hija, Lia Mara, la que intentará convencer a Grey de que él puede poner fin a esa inminente guerra entre los dos reinos.
En este libro los puntos de vista cambian radicalmente y en vez de estar narrados por Rhen y Harper, pasamos a Grey y a un nuevo personaje, Lia Mara. Y, aunque cuando me enteré me dio un poco de miedo ver cómo sería este cambio, tengo que decir que ha sido todo un acierto.
Y este giro en la narración tiene su explicación y es que la trama se aleja del arco argumental del primer libro, presentándonos otras cuestiones y otros frentes.
Salimos de Emberfall, dejamos atrás el castillo y nos adentramos en otros lugares y así conocer más el mundo que ha creado la autora, sus gentes y su forma de vivir.
Un aspecto social que hacia falta descubrir y que nos mostrará las diferencias entre clases, el sufrimiento, las injusticias y ese comienzo de sublevación que comienza a originarse.
Y es que en este libro la parte política también tiene un peso más grande que en su predecesor. Habrá hostilidades entre reinos, intereses políticos y comerciales, complots, estrategias.
Creo que es una trama mejor construida, quizá más pausada ya que se toma su tiempo para desarrollarla, pero igualmentre entretenida y en la que, de una u otra manera, no paran de suceder cosas.
Asimismo sigue manteniendo ese tono oscuro de su primera parte, aunque esta vez de la mano de Karis Luran, una reina mucho más tiránica a la que no le tiembla el pulso si tiene que mandar a ejecutar a alguien y que no conoce ni la compasión ni el amor. Para ella todas las relaciones tienen un objetivo y cualquier muestra de sentimiento lo considera una debilidad.
En cuanto a los personajes, he conseguido, por fin, conectar con Grey. Era un personaje que no me desagradaba, pero me daba un poco igual.
Aquí he conseguido conectar con él, entenderle y posicionarme a su favor. Me ha gustado su nobleza y su lealtad (incluso para con Rhen).
Además, el tándem que hace con Lia Mara (cuyos caminos comienzan por separado, pero que acaban uniéndose) me ha maravillado. He visto la química entre ellos, me ha gustado cómo iba evolucionando su relación y he sufrido por ellos y con ellos.
Lia Mara es una chica que, a pesar de ser la primogénita, no está destinada a ser reina ya que su madre cree que no tiene madera para ello y es que, a diferencia de ella, Lia Mara tiene más humanidad y cree en la paz antes que en la guerra. No estamos ante una chica decidida, con arrojo y fuerte y ágil y quizá es por eso que me ha convencido al momento, ya que es más natural y real.
A pesar de que cambiamos los puntos de vista, no quiere decir que dejemos de saber más sobre Harper y Rhen, ya que los dos siguen saliendo en varios momentos de la trama. Aunque mi opinión sobre ellos sí que ha cambiado con respecto al anterior libro.
Harper me gustó mucho porque era una chica con las ideas claras que no estaba dispuesta a hacer lo que los demás le dicen que tiene que hacer. Pero aquí la he visto más sumisa, incluso algo más inmadura ya que defiende a Rhen al 100%.
Y es que Rhen tiene un comportamiento que deja bastante que desear. Tomará muchas decisiones que no van a gustar nada y que no tienen justificación. Entiendo el miedo que puede tener de ver su reino tambaleándose, pero creo que muchas de sus acciones son bastante egoístas.
Un corazón valiente y roto ha sido una segunda parte que he disfrutado tanto como con la primera. Se podría decir que es un libro de transición, pero aún así cuenta con una evolución maravillosa de los personajes y nos muestra una parte mucho más política y social que le da más riqueza a la trama principal.
Además, asienta las bases para su última parte que promete ser de infarto. Sólo espero que no tengamos que esperar tanto para leerlo.
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