La Costa de Alabastro

La Costa de Alabastro está ambientada en un pueblecito de la costa normanda en 1947. El ambiente decadente de posguerra, lo sobrenatural y la muerte crean una atmósfera tan perfecta que es casi imposible dejar de leerla una vez empiezas. Por muchos libros que lleve de Victoria (todavía no me creo que solo me falte por leer uno), me sigue sorprendiendo muchísimo la mano que tiene para recrear épocas y lugares tan variados y que cobren vida propia. Las descripciones son tan buenas que consigue inquietarte y que sientas que tú también estás en Monjoi. Aparte de que esta señora escribe de miedo, nunca mejor dicho, JAJAJA.

La novela in crescendo y, desde el principio, deja patente ese aura de misterio y ultratumba. La trama tiene mucho ritmo y adquiere cada vez más tensión conforme pasan las páginas y el final, al menos a mí, me ha parecido totalmente inesperado (aunque cierto detalle sí que me lo esperaba un poco). El miedo juega muy malas pasadas en la mente de los personajes, pero ¿es infundado? ¿O realmente hay alguien, algo, que los quiere fuera de la mansión? A medida que avanzamos, es más difícil apartar los ojos del libro y, antes de que nos demos cuenta, Victoria pone punto y final a la historia y nosotros nos quedamos con los ojos como platos y en shock.

Está escrita en primera persona desde el punto de vista de la señorita Baudin y lo característico de su estructura es que no hay división por capítulos, sino que se trata de un texto corrido. Entre eso, que engancha y que los detalles que vamos descubriendo no hacen más que sumar al suspense, las 150 páginas se leen prácticamente solas.
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Tenía ganas de leer algo de terror gótico o por ese estilo, y como habían leído que este libro lo evocaba, y además quería darle otra oportunidad a la autora, me lancé a por él. Sin embargo, me ha dejado bastante fría. Creo que esta autora no es para mí. La trama sin duda se nota que está basada en historias de terror gótico, pero sin llegar a estar a la altura de estas. Escenas con potencial para convertirse en terroríficas terminan de manera decepcionante; los personajes me parecieron bastante superficiales y a veces con comportamientos que se salían de su personaje, ya fuera con reacciones demasiado dramáticas, o demasiado apagadas, sin término medio, etc.
En definitiva, que este libro no ha funcionado para mí. Eso sí, le reconozco el mérito de haber capturado el ambiente de la novela gótica de terror trasladándola a una época algo más cercana a nosotros que las originales.

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Nos encontramos ante un libro de terror clásico, con suspense aderezado de sucesos sobrenaturales. Victoria Álvarez nos lleva con esta novela corta de 160 páginas a una decadente mansión frente a un imponente acantilado en el norte de Francia, en la Normandía de los años 40. En ella, una enfermera de casos terminales es contratada para paliar en lo posible la enfermedad de una niña llamada Sophie en sus últimos días. La pequeña joven vive con su padre viudo en dicho caserón como únicos habitantes.

Estamos ante una novela de lectura rápida que sabe perfectamente cómo tenerte pegado a sus páginas. Es una trama sencilla de un corte de suspense clásico. Es por ello que funciona tan bien a la hora de leerlo. Las ganas de querer descubrir si finalmente tus supuestos son ciertos te van haciendo continuar para una y otra vez introducirte más dudas a tus conjeturas.
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La costa de Alabastro es un libro que realmente no me ha dado miedo, pero sí ha habido escenas que me han dado un poco de mal rollo, y que, además, le dan ese toque de misterio e intriga a la historia. Sin embargo, el final sí que me ha resultado un poco confuso, porque no me ha quedado muy claro qué es lo que estaba pasando realmente en esa casa, y también me ha faltado un pelín más de desarrollo. Quitando esas dos cosas, ha sido una lectura que me ha mantenido enganchada de principio a fin.
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La costa de Alabastro es una novela corta que apuesta por el terror gótico, ofreciendo una historia que nos acerca a La Segunda Guerra Mundial, mostrando sus consecuencias tanto en el entorno como en la población, a través de una trama llena de misterios y toques paranormales dentro del realismo que Victoria Álvarez tan bien sabe transmitir.
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Es el primer libro que cae en mis manos de esta autora. Tenía muchas ganas de leer algo de ella por las buenas críticas que está cosechando en las redes sociales y en otros círculos de lectura. Elegí este libro a ciegas, sin leer la sinopsis ni las reseñas en otros blogs. Quería que me sorprendiera. Pues bien, aquí está mi reseña.

El libro comienza cuando el matrimonio Renaud, lecheros de profesión, en uno de sus viajes rutinarios a la mansión Clairmont, son acompañados por una enfermera especializada en cuidados para pacientes terminales. La casa, habitada por el señor Alain Clairmont y su hija Sophie, enferma de fibrosis quística, está situada sobre un acantilado en la costa normanda, cerca del pueblo costero de Saint Rèmy-sur-Mer. Es aquí, en este escenario, donde se sitúa la historia.

Nos encontramos en el año de 1947, pocos años después de la Segunda Guerra Mundial. La casa, tras la invasión a Francia, arrastra una serie de estragos, quedando herida de guerra (goteras, tejado en mal estado, grietas en el enlosado, deslucimiento de paredes…) Es muy importante que tengamos en cuenta la mansión en este libro pues es el escenario donde se desarrollará toda la historia.

Los personajes son muy pocos. No nos vamos confundir con ellos, tranquilos. Por un lado tenemos a la enfermera Baudin, que se traslada a la mansión para cuidar de Sophie, la hija de diez años del señor Alain Claimont. Sophie aquejada de una enfermedad terminal, perdió a su madre años antes. Son personajes atormentados por su pasado, con una gran carga emocional, sobre todo la señorita Baudin, que cuenta la historia en primera persona. Narrará su experiencia en la casa Monjoie y viviremos a través de sus palabras los hechos extraordinarios y momentos de máxima tensión en la mansión.

La novela, al ser algo breve, da la sensación de que los personajes están poco desarrollados, faltando profundidad, pero esta ausencia se equilibra con la fuerte personalidad de la casa.

Es una historia de corte gótico o victoriano, como si se tratase de una novela antigua. El punto más fuerte es la gran ambientación de la novela. Hay descripciones de la mansión y su entorno durante todo el libro, creando una novela de ambientes, punto fuerte, como he comentado, de la historia.

El mayor logro de la novela es la tensión que vas acumulando a lo largo de la misma, queriendo pasar una página tras otra hasta llegar al final.

Y el final es sorprendente donde los haya. Un giro inesperado en toda regla. La trama nos conduce a pensar una serie de consecuencias inequívocas al estar atrapados en la urdimbre argumental.

Victoria Álvarez tiene un estilo muy propio para contar historias. Me sedujo de inmediato la manera de narrar y tejer la trama. Todo un acierto y un descubrimiento para mí y otra autora más para mi lista interminable de favoritas.

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Una novela corta con tintes goticos.
Una mansión semi derruida, Monjoie, en lo alto de un acantilado, tres personajes principales, una tormenta de nieve... Es todo lo que necesita la autora para inquietar al lector, componiendo en pocas páginas una historia de profundo calado, que te produce suspense, tensión, intriga y una sensación de desasosiego que pende sobre los protagonistas hasta precipitarse en un final totalmente inesperado.
La protagonista, que además es la narradora, nos sumerge en la atmósfera oscura y siniestra  de los hechos que suceden en la mansión.
Toda la acción se desarrolla en una casa que parece tener vida propia, pero no todo es lo que parece y la autora juega con el lector de una manera que no te ves venir las cosas y cuando llegas al final te quedas con la boca abierta.

Lectura perfecta para leer de noche en penumbra si eres valiente

(Mi reseña en Youtube https://youtu.be/-VjsbnqeGFY min 6:30)


La historia se sitúa en 1947 al terminar la II Guerra Mundial en la costa de Francia en una mansión destrozada por los bombardeos y donde permanecen aún signos del paso de los nazis por allí.
En este libro solo hay tres personajes principales, los demás son secundarios y aparecen en contadas ocasiones en la novela. Para dar más dramatismo, la ambientación que juega un papel fundamental.
En esta mansión viven el padre que se llama Alain Clairmont, viudo, tiene una niña de 10 años, enferma terminal en silla de ruedas bastante aterradora y macabra, llamada Sophie y la protagonista que es quien cuenta la historia, la enfermera contratada por Alain para que cuide a su hija, porque ella se dedica a cuidar enfermos terminales que no son ingresados en hospitales y se desplaza hasta allí, la señorita Lia Boudan.
La novela no tiene capítulos, parece que te vas a perder pero la lees de corrido porque te mantiene en tensión desde el primer momento, tiene todos los clichés de las novelas de terror: Padre viudo con el fantasma de la mujer, ouijas, ventanas que se rompen, acantilados, fantasmas que te llevan hasta el borde mismo a punto de tirarte, pinturas de sangre que aparecen sin motivo aparente, esvásticas, cadáveres colgados del techo, esculturas rotas en un jardín completamente descuidado, tormentas, frío invernal y muchas escenas nocturnas, lo tiene todo para mantenerte en tensión, los sobresaltos que se lleva la señorita Boudan se los lleva el lector, hasta… el giro final…
La escritora consigue una novela en la que tiene mucha tensión y drama con la muerte de la mujer y la muerte que acecha a su hija.
Narrado de una forma muy clásica y un estilo un poco inglés, como las novelas gótica.
Con respecto al final, cuando piensas como saldrá la escritora de este embrollo, como explicar los fantasmas, todas las escenas de terror, de miedo, da un giro y… se me cae un mito, es un final muy pobre para un libro tan, tan, bueno, es un final fácil y previsible ya visto en otras novelas si no de terror si de thrillers o novelas negras. Eso junto con una escena de sexo que no aporta nada a la historia, completamente innecesaria y metida con calzador hace que mi nota a este libro haya sido un 4
Muy recomendable para los amantes del terror
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Una de mis escritoras nacionales favoritas es Victoria Álvarez, y desde que me conquistó por completo con su trilogía Dreaming Spires (me falta el último para acabarla), quiero leer todo lo que esta mujer escriba. Hace poco salió publicado su nuevo libro, una novela corta de terror, editada por el Sello LeeRunas. Como amante de género, era imposible que no leyera esta novela y la he devorado en un día más o menos. Es justo lo que necesitaba en este momento y también considero que es una lectura ideal para estas fechas tan terroríficas. Aquí van mis conclusiones.

Nos encontramos en la costa normanda, recién terminada la Segunda Guerra Mundial. Lia es una enfermera que ha acaba de aceptar un trabajo bastante duro: tiene que cuidar a una niña llamada Sophie, la cual se está muriendo debido a una enfermedad, y para ello se muda a la mansión donde vive la niña con su padre. La mansión es bastante antigua y está medio destruida por la guerra pero Sophie está convencida de que ese lugar está lleno de fantasmas y hará lo que sea para convencer a Lia, la cual es muy escéptica y no se cree nada de lo que le cuenta su paciente. Pero la propia Lia se cuestionará su cordura cuando empieza a ver y a oír cosas extrañas en la casa.

La trama es muy sencilla y es muy típica en libros de este estilo pero funciona muy bien y esto es debido, en gran parte, al talento que tiene Victoria para escribir, sobre todo para documentar y crear una atmósfera inquietante debido a sus descripciones. Es una novela bastante corta, que se lee en un "santiamén" y que te va a mantener absorto/a entre sus páginas, y seguro que cae algún que otro susto. Soy una gran fan de las historias de casas y mansiones encantadas y En La costa de alabastro he encontrado todos los elementos que tanto me hacen disfrutar de ese tipo de historias. A Victoria no le ha hecho falta crear una historia más extensa ni más compleja ya que La costa de alabastro es casi perfecta así como está escrita.


El gran punto fuerte de la novela, como es común en los libros de terror y suspense, es la ambientación. Me ha maravillado todas las descripciones de la mansión, de sus jardines, de los acantilados, de esos días sin parar de nevar que me contagiaban el frío helador, las habitaciones en ruinas, todo esa atmósfera tan lúgubre e inquietante....esto está fantásticamente conseguido es que Victoria es una experta en crear ambiente en todos sus libros y este no es una excepción.

En cuanto a los personajes, Lia no me ha terminado de caer demasiado bien y creo que es lo que la autora intentaba trasmitir. Es una mujer marcada por la tragedia de la guerra, con un gran trauma a sus espaldas. Sophie me ha dado mucha penita y su padre me ha parecido un personaje correcto.

Y ahora os voy a comentar un poco el final. Me ha sorprendido bastante ya que hay un giro argumental que yo no me esperaba para nada. Es muy posible que estuviera totalmente atrapada por la historia y no haya visto las señales pero para mi ha sido todo un "shock" y me ha dejado muy satisfecha ya que adoro con toda mi alma los finales sorprendentes, ya sea en terror, thriller o fantasía. En general la novela me ha dejado con muchas ganas de más y estoy deseando que Victoria se vuelva a embarcar en un proyecto terrorífico como este ya que se le da verdaderamente bien.

En definitiva, La costa de alabastro es una novela de terror corta muy adictiva, ideal para leer en estas fechas (o en cualquiera, si sois fans del género como yo). Terror psicológico en su máximo esplendor. Es un verdadero placer leer los libros de Victoria porque tiene un talento brutal y su pluma es maravillosa.
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Me ha encantado “La Costa de Alabastro”. La oscuridad que impregna cada página, la atmósfera casi asfixiante que recrea, el miedo que pasan los personajes y que traspasa el papel para rozar con sus sutiles dedos al lector… todo es maravilloso en esta novela breve que me ha recordado un poco a “Rebeca” de Daphne du Maurier en lo que a la trama se refiere: una mujer joven que ahora vive con un viudo en una casa que rezuma por todos lados la impronta de una mujer fallecida. El halo gótico de fatalidad que desprende la historia también es un punto a favor para Victoria Álvarez, experta en conseguir este efecto en algunos de sus libros. Su final es un poco abierto, puesto que caben varias interpretaciones a lo ocurrido, aunque yo tengo bastante claro con cuál me quedo.
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