Hace unos años leí “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, libro que me dejó absolutamente alucinada y que he recomendado por activa y por pasiva. Poco después, Dicker me volvió a sorprender con “El libro de los Baltimore”, igualmente recomendable. No me atreví con “La desaparición de Stephanie Mailer” que no gustó demasiado pues no quería empañar mi buen recuerdo del autor. Pero cuando se publicó este libro que, según los primeros comentarios, recuperaba la esencia de Harry Quebert no lo dudé y en cuanto pude me puse con él. Ya os adelanto que me ha encantado.
Éstas son mis impresiones
Alaska Sanders aparece muerta el 3 de abril de 1999 a la orilla del lago de Mount Pleasant, una pequeña y tranquila localidad de New Hampshire donde vivía desde hacía unos meses con su novio. Tras una investigación que terminó trágicamente, un hombre fue considerado sospechoso y acabó confesando. Desde entonces se encuentra en la cárcel, condenado a cadena perpetua. En aquel momento se encargó de la investigación, entre otros, el sargento Perry Gahalowood, amigo del famoso escritor Marcus Goldman.
Nos encontramos en el año 2010. Determinadas circunstancias hacen que Marcus se implique en el caso, que se encuentra resuelto, comience a investigar e implique en su investigación a Gahalowood. Hay algo que no le cuadra y, a pesar de que han transcurrido once años y que el asesino confeso se pudre en la cárcel, con la ayuda de Perry, de Lauren (hermana del preso y actualmente agente de la policía) y la abogada del preso, van a tratar de determinar qué es lo que realmente pasó.
La historia transcurre en el presente, entendiendo por tal el año 2010 pero los flashbacks al pasado –al momento del asesinato de Alaska, momentos anteriores y momentos inmediatamente posteriores al asesinato- son constantes. También son constantes las alusiones a Harry Quebert y, aunque menos, también hay algunas a los Goldman de Baltimore. Por eso, a pesar de que este libro se ha publicado en España después de “La verdad sobre el caso Harry Quebert” y de “El libro de los Baltimore”, en realidad estaría entre ambos. Lo ideal sería leer primero el de Harry Quebert y luego éste que no es que sea estrictamente una continuación pero sí tiene mucho que ver.
“La verdad sobre el caso Harry Quebert” me encantó. Es uno de los libros que más me han enganchado nunca; de hecho, lo leí tan rápido que casi me mareé (no exagero, lo digo literalmente, sentía el corazón a mil). En “El caso Alaska Sanders” me he reencontrado con ese autor que tanto me gustó y, de hecho, hay muchas similitudes entre ambos libros, es evidente que han salido de la misma mente.
“El caso Alaska Sanders” es un thriller puro y duro. Engancha mucho, muchísimo. Se vale para ello de una trama absorbente y bien armada que hace que el lector no pueda dejar el libro sobre la mesa. La lectura es tremendamente ágil, las páginas pasan rápidamente y no me hubiese importado que tuviese otras doscientas más. Los giros son frecuentes y el final es inesperado (no sé si alguien ha podido adivinarlo pero lo dudo muchísimo). Además, me gustan esos libros que terminan porque descubres al culpable y todo queda explicado. Pero mosquean porque aún quedan cincuenta páginas (por decir algo). Y tú piensas, esas son muchas páginas para un epílogo o para explicar qué fue de los personajes o para resolver algún fleco… ¿Entonces? ¿Qué va a pasar en esas cincuenta páginas finales? Y lo que pasa es que el autor le da la vuelta a todo como si fuera un calcetín y tú te quedas con la boca abierta. Eso es lo que pasa aquí, cuando Joel Dicker da un giro de 180 grados y lo pone todo del revés.
Marcus Goldman es uno de mis personajes literarios favoritos. Me gustó mucho en Harry Quebert y en el Libro de los Baltimore y me ha gustado mucho aquí. Me encanta su carácter, la forma en la que nos cuenta las cosas, los líos en los que se mete… y su relación con el policía Perry Gahalowood. Ha pasado tiempo y los personajes han evolucionado. Les han pasado cosas y eso les ha marcado. A los dos protagonistas se unirá uno nuevo, nueva mejor dicho: una tal Lauren que tiene un interés personal en la investigación.
Hay dos narradores en la historia. Por una parte, tenemos al principal protagonista que también es narrador en primera persona: Marcus Goldman. Él se encarga de la parte del presente. Por otro, tenemos un narrador en tercera persona que , lógicamente, se encarga de los flashbacks al pasado que Marcus no vivió. Ambos utilizan un lenguaje sencillo plagado de diálogos que hace que el libro se lea sin ningún esfuerzo.
Conclusión final
Me ha encantado “El caso Alaska Sanders” . Quizás no tanto como “La verdad sobre el caso Harry Quebert” pero le doy la misma nota: cinco estrellitas y lo meto entre mis mejores lecturas del año.
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